Hace sólo unos días atrás, Blanca Escudero de Arancibia fue distinguida con la Orden de las Palmas Académicas entregada por Francis Lott, embajador de Francia en la Argentina. La distinción llegó tarde, pues fue recibida por sus familiares seis meses después de la muerte de esta destacada docente e investigadora literaria.

Es importante señalar que Scorsese y Di Caprio recibieron las insignias de la Orden de la Legión de Honor de Francia. Claro, pero el gran director de El Aviador y el carilindo protagonista gozan de prensa propia, y fueron agasajados en una ceremonia que contó con la presencia de estrellas y personalidades del mundo de la farándula.

Blanca era humilde, y quienes la conocimos apenas si pudimos derramar una lágrima de emoción al ver a su hija recibir, "de manera póstuma" (según rezaba el exiguo recuadro), la importante condecoración.

¿Falta de reconocimiento por aquello de que “cómo va a ser un buen escritor si vive en la esquina de mi casa”? ¿Característica reacción de una comunidad acostumbrada a la falta de estímulo? ¿Indolencia por parte de quienes debieron hacer de esta decisión del gobierno francés una verdadera fiesta popular honrando a quienes merecieron esta distinción? ¿O es tan frecuente recibir las Palmas Académicas que asistimos como con hastío a un acto que no nos sorprende?

Pareciera que no, o que sí, para peor. Hay un poco de todo esto y mucho de desconocimiento y de desinformación.

Pero tanto los espacios universitarios, con departamentos de prensa incluidos, como los medios mismos, debieran ocuparse de este vacío intelectual (y casi existencial, por los resultados) al que asistimos casi impertérritos. ¿O no es cierto, acaso, que en estas dos semanas atrás hemos asistido, sin inmutarnos, y haciendo gala de una especie de morbosa actitud, a las agonías de Terri Schiavo y Karol Wojtyla, "a su prólogo más o menos largo en el que participó un número variable de personas cercanas o lejanas al casi muerto, paradójicamente, con una vitalidad extrema y eufórica e histérica a la hora del gran misterio del eclipse ajeno", como dijo maravillosamente la semana pasada Rodrigo Fresán en una columna en Página 12?

Así escribía

A continuación un fragmento del Réquiem por Marguerite Yourcemar, escrito por Arancibia.

Contaba con la muerte como con un fiel amigo. Quería esperarla “con los ojos abiertos”; verla acercarse, como su Zenón o su Adriano, develando misterios que su curiosidad fresca y renovada asediaba desde siempre. Debían de existir puertas sobre el misterio, insospechables accesos al infinito sin rostro…

Itinerario

Blanca Arancibia, licenciada en Literatura, Crónica y Literatura Francesa y doctora en Letras y Literatura Francesa, se dedicó desde siempre a la divulgación y estudio de la cultura francesa. Ello se desprende de la importante tarea que realizaba desde ambos títulos de la UNCuyo. Integró desde 1986 la Societé International de Etudes Youcenariennes de la Universidad de Tours, Francia, en 2002 se la nombró presidenta honoraria de la nueva Sociedad Colombiana de Estudios Yourcenarianos, y en mayo de 2003 fue electa vicepresidenta de la Asociación Argentina de Literatura Francesa y Francófona, con sede en la Universidad de Córdoba.

Tampoco podemos menos que recordar que esto deviene de más atrás, allá en 1992, cuando la Universidad Nacional de Cuyo, por Resolución 1783 firmada por el entonces rector, Armando Bertranou, la nombrara coordinadora entre esa Casa de Altos Estudios y la Universidades de Francia, Bélgica y Canadá.

La pasión

La pasión. Magnífica herramienta que nos hace cada vez mejores y cada vez más humanos.

La pasión fue una de las cosas entre las que podemos destacar a Blanca. Cuando su muerte fue conocida, el mundo intelectual la lloró. Pero cuando decimos "el mundo intelectual" queremos decir exactamente eso. Desde distintos confines llegaron notas de pesadumbre, recordaciones, afectos tardíos que hablan de la importante significancia de un quehacer como el que Blanca Arancibia desplegó.

"A toda la familia, quisiera dar el pésame. Je voudrais vous dire combien je suis attristée par la disparition de Blanca qui était une amie précieuse. Sa vivacité et son intelligence profonde de la poésie et des mots qui nous incarnent dans l'existence, será siempre en el corazon de ''mí'' Argentina real e imaginaria.

Veuillez accueillir mes salutations les plus chaleureuses, (Quisiera poder decir cuán triste me siento por la desaparición de Blanca, que fue para mí una amiga preciosa. Su vitalidad y su inteligencia profunda de la poesía y de los roles que uno encarna en la existencia, estarán siempre en mi corazón), dijo la incomparable escritora canadiense Nicole Brossard, amiga personal y entrañable de Blanca.

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Llegaron cartas de distintos centros académicos firmadas por personalidades como Patrick Imbert, vicedecano de la Facultad de Letras de la Universidad de Ottawa, sintió "en esta terrible situación", la pérdida de Blanca, "una colega eficaz, importante y siempre lista para colaborar en proyectos internacionales".

"Es una irreparable pérdida para los suyos, para quienes la teníamos en altísima estima y para el mundo yourcenariano en general", dijo Vicente Torres Mariño presidente Asociación Colombiana de Estudios Yourcenarianos. "Bonjour, Merci de m'avoir prévenu. Je vous offre mes plus sincères condoléances", escribió Gaston Bellemare, de Écrits des Forges, éditeur international de poésie.

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Festival International de la Poésie, Trois-Rivières, Québec. L'image que Bianca laisse dans nos coeurs et esprits est celle d'une amie, intelligente et toujours de bonne humeur (La imagen de Blanca quedará en nuestros corazones y nuestro espíritu pues era ella una amiga inteligente y de constante buen humor), escribió Jacques De Decker, Michèle Goslar, la única biógrafa autorizada de Marguerite Yourcenar.

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El doctor Jean Bessière, professor de UFR Literatura general y comparada, de la Université Sorbonne Nouvelle, en una sentida carta habla del "amistoso homenaje insistiendo en la lección de vida y de coraje que nos ha infundido: muchos años de enfermedad no le impidieron jamás ser igual a sí-misma, lúcida, terriblemente lúcida, enérgica, disponible siempre".

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El profesor Jean-Pierre Castellani, de la Université de Tours, Francia, destacó: "Amaba a la gente, su trabajo, a los estudiantes y a los investigadores, amaba Francia y Canadá. En una palabra: amaba la vida, nuestra vida intelectual hecha de lecturas, de encuentros, de puestas en marcha, de lanzamientos de proyectos universitarios, editoriales, de dirección de jóvenes investigadores."

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Fue tanta la correspondencia recibida. Desde lejanos centros de estudios como el Departamento de Filología Francesa e Inglesa de la Universidad de Cádiz hasta de sus pares mendocinos, amigas entrañables, docentes de muchos años compartiendo sueños y proyectos.

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Rosa Latino de Genoud, directora del Instituto de Francés de la Facultad de Filosofía y Letras y directora del Centro de Estudios de Literaturas Francesa y francófonas de la UNC, recordó en un bello escrito que Blanca, ese "pájaro sin jaula, amó la libertad en todas sus expresiones, voló alto, muy alto sin caer nunca en el vuelo rasante de la mediocridad". Y Maria Marta Arrieta Guevara, licenciada en Letras Modernas y profesora de FLE, egresada de París III, de la Universidad de la Sorbona, también hizo una entrañable recordación entre la que destacó un homenaje a una amiga fiel, "fortaleza de oro y alma de cristal, tejedora de sueños, bienhechora del saber".