“Intenté estudiar aquí, pero tenía que trabajar y no podía hacer las dos cosas. Encontré esa posibilidad afuera y la voy a aprovechar”, cuenta Mauricio Graneros, de 25 años, que en pocos días irá a Nebraska para jugar al fútbol y estudiar Administración de Empresas (ver aparte).
Hace 10 días se realizó una prueba en Mendoza donde había posibilidades para 60 jóvenes y se anotaron 750. Para ese día vinieron representantes de varias Universidades norteamericanas que evaluaron el nivel de los jugadores locales. Y analizaron sus antecedentes académicos. “Lo principal que buscan son chicos que vayan a estudiar y terminen la carrera además de ser buenos deportistas”, comentó Mariano Alderete, representante en Cuyo de la empresa International Sport Group, encargada de conectar a los potenciales estudiantes con las universidades.
Al menos 20 de los jóvenes que hicieron la prueba serían seleccionados, según aseguraron desde la empresa. “Hay 3 grupos de personas que vienen. Algunos tienen las ideas claras y quieren estudiar afuera por las posibilidades. Otros quieren ver si pueden ‘salvarse’ con el deporte y otros van sin tener mucha idea”, contó el representante.
De acuerdo con el nivel de cada uno, las universidades hacen ofertas de becas para quedarse con ellos. Esos beneficios van desde la cobertura del 70 por ciento al total del costo de la carrera. En Estados Unidos los estudios son aranceladas y cursar una carrera superior cuesta entre 12 y 25 mil dólares al año.
No todo es gratis
Los programas de captación de estudiantes extranjeros son muy fuertes en EEUU. Se calcula que son más de 600.000 los jóvenes de otros países que estudian allí. Muchos ingresan a través de becas deportivas (en algunas el 85 por ciento entró por esas actividades). Y en deportes que son “exóticos” para esa cultura, como el “soccer” -como llaman al fútbol-, los equipos están compuestos por más alumnos extranjeros que locales.
Costos
Las becas que se ofrecen no incluyen gastos de traslado y, en ciertos casos, tampoco la manutención. Por eso algunos también tienen que trabajar. Los becarios además tienen que pagar una suma de hasta 1.500 dólares que, afirman en la empresa intermediaria, es “para garantizar el compromiso de asistencia”.
El programa de becas deportivas incluye 9 disciplinas, pero en la Argentina buscan principalmente futbolistas. Todo está regido por la NCAA, que es la federación que nuclea a todas las ligas universitarias de deportes. “Ellos tienen deportistas bien formados y entrenados, pero no tienen buena técnica. Por eso buscan en nuestro país”, explicó Alderete. Otro deporte que se sumará este año a las convocatorias es el hockey sobre césped femenino. En setiembre se haría la llamada.
Luego de que se restringiera la emisión de visas para entrar a país del norte, los argentinos que quieren emigrar buscan otros destinos. Para quienes entran en los programas de becas deportivas el trámite está solucionado porque se entrega la visa por estudio por 4 años.
Pueden postular tanto personas que estén por empezar una carrera como quienes ya están cursando. Incluso hay graduados que probarán suerte.
“Encontré la oportunidad que aquí no tuve”
La ansiedad aumenta para Mauricio Granero por estos días. El joven de 25 años está a punto de subirse al avión para viajar a Nebraska, Estados Unidos, para estudiar administración de empresas gracias a que obtuvo una beca.
En Mendoza intentó estudiar, pero como tenía que trabajar los tiempos no le daban. “Intenté estudiar pero no pude por el trabajo”, cuenta. Luego de salir del secundario trabajó, entre otras cosas, de cartero. Cuando volvió a quedar desempleado empezó a buscar otro destino.
Pero nunca imaginó antes que la posibilidad para estudiar surgiría de los picaditos que jugaba en Villa Nueva y de la pasión por el fútbol. “Aquí no podés estudiar y sí necesitás trabajar. Por eso me la pasaba buscando oportunidades en otros lados. Va a ser difícil separarme de mi familia, pero veo el futuro que me espera y me gusta”, dice ilusionado Mauricio, que el 27 tiene que presentarse en la Universidad.
Para llegar, primero debió superar una prueba en Buenos Aires, en noviembre del año pasado, donde evaluaron su nivel como “número 5”, además de ver sus notas del secundario.
Luego dos universidades le ofrecieron becas y optó por la de Nebraska, que le dio un beneficio superior al 95 por ciento. “Entre el estudio, entrenamiento y trabajo voy a estar más de 12 horas en la Universidad. Lo principal es estudiar porque para eso voy. Al principio va a ser raro estar solo”, cuenta el joven, que por primera vez se alejará de Mendoza y debió realizar un curso acelerado de inglés.
Justamente el idioma es uno de los principales temores de Mauricio, por eso tomará clases ni bien llegue a EEUU.
Para la familia también es un desafío aceptar que Mauricio dejará la casa. Pero aceptan el tema y están orgullosos de lo que logró. “Se nos va, pero es una oportunidad que aquí no tuvo”, dice Rosa, la madre.