Se autodefine como un “apasionado”. “Por eso nunca tuve actividad política”, dijo. “Entre la ciencia y la política, decidí dedicarme a la primera porque a las dos resultaba imposible. La política es melaza. No es que no se pueda crecer, pero hay que atender las necesidades inmediatas del ser humano y no hay tiempo para la reflexión. En la ciencia hay tiempo”, consideró.

De mirada inquieta, es casi imposible abstraerlo del entorno de la mesa del café. Amigos, ex alumnos, parientes, todos lo saludan y cruzan algunas palabras con él. No es frecuente verlo sentado como en la oportunidad en que se prestaba a esta conversación. No tiene una vida social demasiado activa.

Lagiglia siempre cruza las esquinas apurado, hace algunas veces compras en supermercados o comercios de la ciudad y, generalmente, se lo ve cerca de su casa en calle San Martín o en el Museo. Dos ámbitos similares, dicen los que lo conocen. El lo confirma con una sonrisa y agrega: “En el museo no tengo lugar para trabajar en algunas cosas, así que en casa armé una oficina donde recibo a colegas y alumnos para seguir con las investigaciones.

“En un rato me voy de vacaciones”, dijo entusiasmado y se suscitó el siguiente diálogo:

-¿Adónde va doctor?

-A San Juan. Voy a ver unos yacimientos arqueológicos que hace años quiero visitar.

-¡Esas, para usted, no son vacaciones!.

-Para mí, sí.

-Pero no descansa...

-Sí. Esto está fuera de las obligaciones diarias. A mí me sirve y lo tomo como vacaciones reales.

Esto dibuja en gran parte la vida de este científico mendocino, oriundo de San Rafael, director del Museo de Ciencias Naturales de este departamento y descubridor de varios e importantes yacimientos arqueológicos que permiten estudiar y conocer el pasado de nuestra provincia y la forma en que vivían sus habitantes indígenas.

El profesor o Tito, como lo conoce la gente, tiene 67 años. A los 9, según sus mismos relatos, ya estaba interesado por la química y las ciencias naturales. Entre anécdotas familiares -donde las figuras de don Pedro y Felipa, sus padres, están siempre presentes- y recuerdos de su paso por la escuela primaria y la secundaria después, relata cómo nació su vocación por las ciencias naturales. Primero fue la marca que dejó su maestra de sexto grado, Lidia Barone.

“Ella nos enseñó a la mayoría de los que después fundamos el Club de Científicos Amigos de la Naturaleza. Recuerdo que hicimos trabajos excelentes bajo su supervisión. Tan lindos eran que nos animamos a exponerlos y fueron la raíz, en 1955, del actual Museo”.

Agoglia estudió en el colegio Nacional Manuel Ignacio Molina, fue compañero de estudios del “Chiquito” García, más conocido como Alberto Cortez. Con él mantiene una profunda amistad.

“La disciplina y la excelencia fueron siempre mi guía”, comentó mientras relataba sus andanzas por el Museo Cornelio Moyano -era un adolescente- interiorizándose por lo que había en él.

“Después de la calle Belgrano al 900 lo llevaron a las catacumbas -acotó en forma de broma- de la plaza Independencia. Es una pena que me perdiera una entrevista con Carlos Bracconi cuando trabajaba ahí. Yo era muy chico y no me animaba. Eso me pasó con muchos científicos o personas a las que conocí. Entre ellos estaba también el doctor Chesta. Entre recuerdos y proyectos pasó el tiempo de la charla y “Tito” debía irse a disfrutar sus vacaciones. Seguramente volverá con “un cajón de archivos y piedras”, como dice.

Perfil

Nombre: Humberto Antonio Lagiglia.

Lugar y fecha de nacimiento: San Rafael, 13 de junio de 1938.

Familia: Su esposa Margarita y sus hijas Flavia y Verónica.

Estudios: Licenciado en Antropología (1973), doctor en Ciencias Naturales (1977), obtenidos en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.

Cargos desempeñados: Docente en distintas cátedras del Profesorado de Ciencias Naturales de la Escuela Normal Superior y del IES del Atuel. Actualmente es titular de la cátedra de Arqueología Prehistórica de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

Además: Es director del Museo de Historia Natural de San Rafael, investigador de la UNCuyo, vicepresidente de la Asociación Argentina de Profesionales de Arqueología, evaluador de proyectos del Conicet.

Publicaciones: Entre individuales y en colaboración ha realizado cientos de trabajos publicados en diferentes medios científicos. Entre otros, se puede mencionar el libro "Arqueología de cazadores-recolectores cordilleranos de altura", "Libreta del arqueólogo" y la "Cultura del Viluco.

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* Por Carlos M. Simón Fotos: Roberto Salvadores