Desde los pioneros que se animaron a subir las pendientes rocosas del Parque Yosemite, en Estados Unidos, hasta los que eligen las magníficas paredes del Refugio “Arenales”, en Tunuyán, -una de las mejores del país -, esta práctica apasiona a miles de montañistas del mundo.
La idea es simple: subir una pendiente vertical con ayuda de instrumentos adecuados, como cuerdas, arneses, pies de gato, péndulas o zapatillas de escalada.
El escalador deportivo se centra más en la dificultad de resolver el ascenso que en hacer cumbre. Allí reside el verdadero espíritu de esta disciplina.
Existen dos modalidades para la práctica: la escalada libre en contraposición a la artificial. La diferencia es que en la primera no se utiliza ningún tipo de elementos excepto las propias manos y piernas, y la habilidad del escalador; es solamente para profesionales. En cambio, la escalada artificial se practica con elementos adecuados y un fárrago de artilugios.
En la actualidad, la escalada deportiva es considerada un deporte de alto riesgo y es necesario tener en cuenta dos elementos muy importantes para su práctica: la fortaleza física de brazos y piernas, y la destreza técnica del escalador. Sin esas claves, la práctica de este deporte puede ser bastante arriesgada.
Otro ladrillo en la pared
Las palestras - paredes artificiales que semejan el material rocoso propio de las montañas- comenzaron a aparecer en Mendoza a principios de los ‘90. La Dirección de Deportes de la Universidad Nacional de Cuyo y el Club de Andinistas fueron precursores en esta actividad. Entre ambos, en la actualidad, superan los 150 socios.
Por otro lado, algunos profesionales construyeron su palestra personal, como el reconocido guía de montaña, Mauricio Fernández, que diseñó un muro especial en su casa de Chacras de Coria.
En la dirección de Deportes de la UNCuyo, la escalada deportiva se practica desde hace ocho años, como complemento del andinismo. Hoy más de veinte jóvenes, la mayoría varones, hicieron sus primeros pasos en un minimuro pequeño, con técnicas básicas y caídas bajas (no supera los 4 metros), donde se enseñan los principios elementales, utilizando colchonetas.
En el otro muro, actualmente en restauración, de 12 metros de alto, se utilizan instrumentos básicos: el arnés, los mosquetones de seguridad, zapatillas especiales -con una goma diseñada para proporcionar adherencia- y la cuerda especial de escalada (construida con fibras artificiales que imitan al cáñamo), que permite absorber el choque en una caída.
“Como deporte, es una actividad de riesgo y tiene gradaciones”, asegura Carlos Tejerina, instructor nacional que da clases de esta disciplina en la UNCuyo.
“Las tomas de las palestras, también llamadas presas, donde se apoyan las manos y los pies, se modifican para cambiar la vía de ascenso hacia una mayor dificultad y así mejorar el nivel deportivo”, afirmó.
La ventaja de la palestra es que la escalada deportiva se puede practicar en clubes del centro y el deportista no tiene que trasladarse a la montaña ni depender de los caprichos climáticos, pudiendo así entrenar todo el año en un ámbito urbano.
Gran parte del éxito de la escalada deportiva se debe al desarrollo e investigación de la tecnología, que experimenta constantemente con nuevos materiales de seguridad casi infalibles (cuerdas, arneses, friends, stoppers, parabolts, etc.) que junto con las nuevas y desarrolladas técnicas y entrenamiento transformaron radicalmente este deporte.
Para comenzar a hacer escalada deportiva basta con aprender las nociones básicas. No obstante, como suele suceder con otras actividades, el aprendizaje es constante y nunca se termina de adquirir conocimiento.
Aquel que desea escalar y nunca lo hizo, debe comenzar por rutinas sencillas y a medida que vaya adquiriendo experiencia incursionará en niveles de mayor dificultad.
In situ
El mejor centro de escalada natural de Mendoza se encuentra en Tunuyán, a 15 km al Oeste del Manzano Histórico, camino al Portillo. Se trata del Refugio Arenales, un paraíso para montañistas que llegan de todo el mundo, en especial durante Semana Santa.
Allí el instructor Lorenzo Videla, un experto en la materia, ofrece la práctica de tres tipos de escalada deportiva en diferentes paredes: la llamada Alpina, entre el nivel 4 y 7 de dificultad (bastante alto); la deportiva propiamente dicha y una pared escuela, para gente sin experiencia que, incluso, permite a niños y adolescentes sumarse a la experiencia.
Cada año, cerca de 300 personas, de diferentes puntos del país y del mundo, escalan las paredes del Refugio Arenales. Los profesionales elogian aquellos muros por sus rocas de granito rosado, que por su dureza, textura y reciente explotación se convierten en unas de las mejores del país.
¿Dónde se practica?
1) En el Centro de Deportes de la UNCuyo (Ciudad Universitaria). Teléfono: 449-4091.
Horarios: los martes y jueves, entre las 14 y 17.
Inscripciones: como socio externo $ 20, más $ 10 de cuota por mes. Para alumnos de la UNCuyo: 3 pesos mensuales.
Instructor: Carlos Tejerina. Tel: 431-9870.
2) En el Club Andinista de Mendoza (Fray Luis Beltrán 357, San José, Guaymallén). La escalada deportiva es una de las actividades principales del club.
Horarios: por la mañana, sólo los lunes, miércoles y viernes, entre las 9.30 y las 12.30. Por la tarde, desde las 17 a 22.30 de lunes a viernes.
Inscripción: $ 20 por mes. (Cada persona debe llevar las péndulas y zapatillas especiales).
El club tiene la palestra más grande de la provincia (150 x 12 x 10). Allí se realiza anualmente una de las fechas del Torneo Nacional de Escalada Deportiva. Entre 30 y 40 personas practican diariamente el deporte.
Instructores: Federico Zambrano, Federico Indovina, Agustín Zambrano, Gustavo López, Iván Rocamora.
¿Quiénes lo pueden practicar?
-Toda persona con buen estado físico y mayor de 12 años.
- Para los principiantes se recomienda no empezar los ascensos en paredes naturales, sino en artificiales -palestras- y bajo el asesoramiento de un profesional.
- Tomar la escalada como un deporte y todo lo que implica seriamente, de forma regular, haciendo cursos de seguridad.
- Nunca hay que exceder las propias aptitudes. Hay que saber cuándo parar y cuáles son los límites de nuestro cuerpo.
- En la escalada libre, que es de mayor riesgo y por eso sólo es practicada por profesionales, el buen estado físico es fundamental para el ascenso. Además siempre hay que tener un conocimiento detallado de los elementos naturales que servirán como apoyo (rocas, pedazos de montaña, etc.).
- También es muy importante estar muy concentrado y bien equipado de acuerdo a la altura de la montaña que se quiera escalar.