Debo aclarar que esta actitud no tiene justificativos aparentes. No hay razones de mala conducta ni bajo rendimiento académico. Sólo puedo atribuirlo a que se peticionó ante las autoridades de la Universidad por valores diferenciales en las cuotas, gestión que incluyó una nota al rector. El director en persona me dijo que esto último le molestó mucho.

En un acta avalada por una escribana pública, Linari deja constancia de que la única razón para no inscribir a mis hijos es que "el colegio se reserva el derecho de admisión"... y "porque soy el director". De nada valieron mis ruegos; la decisión parece irrevocable. El mismo secretario Académico de la Universidad afirmó que la decisión del director contaba con el total apoyo del Consejo Académico, según figura también en actas.

No soy letrada, sino sólo una madre desesperada que interpreta que la conducta del director incurre en abuso de autoridad, es arbitraria e injusta, y

-sospecho- discriminatoria. Por ello, presenté una denuncia ante la Comisión de Derechos y Garantías del Senado mendocino, y otro tanto hice en el Inadi (Instituto Contra la Discriminación), así como un amparo judicial.

Mis hijos aman a su colegio, a sus profesores y sus compañeros. Hoy lloran porque están fuera de él, y no saben por qué. Empiezan las clases y me pregunto angustiada:

¿Qué puerta debo golpear para evitar esto que entiendo es un "derroche" de autoritarismo?

¿Quién fiscaliza lo que ocurre en los colegios privados en Mendoza?

* Cecilia de Seigneur, DNI 12.931.095