Un fenómeno similar se observa en Rodeo del Medio, donde la Facultad Don Bosco de Enología y Ciencias de la Alimentación -con 40 años de vida, dependiente anteriormente de la Universidad Juan Agustín Maza y hoy de la Católica de Cuyo- también registra una explosión por cinco de la matrícula, que pasó de 40 estudiantes en el año 2000 a 180 este año y -estimativamente- a 200 el año entrante (a esta altura ya hay 180 preinscriptos). “No sólo estamos recibiendo más estudiantes, sino estudiantes de otras carreras”, confirman en la facultad. Y no existe forma de no vincular el incremento de interés por la licenciatura en enología, con la sostenida marcha hacia adelante de la vitivinicultura mendocina.
En turismo también existen formas de comprobar esta correspondencia. Basta recorrer la mayoría de universidades públicas y privadas de Mendoza tienen en su oferta carreras terciarias o de grado vinculadas con la actividad turística u hotelera, una de las que más se ha desarrollado con fuerza en los últimos años en Mendoza. Baste mencionar que -por ejemplo- las tecnicaturas en turismo y en hotelería que ofrece la Universidad Tecnológica Nacional Regional Mendoza, vio incrementada su matrícula del año pasado a éste de 300 a 465 estudiantes. Y la licenciatura en turismo de la Universidad de Congreso figura entre las cuatro carreras de mayor crecimiento en esa la casa de altos estudios de la calle Colón.
El cuarto ejemplo está relacionado con la actividad metalmecánica, que en los últimos años resurgió de la apertura indiscriminada de los 90 y hoy se proyecta hacia adelante bajo el paraguas de la sustitución de importaciones. “Indudablemente en ingeniería industrial la matrícula es la que más crece. Recién va por el tercer año y ha subido su matrícula a 600 estudiantes”, confirman en esa nueva facultad de la Universidad de Mendoza.
Un quinto rubro que se agrega y registra un fuerte incremento en la demanda de capacitación es el de la informática. En la propia UTN de Mendoza, la ingeniería en sistemas se lleva el 41% de matrícula, muy por encima del resto de las ingenierías (electrónica el 18%, electromecánica el 15%, química el 14% y civil el 12%) sobre una masa de 4.100 estudiantes.
Consideraciones
No puede simplificarse una explicación y atribuir la suba de la matrícula en las carreras vinculadas con las áreas económicas en ascenso únicamente a ese crecimiento económico, ya que el crecimiento del ingreso abarca también a las carreras tradicionales y refleja la mejoría en las condiciones de vida de un segmento de la población. “Ya el año pasado se recuperaron los niveles históricos de la matrícula y este año comenzamos nuevamente a crecer”, confirman voceros de las universidades privadas que vienen saliendo de un proceso de retracción en la matrícula privada y crecimiento de la pública, consecuencia directa de la caída generalizada del poder adquisitivo que provocó la crisis del 2000-2001. Basta ver los números oficiales de la matrícula de las universidades Champagnat, Mendoza, Aconcagua, Congreso y Maza en los últimos seis años para confirmar que todas, al menos en uno de estos años, sufrieron una baja en el ingreso.
La universidad pública creció más que la privada como consecuencia de la crisis y “hubo redistribución de matrícula en favor de la universidad pública\", destacan.
La otra consideración que se reitera entre las autoridades de las universidades -tanto públicas como privadas-, es que la matrícula universitaria depende de la graduación secundaria, un nivel que está sufriendo una fuerte crisis con niveles de repitencia y abandono alarmantes y cuya proyección hacia el futuro disminuye las posibilidades de un mayor acceso a la universidad.
La última observación que se destaca en las casas de altos estudios, es que “siguen siendo muy fuertes las carreras tradicionales como medicina y abogacía”, a pesar de las reiteradas consideraciones en torno a la sobresaturación existente en esas profesiones. Actualmente en la Universidad Nacional de Cuyo, el número de estudiantes de derecho duplica al de ingeniería en petróleo (ver cuadro).
Universidad y empresa
Que la universidad dejó de ser hace tiempo una “burbuja de cristal” al margen de la realidad, es algo que se comprueba y consolida día a día. Hoy todas las casas de altos estudios han asumido una responsabilidad productiva y social que las convierte en protagonistas activos que no sólo forman a la mano de obra capacitada de las empresas, sino que las asesoran y hasta generan nuevos emprendimientos a través de procedimientos de incubación de empresas.
Baste mencionar que la Universidad Nacional de Cuyo (33.000 alumnos) está actualmente presente junto a 14 empresas mendocinas integrando la misión a la República Popular China; que la tecnicatura superior en producción y comercialización apícola se dicta desde hace tres años en Lavalle y ahora se traslada a Maipú y Luján; que desde su área de vinculación productiva se trabaja en la incubación del parque biotecnológico del Norte de la provincia -salud, agricultura, alimentos y medicina- en Luján y de otro en el Sur, que ya cuenta con un terreno en San Rafael, y que incluye una incubadora de empresas para Malargüe. Que la UNCuyo participa del proyecto de recuperación de empresas con la cooperativa tambera de San Rafael y que colabora con el Idits en el desarrollo de la sociedad de garantías recíprocas Cuyoaval.
