Pero la cosa estaba bastante caldeada, y ambos equipos no querían dejar pasar sus oportunidades. Ambos arrastraban, faltando 10’, una suma monótona de igualdades: primero fue 17, y así sucesivamente hasta el final, en el que ninguno de los dos equipos levantó el pie de la sombra del adversario.
Que más podían hacer si habían agotado los cambios y los pedidos de minutos. En el partido de ida, disputado en el estadio del Lago, los dirigidos por Pablo Castro dominaron ampliamente el clásico (21-16) y exhibieron una gran despliegue. Ayer, mantuvieron la ventaja.