El objetivo de estas instalaciones es estudiar los rayos cómicos, partículas que llegan desde el espacio y bombardean la Tierra desde todas las direcciones. “Es el tercer edificio de los detectores de fluorescencia -que sirven para descubrir la luz que se observa en la atmósfera- y es el límite este del observatorio”, comentó Carlos Hojvat, vicegerente del Proyecto Pierre Auger, a Los Andes.
Actualmente se encuentran trabajando, para dejar todo a punto, unas 15 personas, entre ellos investigadores de Alemania y Checoslovaquia. No obstante para que funcione se necesitarán sólo 2 científicos.
La obra, que demandó alrededor de 6 meses, tuvo un costo aproximado de 500.000 dólares. En su interior, como en los otros edificios, hay una torre de transmisión que se comunica con el observatorio central, en la ciudad de Malargüe, además de elementos de comunicación.
Pronto comenzarán los trabajos para el cuarto edificio. Será el límite norte del proyecto, que estará emplazado en Loma Amarilla -también conocido como Loma Blanca- en cercanías de la Ruta Nacional 40. Los costos serán absorbidos por el Gobierno provincial y la torre de transmisión donada por la comunidad internacional.
Estos detectores de fluorescencia rodean a los tanques o detectores de superficie. “Son complementos necesarios y que nos permiten llegar a los resultados buscados”, explicó Hojvat.
A esto habrá que agregarle que de los 1.600 tanques de agua o detectores de superficie ya están funcionado unos 500. “En el observatorio ya tenemos otro stock importante para seguir instalando. Es decir que con el edificio Los Morados contaremos con un 75% de los detectores de fluorescencia y un 50% de los de superficie”, finalizó el científico.
El origen del universo
En relación a las observaciones hechas este año, el 12 de noviembre llegarán a Malargüe alrededor de 150 científicos de todo el mundo. Durante varios días discutirán los resultados que luego presentarán, se estima, durante una conferencia internacional en setiembre de 2005.
El objetivo del Proyecto Pierre Auger es detectar los rayos cósmicos, estudiarlos y mediante los datos logrados ampliar los conocimientos sobre el origen del Universo. Para ello el observatorio medirá las cascadas de partículas que se producen en el aire cada vez que un rayo cósmico choca contra las moléculas de la atmósfera superior. Así, se determinará la carga, dirección de llegada y la naturaleza de las más altas energías observables.
El Observatorio Auger está emplazado en dos sitios. En el Hemisferio Norte, en Utah (Estados Unidos) y en el Hemisferio Sur, en Pampa Amarilla (Malargüe). Cada sitio consiste en una red de 1.600 detectores, distanciados 1,5 km entre sí y cubriendo una superficie total de 3.000 km2. La red de detectores de superficie se complementará con un conjunto de telescopios de alta sensibilidad, que en las noches despejadas, es decir sin luna, escudriñarán la atmósfera para observar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.
Una pista sobre el origen del universo
Los rayos cósmicos son partículas que llegan desde el espacio y “bombardean” la Tierra. La mayoría de estas partículas son núcleos de átomos o electrones.
Algunas de ellas son más energéticas que cualquier otra partícula que se pueda observar en la naturaleza.
Los rayos cósmicos ultra-energéticos viajan a una velocidad cercana a la de la luz y tienen cientos de millones de veces más energía que las partículas producidas por cualquier acelerador en el mundo.
Nadie conoce las fuentes de los rayos cósmicos. La mayoría llegan de algún sitio dentro de nuestra galaxia. Muchos provienen de la explosión de estrellas llamadas supernovas.
Sin embargo, es probable que provengan de fuentes fuera de la Vía Láctea y de allí su estudio, porque se entiende que estas partículas de alta energía mantienen secretos respecto de la evolución y posiblemente el origen del universo.
El proyecto en números
Nuevo edificio: el detector de fluorescencia funcionará en el cerro Los Morados. Incluye un telescopio óptico y su construcción costó medio millón de dólares.
Objetivo del proyecto: determinar la naturaleza, energía y dirección de llegada de partículas de rayos cósmicos.
Tipo de observatorio: “Híbrido”, consistente en una red de superficie de detectores de agua y un sistema de telescopios de fluorescencia atmosférica para la observación de cascadas atmosféricas.
Estadística: 3O “eventos” por año, con energías superiores a los 1O20 eV.
Sitios de emplazamiento: Malargüe, en el Hemisferio Sur, y el Condado de Millard (Estados Unidos) en el Hemisferio Norte.
Detectores de superficie: el área cubierta es de 3.000 kilómetros cuadrados por sitio.
Cantidad de tanques detectores: 1.600 por sitio. Son del tipo de radiación Cerenkov, con 12.000 litros de agua purificada y 3 tubos fotomultiplicadores cada uno.
Distancia entre detectores: 1,5 kilómetros.
Telescopios de fluorescencia: 4 por sitio, con un total de 24 espejos.
Alcance: 20 km para cascadas de 1O20 eV.
Espejos: de 3,6 metros x 3,6 metros y 440 tubos fotomultiplicadores cada uno.