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Los Andes-Domingo 18: Sólo 1 de cada 10 policías se formó en el actual Instituto de Seguridad Públic

Dicen que la intención fue pasar de un policía estilo militar a uno comunitario. Y que buscan erradicar el accionar policial reactivo para basarse en la prevención. Esas fueron las intenciones que manifestó el Gobierno cuando cambió, hace más de un lustro, la estructura del sistema de formación de la Policía de Mendoza. Halagada por algunos, cuestionada por otros, lo cierto es que a la reforma le queda un largo camino por delante: aún no egresa ningún licenciado y más del 85 por ciento de la fuerza policial actual sigue perteneciendo a la vieja escuela.

19 de septiembre de 2005, 13:01.

El plan de estudio abandonó materias como Instrucción militar o Principios de mando y optó por otras como Etica profesional, Información turística, Psicología Social y Comunicación. “Le dan demasiada importancia a lo humanístico, pero hemos perdido instrucción y disciplina”, sostuvo un técnico que pasó por las aulas del Instituto Universitario de Seguridad Pública. La opinión es compartida por otros.
El actual sistema, dirigido por la UNCuyo y el gobierno provincial, consta de tres niveles de formación: el curso de auxiliares (6 meses de cursado y pasantía), la tecnicatura en Seguridad Pública (dos años de cursado intensivo, de 7,30 a 20) y la licenciatura en Seguridad Pública (cuatro años y la tesina).
Pese a que el año pasado, la primera promoción de licenciados terminó el cursado, ninguno de los 70 alumnos presenta aún su tesis. En cambio, la tecnicatura ya cuenta con unos 500 egresados y suman 2.400 los auxiliares. Antes, existían cursos de hasta 20 días para agentes, ahora estos son de seis meses, tras los cuales el egresado ingresa como oficial auxiliar a la fuerza, pero no puede hacer carrera.
“Cátedras como Atención básica para la Salud pueden parecer inútiles, pero cuántos policías han tenido que asistir partos”, argumenta Hugo Duch. Según el director del instituto, todas las materias tienden a reforzar el vínculo del policía con la sociedad y cambiar así “la mala imagen ganada”. “Se busca un perfil de efectivo que “pueda entender la complejidad social y actúe en consecuencia”.
Poder servir y proteger a la comunidad y, en menor escala, conseguir un trabajo seguro son las expectativas que más repiten los test de ingreso, junto al temor generalizado a “perder la vida”. Para la mayoría de los aspirantes, la dinámica policial no es una realidad desconocida: la escuela reserva un cupo del 35% para policías en actividad y, entre los ‘novatos’, hay un promedio del 30% que viene de familia de policías o militares.
Walter de Lóngaro tiene 15 años de antigüedad y siguió la licenciatura porque así puede aspirar a cargos de jerarquía. Para el efectivo, la única diferencia de la nueva educación es que “te prepara para investigar y te da los fundamentos legales de lo que hacés todos los días”.
 
Inmutables
Como en un juego, los estudiantes se mantienen inmutables en sus posiciones mientras unos instructores les arrojan pelotas, muñecos de arena y los insultan. “El alumno debe salir con un equilibrio mental a toda prueba, eso es fundamental frente a tumultos o en el cuidado del orden en eventos deportivos”, contextualiza Duch. En las prácticas, los futuros uniformados aprenden y estudian técnicas policiales -como la preservación del lugar del delito- y analizan situaciones reales. Por ejemplo, esta semana vieron las polémicas imágenes del caso Azcurra y criticaron el operativo policial.
El subcomisario Carlos Puebla de la 34 dice haber transmitido los ejercicios aprendidos a sus subalternos. Considera que “cada educación responde a una época y la actual es la que tiene vigencia en el mundo”. Para muchos policías, el cambio no es tan radical. “Siempre hubo pruebas psicológicas y académicas, incluso ahora el ingreso a la fuerza es más laxo”, opinó un efectivo en narcocriminalidad. “En los operativos, los nuevos oficiales cuestionan más, mientras que los de la vieja escuela acatan enseguida una orden”, dijo.
Las autoridades dicen que la currícula está en constante revisión. Se sumó la materia Seguridad Rural y la preparación para actuar con helicópteros. Además, desde este año, el ingreso será restrictivo.
 
La salud mental, causa de expulsión
“Les enseñamos recursos psicológicos para manejarse en situaciones límites, pero si el alumno no demuestra cierto nivel de salud mental estas herramientas no sirven de nada”, expuso una psicóloga del instituto María del Carmen Segura.
Según Duch, la evaluación psicológica es constante. El aspirante -a cualquiera de los niveles de formación- debe pasar por un test psicológico y otro psiquiátrico. Después, durante el cursado, su conducta es monitoreada por el Dose (Departamento de Orientación y Seguimiento Educativo). “Si a mitad de carrera muestra algún desequilibrio, es dado de baja sin ningún reparo”, asegura Duch y para convencer agrega “el mes pasado echamos a tres por decisión de la junta psicológica”.
Según las psicólogas, los cambios de personalidad generalmente responden a problemas familiares. Desde el inicio, ellas trabajan con test psicométricos (miden la capacidad intelectual) y proyectivos (arman la estructura de personalidad). Para la psicopedagoga Francisca Giordano, el análisis crucial es el de la nivelación, cuando estudian el comportamiento grupal.
Este año, se incorporó una planilla de seguimiento permanente que evalúa aspectos pedagógicos y conductuales (comunicación, relación con otros, agresividad, ajuste a las normas). Al egresar, los alumnos pasan por otro estudio, cuyos resultados se agregan al legajo que presentará en la Fuerza.
 
Modelos de policía
Históricamente, en el mundo han convivido dos modelos de policía: la comunitaria y la militarizada. El primer modelo es anglosajón y el segundo, europeo. El policía comunitario es el típico sheriff respetado por el barrio que aparece en los westerns. Este modelo surgió en Inglaterra en 1829, después se traslada a EEUU. Allí, el policía no es nombrado por el Estado sino por los ciudadanos en la parroquia: buscan al mejor vecino y le dan el “atributo”.
El tipo militar es anterior. Nació con la Revolución Francesa, era la guardia de la monarquía que se convirtió en la Gendarmería francesa. Tras la revolución, Napoleón se encargó de sembrar este modelo en España, Italia y Portugal. “La crea el Estado para defenderse de los tumultos que podía provocar el ciudadano. Entonces, el vecino es visto como el enemigo que quiere romper el orden establecido”, explicó Alejandro Salomón, director académico del Instituto y profesor de Sistemas de Seguridad Comparada. Fue el modelo militarizado el que se coló en los procesos migratorios hacia Latinoamérica y llegó a estas tierras como herencia de los padres hispanos. Ejemplos de estas raíces son los carabineros de Chile o la Federal. Hoy en todo el mundo se dan procesos de reconversión hacia una policía comunitaria. Según el gobierno local, Mendoza es la provincia argentina que ha hecho punta.
Por Gisela Manoni gmanoni@losandes.com.ar 

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