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Los Andes: Noche de teclas y leyendas

Claro y contundente en sus apreciaciones. Minucioso y arrollador a la hora de la acción. Así, tal cual lo conocimos los mendocinos hace trece años, el director peruano David del Pino Klinge llegó esta semana para hacerse cargo de una empresa multinacional, aunque de intereses estrictamente artísticos.

A las 21.30, en el Teatro Universidad, el actual director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y quien por muchos años fuera titular de la Sinfónica de la UNCuyo, dirigirá el “Concierto n°1 para Piano”, de Tchaikowsky; y “La Primera Noche de Walpurgis”, de Mendelssohn. El ruso Evgeni Mikhailov estará al piano y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile se plegará a la hora de la obra del alemán.

Se hace inevitable preguntarle a Del Pino acerca de cómo encontró a la Sinfónica de la UNCuyo. Y resulta estimulante escuchar que, lejos de la complacencia que puede suponer la mirada de un visitante, David sopesa todos los aspectos. Claro, de algún modo también nos advierte que no es un visitante más.

-¿Qué sensación produce dirigir como invitado la orquesta de la que uno fue titular?

-Dos sensaciones muy claras, una buena y una mala. La buena es que indudablemente me siento como en mi casa, en un ciento por ciento. Me refiero concretamente al escenario y a mi relación con los músicos, con los cuales he llegado a tener un trato íntimo, sin que por ello se pierda la disciplina y el respeto. La mala es que, pasan los años y ciertas cosas no mejoran. Incluso se debilitan, como la cantidad de cuerdas. Eso me desanima y me da la sensación de haber perdido un poco el tiempo. Pero bueno, más allá que desde lo musical a algunos les pueda gustar mi trabajo y a otros no, nadie puede decir que no dediqué las 24 horas del día a trabajar para la orquesta.

-¿Cómo está sonando entonces?

-Un poco oxidada. Pero no es descuido de los integrantes. Creo que la labor de ellos merece que nos saquemos el sombrero. Siempre que una orquesta tiene problemas es culpa de la dirección y no tengo ningún problema en decirlo. Creo que falta trabajo diario, exhaustivo, científico y pedagógico.

-¿Cómo es tu presente musical?

-Todavía me queda un año como titular de la Sinfónica de Chile, pero voy a seguir vinculado a ella. Entre otras cosas porque hicimos una gira histórica por Alemania, y estamos invitados para volver en mayo del año 2007. Sí, también sigo con la dirección del teatro de la Universidad.

-¿Por qué el repertorio de esta noche?

-Fueron las circunstancias las que nos llevaron a este programa. Por un lado el Coro de la Universidad de Chile cumple 60 años. Una agrupación muy profesional que fue la que estrenó “Carmina Burana” en Latinoamérica. Mi intención era venir con esta obra. Creo que la oferta era muy tentadora. Pero me dijeron que ya estaba programada para este año por la otra orquesta. Cosa que me parece una tontería, porque creo que no influiría para nada. La gente iría lo mismo, incluso algunos estarían tentados de comparar las versiones. Entonces nos decidimos por “La primera noche de Walpurgis”, otra especialidad del coro, que nunca se ha hecho en Mendoza. Una obra sobre antiguas leyendas de brujerías, sobre el miedo de la gente hacia el demonio y el aprovechamiento que algunos hacen de eso. Es un planteo entre näif e histórico, adornado a lo Mendelssohn, sobre quien creo que su riqueza melódica jamás se agota. Muy exigente para las cuerdas y para un tremendo lucimiento del coro.

-¿Y con respecto al concierto de Tchaikowsky?

-En realidad, originalmente se había programado un concierto de Scriabin, complicadísimo para ensayar en una semana con la orquesta. Se le pidió al pianista una alternativa y se llegó a este “Concierto N° 1 para piano” que también es muy atractivo aunque demasiado escuchado, pero posible de ensayar con el escaso tiempo que tenemos.

Las hadas de Mikhailov

El ruso Evgeni Mikhailov ofrecerá mañana un recital de piano en el mismo teatro Universidad, a las 21.30. Titulado “Un cuento de hadas en la música rusa”, incluye pequeñas joyas cuya popularidad se ha extendido por todo el mundo.

El recital forma parte de la Temporada de Abonos de la OSUNCuyo. Las entradas individuales pueden adquirirse en boletería ($ 6 general y $ 4 para estudiantes, jubilados y personal UNCuyo).

El programa incluye: “Marcha de Chernomor” (de la opera “Russlan y Ludmilla”), de Glinka; “Cuatro cuentos de hadas, op.26”, de Medtner; “Scherzo y Marcha” (de la opera “El Amor por tres Naranjas”), de Prokofiev: “Cuento de hadas de la abuela, op.31”, también de Prokofiev; “Gopak” (de la opera “Sorochinsk Fair”), de Mussorgsky; “Vuelo del moscardón” (de la ópera “Tsar Saltan”), de Rimsky-Korsakov; y suite de concierto del ballet “La bella durmiente”, de Tchaikovsky.

Ficha

Orquesta: Sinfónica UNCuyo.

Director invitado: David del Pino Klinge.

Solista en piano: Evgeni Mikhailov (Rusia).

Coro: Sinfónico de la Universidad de Chile, dirigido por Sergio Virraroel.

Solistas: Pilar Díaz (contralto), Jaime Caicompai (tenor), Patricio Sabaté (barítono) y Leonardo Aguilar (barítono).

Programa: “Concierto n°1 para piano”, de Tchaikowsky; y “La Primera Noche de Walpurgis”, de Mendelssohn.

Sala: Universidad (Lavalle 77).

* Fausto J. Alfonso / falfonso@losandes.com.ar 

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