Responsabilidades compartidas. Históricamente, el turismo en nuestro país responde acompañando los ciclos económicos de Argentina y por ello, quienes no pertenecen al sector, creen que somos exitosos cuando por una devaluación asimétrica desbordamos de turistas; o a la inversa, cuando visitamos el mundo porque el dólar lo permite.
La realidad en los países que entendieron al turismo como parte de su balanza de pago es que trabajan en la planificación desde hace mucho y en forma sostenida. Y así, países que se definen como “caros turísticamente” poseen desde hace varios años el primer puesto mundial en cantidad de turistas que reciben anualmente. Cada uno, cumpliendo su rol, se suma a este proyecto que se inicia desde una política de Estado que acepta al turismo más allá del momento en que se vuelve exitoso, que mide la calidad de su oferta y la promociona; desde un sector privado que quiere crecer e invierte, y con universidades y centros terciarios de formación que deben cumplir un rol hegemónico.
Debemos transparentar la realidad. Aún existen perfiles profesionales que no responden a las necesidades del empresario actual. Quienes trabajamos en contacto directo con empresarios del país sabemos de esta necesidad y vemos cómo apuestan a los cambios que las entidades educativas realizamos y cómo la inserción laboral del estudiante es directa. Pero es nuestra responsabilidad que los profesionales del sector posean los conocimientos y habilidades. Si un alumno no obtuvo el nivel de idioma que exigimos, ¿por qué se recibió? Si ha desarrollado la creatividad para plantear nuevos productos turísticos acordes con las necesidades del turista actual, si conoce de la gestión, la actitud de servicio y la hospitalidad, entonces sí estamos en condiciones de apostar a un profesional que logrará satisfacer las necesidades de su cliente. Estas deben ser prioridades como tantas otras, el compromiso educativo se inicia desde el primer día de clase de un alumno y no tiene fin.
El eje es la calidad. Estamos convencidos de que todos apostamos a lo mismo. Pareciera que sólo falta el hilo conductor para optimizar resultados, porque la calidad habla de satisfacer las necesidades del cliente y que desde allí nos recomiende y que nuevamente consuma nuestros servicios.
No se trata de números ni de intenciones, sino de que afiancemos con credibilidad el posicionamiento de Mendoza turística, más allá de sus atractivos, por su calidad en el servicio, que es clave para cualquier tipo de emprendimiento.
Las entidades educativas debemos hacernos cargo del rol que nos cabe.
Lic. Lía Lamamy, DNI 13.562.754, Directora Carreras Turismo y Hotelería, UTN. Facultad Regional Mendoza