Que la Universidad de Mendoza (6.000 alumnos) es germen formador y vínculo de una incubación en cadena de empresas que integran Icsa (Ingeniería en Computación SA), Sitrack (seguimiento satelital vehicular) y un tercer emprendimiento de egresados de esa universidad que hacen análisis de vibraciones en grandes máquinas. Que la Universidad de Congreso (2.300 alumnos) -que el próximo año estará funcionando también en Córdoba- haya participado de la confección del manual de procedimientos de empresa para Andesmar, del desarrollo de las capacidades gerenciales del Instituto Zaldívar, del dictamen técnico sobre saneamiento y control ambiental de Maitén SRL y de la implementación de procesos de desarrollo de software de calidad en Sitrack. Que la Universidad Tecnológica Nacional (4.100 alumnos en Mendoza y 900 en San Rafael) firme mañana un convenio de colaboración internacional con la Universidad Abierta para Adultos de la República Dominicana, con vistas a producir un software para educación a distancia. Que la Universidad del Aconcagua (5.000 alumnos) releva y asesora a 22 proyectos productivos para emprendedores -algunos de los cuales ya están exportando- , desarrolla un proyecto sobre gestión, control presupuestario de costos, márketing de servicios e inglés avanzado con el Hotel Hyatt y ha llevado a cabo un relevamiento y diagnóstico de capital humano del sector Pyme de Mendoza. O que la Universidad Juan Agustín Maza (3.000 estudiantes) esté trabajando en el proyecto de crecimiento estratégico del departamento de Guaymallén.
A ello se suma el interés de empresas privadas en impulsar la educación superior. Baste decir que el Banco Río -que la semana pasada firmó convenios con UNCuyo y Aconcagua- sostiene el Portal Universia (del que participan 67 universidades nacionales) y se ha convertido en un gestor de inversiones para proyectos productivos que surjan en ámbitos universitarios.
Piden ingenieros
A nivel nacional, las ramas de ingeniería, biotecnología y el sector agrícola están demandando profesionales. En la UTN nacional creció un 40 % la inscripción en ingeniería mecánica. Además la ley de genéricos fortaleció la demanda en farmacia Tras una década en la que los servicios, la administración y las finanzas concentraban las esperanzas de los jóvenes de asegurarse una salida laboral, otros sectores están dando señales auspiciosas para quienes deben elegir una carrera.
El agro, la industria mecánica, el turismo, la química, la biotecnología, la informática y la farmacia, son las opciones para que los ingresantes miren con interés. Más rápido que la academia, el mercado ya expresa demandas que no siempre puede satisfacer y, en algunos campos, agota los graduados disponibles.
En una encuesta realizada entre 400 empresas industriales de Buenos Aires, el 65% afirmó que no había logrado cubrir sus puestos vacantes en los últimos tres meses. Sólo el 22% lo pudo hacer de manera satisfactoria. (La Nación).
Universidad, sociedad y producción
La Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación está llevando adelante acciones orientadas a dinamizar las relaciones entre las universidades y sus entornos socioeconómicos. Las políticas de desarrollo se formulan y ejecutan en dos planos: la Extensión Universitaria y la Vinculación Tecnológica. “Los resultados alcanzados muestran al sistema universitario como una entidad capaz de articular políticas y generar productos eficazmente. Esto representa una demostración de maduración institucional. Por otro lado, los resultados ponen de manifiesto el valor de la actividad universitaria en términos de aporte a los procesos de desarrollo socioeconómico”, afirma el portal del Ministerio de Educación de la Nación.
“La finalidad del área de Vinculación Tecnológica consiste en contribuir al fortalecimiento institucional de las áreas en las universidades, para que a través del uso del conocimiento y su transferencia al sector social y productivo se logre el mejoramiento de la calidad de vida de la población”, indica.
Desde octubre de 2002 se han llevado a cabo tres encuentros de vinculación tecnológica en tre las universidades del país y existe una Red de vinculación tecnológica de las universidades nacionales. Entre sus conclusiones se destaca que “el continuo proceso de renovación de demandas sociales obliga a pensar en mecanismos propicios y oportunos que hagan efectivo el aporte universitario a la construcción de una sociedad con mejor calidad de vida para todos sus habitantes”.
Y destaca “la necesidad de articular acciones entre el Ministerio de Educación y los componentes del sistema científico tecnológico, para acompañar y fomentar el trabajo que realizan las universidades tanto en sus dimensiones de capacitación y asistencia técnica como en el plano de la transferencia de tecnología”. Todo ello con vistas a “afianzar y promover los canales de trabajo y discusión que permitan definir programas de vinculación con economías regionales, con la posibilidad de ofrecer soluciones a las problemáticas sociales y tecnológicas planteadas en las regiones”.