La UNCuyo cumplió anteayer 65 años, y en los actos de ayer reconoció a los empleados que llevan 20 y 30 años de trabajo. Pero hubo un premio especial para Mario, que es el único que lleva 50 años como administrativo en esa casa de estudios. Y difícilmente se pueda repetir ese récord, ya que ahora la universidad obliga a jubilarse a todos los empleados a los 65 años.
Todo empezó en la calle Rivadavia, donde funcionó la primera sede universitaria. “Antes todo funcionaba en edificios alquilados. A los 4 años yo correteaba por los pasillos del edificio de Rivadavia y todo era mucho más precario. La Universidad tenía institutos diseminados en toda Mendoza y se arreglaban como podían porque algunos eran casas de familia acomodadas para dar clase”, cuenta Mario.
En 1954, a los 18, entró a trabajar en la academia de Bellas Artes y sus jefes le hicieron pagar el derecho de piso. “Me hicieron ir a un aula a tomar lista. Cuando entré había chicas desnudas posando para los artistas. Casi me muero de vergüenza y todos los directivos se reían”, recuerda Mario, que luego fue derivado a la escuela del Magisterio donde trabajó con Atilio Anastasi y después pasó al Rectorado. “Allí pasé momentos inolvidables y algunos hechos históricos, como la famosa toma del Rectorado donde murieron dos personas. Nosotros subimos a la terraza mientras los alumnos sacaban los adoquines y los tiraban contra el edificio. Vimos cómo los consejeros se escapaban por una cornisa”, cuenta el hombre.
Entre otros de los momentos duros que recuerda, está la intervención de 1976, durante de dictadura militar. “Echaron a muchos alumnos y profesores. Me acuerdo que tuvimos que acostumbrarnos a trabajar con un arma sobre el escritorio, fue terrible. Me acuerdo de las madres que venían a reclamar”, recuerda.
Adiós al Centro
Aunque hoy el Centro Universitario tiene todas las comodidades, la mudanza no fue sencilla. “Cuando nos vinimos al Parque costó muchísimo porque estábamos acostumbrados a trabajar en el Centro. Eran puros bichos, arañas y piedras. Pero nos adaptamos”
Desde que entró, compartió momentos con todos los rectores y muchos decanos. Entre todos asegura que la mejor relación la tuvo con Dardo Pérez Ghilou. “Teníamos una relación muy buena, era un rector que estaba muy cerca de nosotros”.
En 1981 entró a la Facultad de Filosofía, donde trabaja hoy como secretario administrativo, el mismo cargo de su padre. “Lo bueno es que me voy a jubilar trabajando en el mismo lugar, sintiéndome bien. La Universidad la he ‘pateado’ desde los 4 años y la quiero como si fuera mi casa, estoy muy agradecido de lo que me ha dado y en especial Filosofía”, dice Mario, a quien le cuesta pensar en el retiro y quizá pueda pulir su vocación como artista plástico.
El resultado de muchos años de reclamos
La fundación de la Universidad Nacional de Cuyo surge como un reclamo de la región por tener una casa de altos estudios que fue concluido por Edmundo Correas.
El decreto que dicta la fundación es del 21 de marzo de 1939 y hace hincapié en el reclamo reiterado de las provincias cuyanas. También asegura que hasta el momento se había fomentado la educación universitaria en el Litoral y el centro, dejando a los jóvenes de Cuyo sin posibilidades.
En un principio, en Mendoza funcionaba el Rectorado y la Facultad de Filosofía, la Academia de Bellas Artes (donde se menciona a Arquitectura), el Conservatorio de Música y la Escuela de Ciencias Económicas, además de las escuelas Superior de Comercio y la de Agricultura y Enología.
En San Juan funcionaba la Facultad de Ciencias, donde se hacía hincapié en las áreas relacionadas con la ingeniería, además de la Escuela de Minas. En San Luis se crea el Liceo, escuela de Comercio y la escuela Normal. En esa provincia se centraría el desarrollo de las ciencias básicas.
Luego, en 1973 se separa la UNCuyo y se crean las universidades nacionales de San Juan Y de San Luis, con la ampliación de sus unidades académicas. La UNCuyo hoy tiene 11 facultades, 7 colegios y el Instituto Balseiro.