“La relación empresas y universidades está en sus inicios si nos comparamos con lo que sucede en otros países, pero hay señales alentadoras”, explicó María Victoria de Erice, de la Universidad Nacional de Cuyo.
Así la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria de la UNC está dedicada a apoyar y relanzar empresas en crisis y a desarrollar una incubadora de empresas.
“En el 2003 recuperamos a Cerricop, una cooperativa de productores lácteos. Realizamos una reingeniería de planta en la que hicimos una usina láctea para la producción de leche. También diversificamos productos como yogurth y dulce de leche”, explicó Roberto Batiston, de la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria.
Hoy la producción láctea es de 500 litros diarios de leche que abastecen a las escuelas de Mendoza.
“Es una primera experiencia piloto que luego queremos replicar en otros sectores. Estamos analizando empresas conserveras de la zona“, explicó Batiston.
En el proyecto participaron también los profesores y los alumnos de la Facultad de Arte para el diseño de etiquetas, la facultad de Derecho asesoró en los aspectos legales de la cooperativa y la Facultad de Economía en la contabilidad y finanzas de la empresa.
En el caso de la Universidad Tecnológica Nacional, desde el IRB - Instituto Regional de Bioingeniería existe una fuerte orientación hacia la formación de recursos humanos en Bioingeniería e Ingeniería Clínica; realizan proyectos de investigación, desarrollo e innovación y prestan servicios.
Entre sus tareas llevan el control de la cadena de frío de los medicamentos de Cofarmen, la cooperativa que nuclea a más de 100 farmacias.
“La central de control está ubicada en la sede de la Cofarmen y el chequeo lo realizamos las 24 horas. El control de la temperatura es fundamental en vacunas donde la alteración de temperatura puede convertirla en inocua. Lo mismo sucede en el caso de remedios oncológicos”, destacó Antonio Alvarez Abril, del IRB.
El chequeo de los profesionales también se extiende sobre respiradores y cardiodesfibriladores. “Una falla de estos equipos, como un aumento de la energía en el caso de los desfibriladores puede ocasionar la muerte del paciente”, explicó Alvarez. Este mismo servicio de control también se extiende sobre los equipos médicos de las ambulancias.
Ambiente y normas
Si hay una cuerda de calidad que cada vez más se les exigirá a las empresas es el cuidado de sus impactos ambientales
Y nuevamente es la universidad la encargada de hacer monitoreos y realizar asistencias técnicas para estudiar el recurso del suelo, aire, agua, ordenamiento ambiental y territorial y gestión y proyecto ambiental. La Universidad de Congreso está llevando a cabo esta tarea. “Armamos equipos interdisciplinarios junto a otras unidades académicas y sus alumnos” explicó Daniel Pereyra, de la Universidad de Congreso.
“Los estudiantes de Ciencias Sociales realizan encuestas de medición de conflicto social por el impacto que puede tener el emprendimiento en la zona, los licenciados en gestión ambiental llevan a cabo el control de las emanaciones de gases, entre otros perfiles de nuestras carreras”, señaló Pablo Alonso, de la Universidad de Congreso.
Proyectos a futuro
Una característica distintiva de los institutos y laboratorios universitarios es que sus procedimientos están certificados bajo normas de calidad.
Con respecto a los proyectos a futuro desde la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, en San Rafael ya están planteando incubar una planta de producción de vinagre y otra de polisulfuro de calcio. “Les decimos incubadoras porque la universidad asesora a los empresarios en la producción de conocimiento y permite a sus estudiantes realizar pasantías” señaló Batiston.
La Universidad de Congreso está extendiendo sus servicios para reforzar las áreas ambientales de las empresas sino también de municipios como General Alveal, Malargüe, Las Heras y Godoy Cruz. En tanto el IRB de la Universidad Tecnológica están creando el proyecto de incubadora inteligente, una interface comunicacional para personas con capacidades diferentes y sillas de ruedas eléctricas con bipedestador la cual permite a los pacientes poder estar en posición vertical para favorecer la circulación sanguínea de las piernas. La idea de los investigadores es realizar no sólo transferencia tecnológica en hospitales y centros de salud públicos sino también empresas de salud privadas.