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Los Andes: Domingo 25: La escuela pública reproduce las desigualdades sociales

Los padres de Walter pagan 35 pesos para que asista a un colegio de Godoy Cruz. Cursa dos idiomas, informática y cuenta con talleres súper equipados. Matías vive a 12 kilómetros de su escuela, en el desierto de Lavalle. Tiene un maestro tutor, pero cursa las asignaturas específicas -como Matemática, Historia- cada 15 días. Raúl vive en Maipú y ayuda a su familia con algunas ‘changas’. Suma inasistencias y se retrasa en los conocimientos. Muchas veces ha pensado en abandonar.

26 de julio de 2004, 13:20.

La escuela de la igualdad, en calidad y acceso, se celebraba -a fines de los ’80- con la imagen de dos zapatos, uno viejo y raído junto a otro reluciente, compartiendo igual pupitre. Puede que ambas realidades hayan convivido en la matrícula escolar, el tema es que la diferencia siguió latente en los índices de permanencia y rendimiento. Ejemplo de ello es que el promedio de repitencia en EGB 3 y Polimodal es del 18 por ciento, mientras que en las escuelas urbano-marginales supera el 25%.

La tasa de repitencia de EGB 1 y 2 en la periferia (8,5%), duplica la de los colegios urbanos (4,7%), aunque las poblaciones rurales llevan las de perder. En estas localidades mendocinas, la tasa de repitencia es el 9%. Las cifras pertenecen a un informe elaborado por el Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), en base a estadísticas de la DGE de 2001.

También, son los alumnos que viven en el campo quienes más se demoran en terminar la escuela. En estas regiones, los niveles de sobreedad ascienden al 29,8% contra un 15% en escuelas céntricas. “El trabajo temporario de los padres, obliga a los niños a cambiar constantemente de residencia y perder el ciclo lectivo”, comentó una psicopedagoga de Maipú, María Esther Federicci.

En el mapa de las desigualdades, aparece con rojo el departamento de Tupungato. Allí, las tasas de repitencia y deserción casi duplican a las de la provincia. En el nivel Polimodal, la situación de las escuelas está más nivelada. Sólo aparecen con ciertas deficiencias Las Heras y La Paz.

“La socialización primaria (la familiar) jamás podrá ser reemplazada por la escuela, por más políticas que se apliquen. Se necesitan años de diagnóstico y trabajo para enfrentar las problemáticas sociales de hoy”, sostuvo Ana Recabarren, la directora de Orientación Psicopedagógica Comunitaria de la DGE.

Las carencias de estimulación y de habilidades sociales, con las que los niños de los sectores vulnerables llegan al nivel inicial, se tornan obstáculos para la inclusión. “No manejan códigos básicos, conocen pocas palabras y hablan en una jerga difícil de comprender”, señala Federicci.

El ausentismo es el factor más señalado por los docentes, porque genera baches insalvables en el aprendizaje. Aquí, hay una relación directa con el incremento del trabajo infantil. En la zona del Gran Mendoza, de los 67.016 niños y adolescentes que cursan en escuelas urbano-marginales, 21.820 trabajan. La mayoría realiza tareas rurales, ‘changas’ y servicio doméstico.

Al ausentismo le siguen como causas las carencias de abrigo, las enfermedades respiratorias en invierno y las largas distancias y las condiciones climáticas, sobre todo en zonas rurales.

En virtud del aumento de la desigualdad educativa, después de varias décadas (desde el Plan Social Educativo de Perón), el gobierno nacional vuelve a priorizar las políticas destinadas a resolver la inequidad. Mendoza está siguiendo este camino con la implementación de la doble escolaridad y las salas de 4 en los sectores vulnerables.

Sin embargo, existe consenso en asegurar que con la Ley Federal de Educación se reforzó eso de “escuelas pobres para niños pobres”. Sin contar que fue uno de los ejecutores de las políticas educativas de los últimos tiempos, el ex ministro Juan Llach, quien realizó una investigación donde muestra que el índice de capital físico (edificio, mobiliario, biblioteca, equipamiento) es de 64% en las escuelas más pobres y del 85% en las ricas. “Aumentó la desigualdad educativa porque aumentó la desigualdad social. Esto sólo se revertirá con inversión”, dijo la titular de la DGE, Emma Cunietti.

“Más que capital físico, necesitamos recurso humano (psicopedagogas). Además, debe haber capacitación y reconocimiento salarial para los maestros que trabajan en zonas difíciles”, indicó la directora de la escuela Della Santa de Godoy Cruz, Nilda Ruiz.

La ley que agudizó la exclusión

La implementación de la Ley Federal en Mendoza terminó agudizando las desigualdades y la deserción en los sectores más carenciados. Además, se instaló una brecha entre los recursos físicos de las escuelas ubicadas en regiones céntricas y las urbano-marginales. Esta fue la conclusión de un informe elaborado por profesores de las facultades de Educación y de Ciencias Políticas de la UNCuyo.

La socióloga Cristina Romagnoli explicó que para asegurar la obligatoriedad de la educación, se levantaron escuelas mal construidas o se sumaron módulos de lata en las escuelas carenciadas. “Llegaron libros y computadoras a estos colegios, pero se quedaban en cajas porque no tenían lugar para un laboratorio”, comentó.

El análisis también incluyó un estudio de campo en un barrio carenciado de Maipú. De ocho alumnos de octavo, uno solo pasó a noveno. “Las familias vieron una posibilidad de inclusión, pero sólo fue frustración. Sus hijos terminaron volviendo a su escuela porque no encontraban lugares en las que aspiraban”, agregó.

En cifras

Zonas conflictivas. Son 278 las escuelas rurales y urbano-marginales de la provincia, que suman una población total de 67.016 alumnos. De estos, 21.820 trabajan. El 56,5% de los niños empieza a trabajar entre los 5 y los 9 años y el 40% restante entre los 10 y los 13. El 83% hace tareas rurales.

Repitencia. El promedio provincial es del 18% en EGB3 y Polimodal y cerca del 7% en EGB1 y 2. La desigualdad es menor en el Polimodal, pero en los primeros niveles Tupungato llega a duplicar la repitencia provincial.

Contexto. Según el censo de 2001, Mendoza tiene 16 mil niños, entre 5 y 14 años, que no asisten a la escuela y 41 mil analfabetos. Sólo el 2,9% de la población que vive en Mendoza es graduada universitaria.

Clima educativo familiar. Un estudio realizado por el IIPE muestra que entre la población con menores ingresos, los adultos no llegan a 9 años de escolaridad. Mientras que el 20% de la población con mayores ingresos supera los 13 años de escolarización.

Las más necesitadas

Las autoridades locales son conscientes en que el problema sólo se resolverá con mayor inversión en las zonas vulnerables. Hacia allí se dirigen con la implementación de la doble escolaridad, las salitas de 4 y el incremento de los jardines maternales (se abrirán 10 nuevos este cuatrimestre). Además, se está realizando un diagnóstico social de cuáles son las escuelas con mayor desigualdad, para implementar soluciones.

La DGE ha seleccionado 30 escuelas -serán 18 más el año próximo- con mayores carencias (alta repitencia, falta de equipamiento) para favorecerlas con el programa nacional PIIE (Programa Integral para la Igualdad Educativa). La coordinadora, Silvia Rivas, comentó que estos colegios recibirán fondos para excursiones educativas y útiles, 500 libros, computadoras y un subsidio para comprar equipos.

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