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Los Andes: El árbol es todo

En 1983, en la sede de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad de Mendoza, entidades universitarias y gubernamentales, arquitectos, ingenieros de diversas especialidades, ecologistas, y variados miembros de la comunidad, que componen Apasa, (Asociación para la Preservación del Árbol y su Ambiente), propusieron aunar fuerzas a fin de enfrentar los problemas provenientes del manejo irracional del arbolado.

En acuerdo, se firmó la “Declaración de Mendoza” que reúne la fuerza necesaria para buscar soluciones y generar conciencia ciudadana, reconociendo que el proceso de su preservación requerirá un ordenado, intenso y prolongado esfuerzo.

La arquitecta Dora De Pascual, quien desde aquella época ha participado activamente en la defensa del árbol, se pregunta “sin los árboles, capaces de resistir los embates de la incomprensión, ¿cuál sería la cultura mendocina? ¿ la del árbol, la del agua? ¿cuál sería nuestra identidad? Hoy como hace más de dos décadas estamos en crisis. ¿Por incomprensión, por falta de cultura o falta de formación integral que rescate los valores que nos representaban como modelo único de ciudad?”

Firmada por Gerónimo Sosa, Juan C. Carrieri, la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Mendoza; la Sociedad de Arquitectos de Mendoza, el Ministerio de Cultura y Educación; Iadiza, la facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, el Centro de Ingenieros Agrónomos, la Dirección de Bosques y Parques Provinciales, la Municipalidad de la Capital y Amprove declara al árbol como bien cultural, estructurante y calificador de espacios concebidos desde los puntos de vista higiénico-ambientales, morfo-paisajísticos e histórico-patrimoniales y enumera:

1) Que el árbol es parte vital de nuestro ecosistema árido, cumpliendo importantes funciones sanitarias: purifica y descontamina química y físicamente la atmósfera, atempera los rigores climáticos y reduce la tensión psíquica.

2) Que el árbol representa nuestro más destacado configurador de espacios, imágenes, símbolos y formas paisajísticas reconocidas por su valor artístico e identidad regional.

3) Que el árbol y la noción de patrimonio histórico comprenden el sitio urbano y rural que nos ofrecen el testimonio de nuestra cultura, de una fase representativa de su evolución o progreso, o de un suceso histórico, y cuyo uso evita la pérdida del contacto entre lo actual y lo tradicional.

4) Que el árbol y su ambiente se hallan en una etapa crítica de su evolución, amenazados por la progresiva degradación a que son sometidos por su manejo irracional y por lo tanto requieren la acción mancomunada de todos aquellos que puedan asumir ética, técnica y científicamente su preservación.

El compromiso

En este sentido se comprometen entre otros aspectos a:

I. A velar y defender la naturaleza en todo momento y lugar, evitando su degradación o contaminación y asegurando el uso racional, ético y estético del recurso natural flora.

II. A promover el incremento de una conciencia de protección del medio ambiente en los diversos sectores de la comunidad.

III. A elaborar y propiciar programas de gestión en todos los niveles jurisdiccionales, sociales, técnicos y políticos, de las acciones que se consideren prioritarias y primordiales.

IV. A promover ante quien corresponda el desarrollo de actividades interdisciplinarias de investigación, análisis y síntesis proyectiva relativos a los problemas del árbol y su ambiente.

V. A bregar por la participación efectiva y concreta de todos los ciudadanos e instituciones tanto oficiales como privadas en los procesos de gestión y acción que se consideren convenientes a los fines declarados.

VI. A recabar de todos las entidades asociadas la adopción de acciones de emergencia dirigidas a eliminar los riesgos de la depredación paisajística.

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