Ese diseño paisajístico es el que reemplazará a los antiguos carolinos que fueron talados hace cinco meses, ya que el paso de los años los volvió débiles; según las autoridades eran una amenaza para quienes paseaban por allí. Uno de los principales objetivos del plan arbóreo actual consiste en dotar al lugar de una biodiversidad adecuada y reconfortante para la comunidad.
Desde el punto de vista de quienes eligieron la zona para realizar sus habituales ejercicios, la iniciativa ya es bienvenida. “Me parece bueno que cambien el paisaje de esa manera. Hasta hace unos meses, el prado estaba como apagado. Ahora va tomando color de nuevo”, opinó Gustavo Paolasso, quien sale a correr con su amigo todos los miércoles.
El Prado Español fue bautizado como tal a principios del siglo veinte, cuando el Gobierno de entonces lo destinó a la Colectividad Española, para que contara con un espacio donde desarrollar sus festejos tradicionales. Sus antecedentes históricos muestran que la idea original era destacar la diferencia entre las cuatro estaciones del año.
Para ello, en esa época -cuando ya estaban instalados en nuestra provincia numerosos grupos migratorios europeos-, fueron introducidas especies caducifolias, como los carolinos, cuyas hojas en otoño abandonan las ramas e impregnan el suelo de un manto amarillo.
A diferencia de la anterior, la actual disposición de los árboles, cuya plenitud podrá ser apreciada por las generaciones futuras -debido al tiempo que demoran en desarrollarse-, busca llenar de color el prado durante todas las épocas del año. Para ello, especialistas del Cricyt, la Facultad de Ciencias Agrarias, la UNCuyo y el Iscamen, entre otros, fueron los responsables de efectuar los estudios previos en el terreno, tanto para erradicar los árboles anteriores como para reemplazarlos.
También participaron organismos como la Dirección de Parques y Zoológicos y el Ministerio de Turismo y Cultura. Pero los encargados concretos de insertar los plantines en tierra fértil fueron más de 25 empleados que se encargan del mantenimiento del Parque. Ellos apelaron a la responsabilidad de la gente para que colabore con la calidad del entorno. “Pedimos que no dañen lo que tanto sacrificio nos costó”, dijo Roberto Figueroa.
Con el fin de concretar el proyecto - que tardó dos años- hubo que rellenar el terreno e incorporar abono para que las estacas crezcan con la fortaleza necesaria. El riego será por medio de los canales Civil y del Oeste. Así lo admitió Fernando Hocévar, director del Parque.