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Los Andes: Editorial: Capacitación, ideas y crecimiento

La capacidad productiva de la Argentina se ha visto incrementada desde que se desbarató el modelo de importación a bajos precios y en buena parte subsidiados. Librado a sus propias fuerzas, privado de reservas que pudieran seguir alimentando la compra de artículos de todo tipo en el exterior, el país reactivó sus propias estructuras productivas e industriales más por la falta de bienes demandados por los consumidores que por un diseño que hubiera propiciado este reacomodamiento. Así, fábricas que habían cerrado sus puertas o descendido a un mínimo imperceptible sus actividades, pronto comenzaron a convocar a sus obreros y a trabajar nuevamente.

07 de septiembre de 2005, 13:19.

No solamente el mercado interno puede ser satisfecho en buena medida por los esfuerzos de las empresas con sede en el país, sino que el tipo de cambio favorece la exportación de bienes con valor agregado. Uno de lo condicionantes de este proceso de recuperación, en el cual se advierte la carencia de capitales, de estrategias promocionales y de actualización en materia tecnológica, es la falta de personal capacitado en la medida en que la reactivación impulsa el trabajo de todo tipo de establecimientos. Así como ahora muchos agricultores mendocinos se dan cuenta de que no disponen de obreros debidamente capacitados, en muchas fábricas se carece de mano de obra especializada en la operación de máquinas de cierta complejidad. Los obreros que fueron desplazados durante los años ’90 o son independientes ahora o llegaron a la edad del retiro. Y la desarticulación de los institutos que por muchos años contribuyeron a forjar trabajadores capacitados pesa en contra del proceso de recuperación.
Hace poco, en una reunión que congregó a calificados empresarios del país, se indicaba que el modelo educativo debía reimplantar pautas de capacitación como las que alguna vez brindaron institutos como las escuelas de artes y oficios, luego determinadas como ENET. El divorcio entre el sistema de enseñanza y las necesidades de un país en proceso de recuperación productiva e industrial se hizo evidente en los últimos tiempos. Programas coordinados entre organismos oficiales de distinto rango y universidades, así como fundaciones sin fines de lucro, tienden en la actualidad a cerrar esa brecha y obtener, en el menor tiempo posible, personal capacitado para desempeñarse en las más diversas áreas. Doble objetivo tienen estos intentos: por un lado, contribuir con el proceso de recuperación y, por otro, propiciar la incorporación o reincorporación a las filas del trabajo de quienes nunca tuvieron una oportunidad o fueron cesanteados en la pasada década.
Los institutos de enseñanza del país deben cumplir un papel vital en todo esto, algo que analizamos ya en una columna anterior. Las universidades no menos que los de otros niveles, que están referidos a quienes tienen poca o ninguna capacitación. La vinculación entre las casas de altos estudios y los estamentos de la actividad nacional que demandan ideas y creatividad, así como personas con altas calificaciones, debe quedar firmemente establecida.
En la UNC, por ejemplo, se desarrolla un programa que tiene por finalidad colaborar en la formulación de proyectos productivos; una especie de tanque generador que tiende un puente entre el acopio de conocimientos que se genera en la universidad y quienes están interesados en desarrollar emprendimientos con bases sólidas. Se incluye desde el estudio del mercado hasta la capacitación en el área de los negocios y el comercio, pasando por el desarrollo de los medios técnicos para obtener el objetivo fijado. Los alumnos que participen de estos planes no solamente saldrán de la universidad con conocimientos teóricos, sino que habrán avanzado hacia las áreas de aplicación de lo que aprendieron.
Este tipo de iniciativas debe ser extendido a lo largo y ancho del país como un capítulo incorporado a los programas de enseñanza de los distintos niveles. Pero, en el ámbito universitario y el de los institutos de investigación a cargo del Estado es donde pueden generarse muchas de las soluciones que nuestros empresarios o emprendedores necesitan para poder establecer proyectos sobre bases sólidas y crecer.

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