1. El amplio reconocimiento de la autonomía universitaria responde al propósito de permitir su libre desenvolvimiento al margen de las presiones políticas, gubernamentales o extragubernamentales, que perturban y distorsionan el logro de sus objetivos científicos, educacionales y culturales programados para la prosperidad y progreso del pueblo de la Nación. Esa autonomía, propia de un sistema democrático, impone el fiel y estricto cumplimiento de sus normas estatutarias tal como se estila en un auténtico Estado de Derecho.
 
2. Los sucesos producidos con el fin ilícito de impedir la realización de la Asamblea eleccionaria convocada por el Consejo Superior de la Universidad para la designación de sus autoridades mediante la voluntad libremente expresada por sus claustros, constituye un grave retroceso en el curso del proceso de educación para la libertad y consolidación de las instituciones republicanas.
 
3. Resulta insólito que, en una sociedad civilizada, se tolere la actuación delictiva de ciertos grupos minoritarios que acuden, impunemente, a las técnicas propias de los regímenes autoritarios para impedir la elección de las autoridades universitarias conforme a su Estatuto, e imponer por las vías de hecho sus postulados inconciliables con una convivencia basada sobre la libertad, la tolerancia y el respeto a la voluntad mayoritaria.
 
4. Es lamentable que las autoridades competentes permitan la violación del estatuto universitario, convalidando y fomentando con su pasividad la comisión de delitos en el ámbito de uno de los centros rectores de la cultura nacional.
 
5. En resguardo del bien merecido prestigio de la Universidad de Buenos Aires y de su autonomía, corresponde que se restablezca la sensatez democrática y que se adopten, a la brevedad, las medidas necesarias para erradicar la violencia permitiendo la aplicación de su estatuto y la consecuente libre elección de sus autoridades.
* Por Gregorio Badeni, Presidente académico; Hugo O. M. Obiglio, Secretario académico