Principalmente, quiero desmentir lo que se escribió en este diario el día ocho de setiembre, ya que el decano, que estuvo presente en la asamblea, sí estuvo dispuesto a hablar con los estudiantes, pero no se le permitió. La asamblea tenía una lista de oradores que respetar. Luego de algunas agresiones hacia él y el cuerpo directivo de la Facultad, se retiró del lugar de la asamblea.
Durante seis horas estuvimos reunidos. Tanto los que defendían la toma como los que no, dieron sus puntos de vista con relativa paz. Nadie estaba contra nadie, nadie tenía que ganar, sólo se trataba de llegar a la mejor solución posible. Pero cuando finalmente la mayoría votó la continuación de la toma, algunos alumnos de la toma comenzaron a gritar y cantar, a abrazarse y reír. “¡Al que no le guste, que se vaya!”, cantaban. La sensatez y solidaridad que mostraron durante seis horas, terminó con ese gesto de “triunfo”. Ellos ganaron.
Escribo estas líneas con la profunda indignación que me dejó esa asamblea, que, lejos de ser un hecho histórico para nuestra Facultad, fue una instancia para faltar el respeto y avasallar a los que tenemos otras ideas. Tal vez me gane muchos enemigos con esta verdad, pero al fin y al cabo, ellos saben que es la verdad.
Ana Moyano DNI 30.972.567