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Los Andes: Entre la utopía y el desafío

Un grupo de jóvenes cineastas, entre emergentes y consagrados, presenta “La Resistencia”, un ciclo de films radicalmente independientes que se verá desde hoy y hasta el domingo en la sala de Lavalle 77 –Cine Universidad-.

29 de septiembre de 2005, 12:18.

En un clima de exaltación de la industria de cine nacional gracias al unánime optimismo de la crítica, a la inauguración de los Estudios San Luis Cine e inspirados por el éxito de taquilla y premios de películas como “Iluminados por el fuego” de Tristán Bauer, y la inflada “El aura” de Fabián Bielinsky, irrumpen en la escena local en dirección opuesta un grupo de cineastas independientes, procedentes de Cuyo y Buenos Aires, para contrarrestar este oportunismo mediático con un ciclo de films fuera de la industria llamado “La resistencia”, que se exhibirán en horarios rotativos desde hoy y hasta el domingo en el cine Universidad.
Los realizadores locales Mariano Donoso (31), de San Juan, y el mendocino Alejandro Fadel (24), de Tunuyán, junto a los bonaerenses Mariano Llinás (30), Martín Mauregui (25), Santiago Mitre (25), Juan Schnitman (25), Agustín Mendilaharzu (28) e Ignacio Masllorens (32), reunidos en dos productoras: El Pampero Cine y El Zonda Films, presentarán en persona este fin de semana sus producciones de espíritu anárquico pero con contenidos disímiles. Se trata de cuatro películas -tres docu-dramas y tres cortos de ficción mudos- algunas ya proyectadas en cine e incluso por televisión como es el caso de “Balnearios”, de Mariano Llinás, y otras en calidad de estreno, como la ópera prima del sanjuanino Mariano Donoso,“Opus” (ver entrevista).
El ciclo “La resistencia” propone no sólo oponerse a este clima de optimismo que consideran oficialmente propagandístico, sino a apuntar sus dardos principalmente hacia la figura institucional del cine nacional corporizada por el Incaa, y lo harán con lo que mejor saben hacer: con cine, defendiendo así la creencia de que es posible hacer producción auténticamente independiente, sin comprometer contenidos y distribución, instancias ineludibles para pertenecer a la industria propiamente dicha.
Este grupo de jóvenes realizadores que traen la idea de un manifiesto abierto de preocupaciones comunes, no sólo exhibirá sus películas sino también patearán el tablero de la discusión con una charla debate el sábado próximo con todos los protagonistas de este movimiento. El eje articulador y disparador involucra una audaz y comprometida afirmación, que como un axioma proclaman a viva voz: “Quien no filma es porque no quiere”.
Alejados tangencialmente de subsidios estatales y de empresas intermediarias, sus películas intentarán acercar al público no sólo la prueba concreta de sus ideas independientes, sino que intentarán despertar inquietudes desde el contenido y la forma.
El programa, que se extenderá desde hoy y hasta el domingo, contará con la presencia de los realizadores en la sala e incluye tres documentales que mezclan ficción: “Balnearios”, “Opus” y “El amor (primera parte)”, y tres cortos mudos relacionados entre sí; “La más bella niña”, “El carapálida y “1999” (ver aparte). Así mismo, los realizadores también son los dueños de las dos productoras que financiaron las películas, las ya citadas “El Pampero Cine” y “El Zonda Films”, que con nombre de vientos argentinos unen simbólicamente Buenos Aires y Mendoza.
 
Programación
Opus (2005).
El fallido rodaje de un documental sobre la educación en SanJuan es el estímulo para retratar con excentricidad y toques de humor algunas ideas sobre la identidad, la historia y la cultura, en la cuna de Sarmiento. Con un avant premier en Rivadavia y otro enSan Juan, este documental se estrena hoy en Mendoza.
Dirección: Mariano Donoso.
Guión: Mariano Donoso, Mariano Llinás, Agustín Mendilaharzu.
Horarios: hoy a las 22, mañana a las 18, y el domingo a las 20.
El amor- primera parte- (2004).
Simpática y reflexiva tesis sobre una relación amorosa entre un hombre y una mujer seguida desde el comienzo hasta la inevitable ruptura, que indaga sobre las causas y consecuencias del amor después de los 25 años.
Dirección y guión: Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre, Juan Schnitman.
Intérpretes: Leonora Balcarce, Luciano Cáceres.
Horarios: hoy a las 20, el sábado a las 22 y el domingo a las 18.
Balnearios (2002).
Una extravagante antología de costumbres e historias de los balnearios de la Argentina a través de una visión subjetiva y humorística del realizador. El film se estrenó en Mendoza y recorrió varios festivales internacionales, incluso fue emitido por el canal de cable -Sat, entre otros.
Dirección y guión: Mariano Llinás.
Horarios: mañana a las 20, el sábado a las 18, y el domingo a las 22.
Nuevo Cine Mundo
Se trata de tres cortometrajes interconectados narrativamente, sin diálogos, que comparten una historia romántica:
La más bella niña (2004). Dirección, guión y cámara: Mariano Llinás. Intérprete: Alenka Gherzetic.
El Carapálida (2004).
Dirección, guión y cámara: Agustín Mendilaharzu. Intérpretes: Carlos Sbarra, Joaquín Gallelli, Jazmín López.
1999 (2003).
Dirección: Ignacio Masllorens. Guión: I.M. y Agustín Mendilaharzu. Intérpretes: Luciana González Costa, Martín Chiara y Julia Calvo.
Horarios: Hoy a las 18, mañana a las 22, y el sábado a las 20.
La charla debate. En el marco del ciclo, los responsables de la propuesta invitan al público en general y estudiantes de cine a la charla-debate acerca de qué significa ser independiente para el realizador moderno.
Esto será el sábado a las 11, en la Sala Elina Alba (ex-Banco Hipotecario, España y Gutiérrez), con entrada gratuita.
 Por Pablo Pereyra (ppereyra@losandes.com.ar)
 
