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Los Andes-Domingo 27: Nacimiento de las cátedras de Economía

Cada año, más de 200 estudiantes reciben su título de licenciados en una Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires que, por su cantidad de inscriptos, es la más grande de América Latina. Y otros tantos se reciben en las universidades privadas locales. Sólo en los Estados Unidos, unos 30.000 estudiantes eligen por año a la Economía para dedicarle su vida laboral o académica.

En todo el mundo, Economía continua siendo una carrera en expansión. Pero, ¿cuál fue el verdadero origen de la enseñanza de esta disciplina?

Una reciente investigación muestra que las primeras cátedras de Economía aparecieron hace ya 250 años. Y que, contra lo que se podría suponer, no nacieron de iniciativas concretadas en países ricos, sino que surgieron en lugares que venían, por entonces, de décadas de atraso, pobreza y crisis. Como Nápoles, Escocia, Aragón y, más adelante, Buenos Aires.

En su trabajo “Desarrollo desigual, iluminación y el surgimiento de la enseñanza de la Economía”, el profesor de Historia del Pensamiento Económico de la UBA Manuel Fernández López rastreó la prehistoria de este fenómeno.

En 1752, Adam Smith enseñaba Filosofía Moral en la universidad de Glasgow, Escocia, un país que buscaba salir de la pobreza en la que estuvo sumido durante la primera mitad del siglo XVlll. En su cuarta “bolilla”, ésta materia incorporaba elementos de la Economía, que tuvo su primera cátedra propia, dictada por Smith, en algún momento entre 1752 y 1763.

De Nápoles a Buenos Aires

En 1734, tras una serie de revueltas contra la ocupación extranjera, llegó al trono de Nápoles una figura singular, mitad italiano y mitad español: Carlos de Borbón, un monarca reformista que le dio impulso a la economía y provocó lo que los historiadores terminaron llamando “El gran despertar” napolitano.

Dos décadas de progreso económico más tarde, en 1754, un noble rico, Bartolommeo Intieri, donó 7.500 ducados, que producían una renta anual de 300 ducados (4%, no está mal), que servirían para pagar el sueldo de un profesor de la primera cátedra de Economía de la Universidad de Nápoles. El elegido para enseñar fue Antonio Genovesi, un reconocido profesor de filosofía e idiomas. Anticlericalista, Intieri puso como condición que a la muerte de Genovesi su lugar no fuera ocupado por algún religioso, y que las clases se dieran en “buen italiano”, y no en latín.

Fernández López, que estudió las copias de los escritos originales de Genovesi que hoy están guardados en la Biblioteca Británica de Economía y Ciencias Políticas, asegura que las contribuciones del profesor napolitano “son ignoradas por la literatura moderna”.

Las ideas de Genovesi fueron fundamentales para que comenzara a enseñarse Economía de este lado del océano Atlántico. Y llegaron de la mano de dos mensajeros. El primero fue el más conocido: Manuel Belgrano, que estudió los libros de Genovesi en la Universidad de Salamanca y luego los difundió en el Río de la Plata.

El segundo mensajero fue un personaje olvidado por los libros de Historia, Victorián de Villava, quien tradujo a Genovesi en su España natal y llegó a la Argentina en 1790, después de 55 días de viaje en barco, para convertirse en juez de la por entonces nueva Corte de Buenos Aires. La primera cátedra de Economía en Buenos Aires se fundó en 1823, y estuvo a cargo de Pedro Agrelo.

Para Fernández López, que también es investigador del Conicet y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, el hecho de que los primeros pasos en la enseñanza de la economía se hayan dado en países por entonces “emergentes” no es casual, y tiene que ver con una estrategia de los gobernantes de “iluminar” el proceso de desarrollo en ciernes. En ese entorno se plantaron las primeras semillas de una carrera que siglos después terminarían estudiando, entre otros, el líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, y el actor y actual gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

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