Lo mismo sucedió en la escuela Toribio de Luzuriaga de Tunuyán, que tiene una matrícula de 650 alumnos entre todas las carreras. La rectora, Beatriz Susana Martín, comentó que “tenemos profesorado de EGB 1 y 2. Somos los únicos en el Valle de Uco, de los tres departamentos. Nuestra matrícula es numerosa y siempre hay más demanda. De los que comienzan el 70 por ciento termina”.
Este incremento se da en un contexto muy diferente al de las maestras que se formaron antes de los ´70. Es que hasta esa década los maestros tenían sólo título secundario y hoy, después de la reforma de la Ley Federal de Educación, se reciben de profesores. Además, antes se jubilaban después de 25 años de ejercicio y actualmente tienen que tener más de 60 ó 65 años de edad, dependiendo del sexo. Desde la Dirección General de Escuelas garantizaron que los sueldos se han mantenido en el tiempo. Actualmente un maestro con un salario inicial percibe 500 pesos y está entre los que menos ganan del país.
Aunque la oferta laboral es bastante limitada. Mónica Abraham, directora de Inicial y Básica, dijo que en el último llamado se inscribieron muchos profesores, de éstos sólo el 10 por ciento pudo conseguir el tan preciado puesto. A esto se suma que la cantidad de establecimientos casi no ha aumentado, según las cifras que maneja la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas. Este organismo publica que en el 2002 había 825 escuelas de estos niveles mientras que en 2001 y 2000 eran 821.
Lo que tampoco ha cambiado -según la titular de la DGE, Emma Cunietti- es la cantidad de licencias que se piden los maestros por problemas psicológicos. Para darse una idea, en el 2003 se otorgaron 11.522 licencias. La mayoría tuvo que ver con trastornos de la salud mental.
“No es lo mismo enseñar con un 10 por ciento de pobreza que con un 50, como ocurre en este momento. Lo que tienen los maestros ahora es más capacitación. Y lo que no varió es el Estatuto Docente, que se puso nuevamente en vigencia cuando regresó la democracia. Una de las ventajas es que ellos tienen el beneficio de la estabilidad laboral”, describió Cunietti.
Desvalorizados
Ana María Villafañe (26), profesora de Educación Elemental y Especial, comparó las diferentes épocas y aseguró: \"La maestra hoy tiene que ser muy asistencialista, se atienden tantas otras cosas aparte de la educación, que las maestras de antes no hacían. Estás la mitad del tiempo tratando de que presten atención y seguro que no lo hacen porque vienen mal comidos, o con problemas de salud. Ahora la familia no colabora, se ha desvalorizado el rol del docente”.
En la otra punta, pero con opiniones similares están Elisa y Dora Fraguglia, las dos maestras egresadas en 1954. Elisa trabajó en Capital y Dora en las zonas suburbanas. A pesar de esta diferencia, las dos coinciden en una sensación: “Nosotros teníamos estrecho contacto con los chicos, y con los padres, que se involucraban mucho y ayudaban, dentro de lo que podían. Siempre se intentaba tener una buena relación y los padres respondían mucho. Antes el respeto a la maestra y el de los padres a la maestra era otro”.
Lo que las mantuvo en ejercicio fue siempre el fin. Estos maestros querían modificar algo, cambiar la realidad, darles a esos niños herramientas, oportunidades. Aun cuando todo indicaba que nos las tenían.
“Lo que te hace seguir siendo maestro es que todavía pensás que podés hacer algo. Modificar un poquitito”, remarcó Villafañe.
Un acto para felicitarlos y alentarlos
Ayer, a las 10 de la mañana en la plaza Sarmiento se hizo el acto para felicitar a los maestros mendocinos en su día. Estuvo el gobernador, Julio Cobos; la titular de la Dirección General de Escuelas, Ema Cunietti: la Banda de la Policía de Mendoza, alumnos de 20 escuelas y hasta Roberto Grillo, ministro de Justicia y Seguridad.
Además, hablaron representantes de la comunidad judía, evangélica metodista y católica. El acto comenzó con el ingreso de la Banda de la Policía de Mendoza. Después vinieron los himnos, para cerrar con las palabras de Julio Cobos, quien recordó a sus maestros y resaltó que “este es un momento para celebrar con un impasse, para congratularlos porque quienes prestan este servicio brindan una herramienta de progreso, que nos ayuda a contribuir a una sociedad que necesita recuperar sus valores. La labor del maestro es función del tiempo, trasciende el tiempo y hace historia”.
Casi a las 11.30 la celebración terminó con el Himno al Maestro, a cargo de los alumnos de la Escuela de Niños Cantores.
En cifras
Los tiempos cambiaron y la realidad de los docentes también. El panorama:
En ascenso. La cantidad de docentes que trabajaban en inicial y básica en 1987 eran 9.802. En el 2002 alcanzó la cifra de 13.363.
Alumnos. También aumentó la matrícula. Pasó de 211.794 en 1989 a 232.800 en el 2002.
Egresan. La cantidad de estudiantes que egresan de los institutos formadores de docentes varían entre el 90% y el 70%.
Escuelas. La cantidad de instituciones de Inicial y Básica casi se han mantenido últimamente.
Reclamos y un homenaje
General Alvear vistió sus mejores galas para festejar el Día del Maestro. Hubo actos en la plaza Sarmiento y también se le impuso el nombre de \"Enore De Monte\" a la escuela técnica número 4-105 del distrito de Bowen.
En el primero se escucharon reclamos: \"Hay que trabajar con niños y jóvenes con necesidades básicas insatisfechas, desorientación, incertidumbre, intolerancia y múltiples carencias, lo que nos convierte en nutricionistas, cocineros, asistentes sociales, enfermeros o psicólogos, según la ocasión\", dijo Lilian García, directora de la escuela Pedro Pascual Segura. También se escucharon coros, música de la banda municipal y se ofrecieron ramos de flores.
Sin embargo, el acto más emotivo se desarrolló en la escuela técnica 4-105, que desde ahora recuerda a don Enore De Monte. Ahí, como es tradicional, se realizó el corte de cintas, la bendición de las instalaciones (por un cura y un pastor evangélico), y hubo declaraciones.
Estuvo el actor Ernesto Suárez, quien recordó a \"don Enore, un laburante como pocos, que murió con una herramienta de trabajo en la mano\". También reconoció que el acto lo había hecho \"llorar por dentro, pero de alegría por este merecido reconocimiento\".
Finalmente Daniel De Monte leyó un poema que su padre escribió sobre Bowen, en su cincuentenario (este domingo el distrito cumple 92).
