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Los Andes-Domingo 22: Opinión:Tirón de orejas y pasos perdidos

Estábamos debajo del óleo imponente que retrata la fundación de Mendoza. Lo clásico: desierto, la montaña al fondo, unos pocos españoles de espada y faldón cortito y un par de indios curiosos, todos congregados en torno a un obelisco de madera, símbolo del crecimiento que los conquistadores imaginaban para la futura gran ciudad.

23 de mayo de 2005, 14:04.

Fue el jueves, en el salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura. "Este libro toca el hombro de la clase política", dijo uno de los expositores, mirando hacia las primeras filas del público. Desde allí atendían el vicegobernador Jaliff, varios intendentes, un buen número de legisladores, dirigentes de partidos políticos, cámaras empresarias y ONGs.

Nelly Gray de Cerdán -investigadora de la Universidad Nacional de Cuyo, autora de "Repensando el Gran Mendoza: Estrategias para el desarrollo urbano"- miró a sus colaboradoras en el trabajo y no pudo disimular su entusiasmo.

Es que su libro es una meticulosa reflexión sobre la historia de muchos intentos y fracasos por gestar para Mendoza una estrategia de desarrollo urbano y un aporte técnico notable para quienes deben tomar las decisiones políticas.

Después, otro de los comentaristas del libro dijo lo que, seguramente, compartían los 200 asistentes que colmaron el salón: "Es un llamado a la clase política, que debió haber gestado hace años una política de Estado en el desarrollo urbano de Mendoza".

Varios se movieron inquietos y hubo caras de circunstancia entre las filas. 

Un lugar, el lugar

No es cualquier lugar el elegido para presentar el libro. Porque pudo haber nacido entre brindis en una cámara empresaria, en algún claustro universitario o en el salón coqueto de alguna corporación (las hay muy interesadas en la tierra y en el agua escasa). Pero se exhibió en la Legislatura -el Congreso provincial-, donde se supone está la representación social y donde debieran nacer los debates de las grandes estrategias políticas de una sociedad democrática.

El lugar suena a desafío. Y, sobre todo, a reclamo: en los cajones de esa misma Legislatura, danzan desde hace unos 12 años, un montón de proyectos de ley de Uso del Suelo y de Plan Maestro de Desarrollo Urbano.

La deuda es enorme: no ha podido trascender las presiones (ni las limitaciones), como para convertirse en estrategia provincial. Esa noche, Jaliff, los intendentes, los legisladores, asentían, asimilando el "tirón de orejas" (como definió uno de los expositores).

Hubo coincidencias: "Esta podría ser la primera página de una nueva historia urbana que todavía nos debemos, un aporte para edificar la política de Estado en el desarrollo urbano de Mendoza, que deberá trascender los cambios de gobierno".

Pretencioso: aquí, muchas propuestas suelen terminar en muerte súbita, con cada cambio en el Barrio Cívico o en la mutación de las mayorías en la Legislatura.

"Hay un abismo entre las palabras y los hechos; entre lo urgente y lo fundamental; entre la pobreza y la riqueza; entre lo provisorio y lo estructural; entre el uso estratégico y el despilfarro de los recursos naturales. Pero se trata de hacer de esta provincia un lugar con mejor calidad de vida", concluyeron las autoras.

Al final, para amenizar, un bandoneón se arqueaba, rezongón, en las manos de un joven, apasionado y casi ajeno, debajo del cuadro de la Fundación. 

La Gran Deuda

La deuda es conocida. De la década de los 40s -último Plan Maestro de la gran ciudad- hasta aquí, se sucedieron los intentos por lo general dispersos, desintegrados, de un plan provincial estratégico.

El proyecto del DEM -plan de desarrollo de las intendencias del Gran Mendoza- se fue en el amague. Corrieron ríos de tinta. Se justificaron creaciones burocráticas con siglas ocurrentes y empleo público abundante. Mientras tanto, la expansión urbana fue incontenible y anárquica: entre los censos 1991 y 2001, el Gran Mendoza llegó a los 950.000 habitantes (un 72% de aumento demográfico). Los grandes urbanistas se desesperarían: el oeste es una foto de la anarquía urbana y la degradación. O la suma de varias anarquías municipales, que luchan contra la precariedad, la miseria y las presiones de poderosas inmobiliarias.

El campo se deshabita y el cemento avanza sobre el verde productivo de Luján y Maipú (entre censos, la migración hacia esos paraísos aumentó 34 y 37%, mientras que en el resto -salvo Capital que bajó un 9%- el promedio anduvo rondando el 16%). ¿Cuál es el criterio? El Gran Mendoza parece 5 ó 6 ciudades pegadas, pero distintas, contrapuestas. Sin planificación integrada. Hay autorización para barrios en el desierto sin infraestructura de servicios, mientras en el área urbana juntan mugre baldíos con todos los servicios. El transporte, y sus miserias, es una vedette tras la cual corren las necesidades de la gente y los manotazos de los funcionarios y legisladores. El cemento se come las viñas, las chacras, los frutales. La ciudad es para los autos y el peatón apenas sobrevive, perseguido. El Imperio del Revés. 

Las brechas groseras

Como no hay todavía -al menos orgánicamente- una política de Estado que encarrile el uso del territorio, sobre un determinado modelo de vida, entonces se discuten presupuestos, leyes de coparticipación y obras, sólo en función del cálculo de ingresos y con el dedo húmedo al viento. O con el ojo puesto en las urnas próximas.

Y no sólo hay caos urbano. Más allá de la peatonal, hay profundas brechas sociales, económicas, culturales y en la prestación de servicios. Es decir, en la calidad de vida en los departamentos. Desde Jocolí hasta Bardas Blancas y desde Las Cuevas hasta el Arco del Desaguadero, hay crudos testimonios de las enormes brechas en la asignación de los recursos públicos. Bastaría mirar el mapa de la miseria. Y el de la concentración urbana. Y el de la polución. El de la calidad de vida en el campo. ¿Cuál es el modelo?

El jueves en "Los Pasos Perdidos" (cuyo nombre espero no sea un presagio), la profesora Cerdán y sus jóvenes colaboradoras le propusieron a la clase dirigente repensar el modelo de vida, los servicios y el uso del territorio.

¿Una utopía en este juego de intereses? Tal vez. Pero con ellas se desvivieron Olascoaga, Civit, Cipolletti, Balloffet, Fader, Ramos Correas y otros.

Hoy, ellos nos enrostrarían mediocridad, vuelo corto, falta de sueños.

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