“Quisiera trabajar el cine como si fuera en un laboratorio”
Tras siete años estudiando en la Universidad de Cine de Buenos Aires, en el 2000 su proyecto de tesis en dos partes “Cosmologías” -un recorrido histórico por los orígenes del cosmos- rodado en San Juan, fue concretado gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes. En 2002, frente a la crisis decide viajar a los Estados Unidos, cuya puerta supuestamente abriría un documental que financiaría uno de sus parientes residentes en el país de Bush.
Estimulado por el proyecto emprende el rodaje de un documental sin nombre que terminó fallido y lo llevó por caminos impredecibles. Luego de tres años de rodaje interrumpidos por una larga lista de obstáculos, finalmente la última toma se grabó en abril de 2005 y, tras editar un crudo de 60 horas comprimido a 88 minutos, el resultado fue un experimento fílmico radicalmente alejado de la idea original: un extraño y atractivo documental sobre algunas ideas y desvaríos de la historia de la educación en San Juan que se estrena hoy en Mendoza bajo el título de “Opus”. En esta entrevista detalla su postura frente al cine y habla del llamativo rodaje de su ópera prima.
-¿Cómo fue el rodaje de “Opus”?
-Había elegido una escuela de San Juan para seguir su vida pero al momento de la filmación comenzó un paro docente de 80 días. Se replanteó la ‘peli’ con otras ideas, pero las escuelas estaban vacías. Así que decidí reflejar el caos de un equipo de rodaje de una producción sin rumbo fijo. Un documental sobre la educación sin educación; con la figura de Sarmiento presente y ausente al mismo tiempo como eje narrativo, mezclado con las imágenes de una escuela incendiándose y con técnicos que iban y volvían de Buenos Aires. Las contingencias fueron inspirando situaciones extrañas.
-¿Por qué el título?
-Porque es una idea inconclusa que termina teniendo una historia por debajo. Es la primera obra, híbrida por cierto, que ronda sobre el rodaje fallido y sobre una historia original que no fue.
-¿Qué es “La resistencia”?
- Todo comenzó con la idea de pasar la peli en un contexto de cine independiente. Me junté con otros cuatro realizadores con inquietudes parecidas que además compartíamos la oposición al sistema de producción estándar en este país: básicamente la resistencia a la política del Incaa; un producto pagado por la gente. Un ejemplo de esto es la película “Monobloc”, de Luis Ortega, un producto que se vende como independiente pero en realidad responde al viejo cine de contenido, con conversaciones afectadas, pretencioso, filosófico, empujando a “el ser argentino” hasta el paroxismo. Un resultado deshumanizado y viejo, ortodoxo, cine oficial de estética “K”. Es un cine que busca los temas argentinos que ellos suponen pendientes y que termina siendo oportunista, anquilosado, como “Iluminados por el fuego”. La propuesta de nuestro grupo es defender un cine desburocratizado, que nadie -los espectadores, la gente común- pague a través de leyes de subsidio y de un impuesto directo. La idea es hacer un cine que no le deba nada a nadie. El contra de la transa histórica del cine argentino, porque en definitiva la transa es también la historia de los cineastas argentinos.
-¿Cómo es rodar una película independiente desde la no-industria?
-Más o menos. Para que la gente sepa cómo trabaja el cine independiente, es como una banda de jazz. Cada uno interpreta partituras que no están escritas, hay improvisación como en las jam sessions, una música nueva. En “Opus”, trabajamos de manera estable cinco personas, así que armamos un quinteto que se iba dejando llevar por la realidad y nos anclábamos en ciertas cosas que íbamos a necesitar.
-¿Quién es para Ud. el realizador emblemático del cine independiente argentino actual?
- Sin dudas Mariano Llinás, el director de “Balnearios” y productor de “El amor, primera parte”. Un ejemplo de transa sería Pablo Trapero. Él había abierto el mercado independiente con “Mundo grúa” pero terminó haciendo la festivalera “El bonaerense” y luego la remató con la pintoresca “Familia rodante”.
-La resistencia ¿es un manifiesto ideológico?
-Diría que es una redefinición del cine independiente como tal porque es un término que mutó bastante desde que los críticos le dieron cabida. Lo que nosotros proponemos no es un esquema mucho menos perfecto o acabado, ni siquiera desde el aspecto monetario. Tampoco planteamos una solución al respecto, sólo queremos defender una idea que no apunta a una ideología pura pero sí apunta al hacer del cine, a su producción.
-Desde este punto de vista ¿Esto condicionaría la representación del cine?
-No, no lo creo. Para mí la única realidad es que el cine puede representar en la hora y media que dura un film, lo que se ve en la pantalla. No tengo esa responsabilidad de objetividad hacia al espectador, además creo que el espectador ni siquiera lo nota. No creo que el cine dibuje sobre la realidad, no proyecta nada, ni para recibirla ni para emitirla. Es una obra para el espectador y, como en todas las artes, están limitadas sólo a la recepción.
-¿Te gustaría dirigir ficción?
-En “Opus” se mezcló la ficción y el documental, un estilo que quisiera seguir. Como decía Herzog, quisiera trabajar el cine como si fuera en un laboratorio, llevar a los personajes a la presión de los elementos, llevar al cine a esta instancia, como compartimientos estudiados, programados, ejercitados, como experimento con resultado incierto, pero condicionado a una filología del conocimiento que no es nada nuevo. La realidad existe, pero sólo dura lo que dura una película y lo que llega al espectador.
Por Pablo Pereyra Foto: Marcelo Rolland

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