Según su análisis, un profesional que egresa de la universidad y no puede especializarse, debe conformarse con ejercer como paramédico, por ejemplo.
“Cuando se llama para dos o tres cargos de residencias se presentan cuarenta postulantes. Eso significa que 37 de ellos quedan eliminados hasta el año siguiente. Para entonces la cifra de interesados se duplica”, comentó.
Para el presidente del Círculo Médico, la sobreoferta de profesionales ya no depende de la concentración geográfica, porque hasta los centros de salud periféricos tienen su capacidad completa.
Actualmente, en la provincia hay una matrícula de 8.775 profesionales, de los que alrededor de 1.500 están jubilados. “El próximo año entre estudiantes del ámbito privado y de la universidad estatal, habrán cuatrocientos médicos más. Y en diez años, el doble que en este momento”, agregó.
Berríos propuso como atenuantes a la excesiva oferta, ajustar las exigencias al momento de entregar matrículas. “Es importante, además de reajustar los requisitos de la formación, hacer una evaluación continua de la capacidad de los profesionales”, dijo.
Teniendo en cuenta parámetros internacionales, debe haber un médico por cada mil pacientes. Mientras que la estadística que establece la Organización Panamericana de la Salud propone un profesional por cada 750 personas.
Ecos en la UBA
A las afirmaciones de Ginés Gonzáles García, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Salomón Muchnik, salió al cruce diciendo que no existen estudios que confirmen una excesiva cantidad de médicos.
El académico relacionó los dichos del ministro de Salud con el posible aumento de inscriptos en las instituciones privadas, si se regula el ingreso a las públicas.
El funcionario había sido claro en sus apreciaciones cuando dijo que la Universidad de Buenos Aires debería fijar un número limitado de plazas para los estudiantes que quieran ingresar a esa carrera. “El ingreso a medicina no puede ser irrestricto”, agregó.
El decano Muchnik alentó la implementación de una planificación de la cantidad de egresados por carrera, siempre acorde con las necesidades del mercado. “Tiene que estar a cargo del rectorado de la UBA” ya que “es autónoma y tiene capacidad técnica” para confeccionarla.