Sucede que todas las instalaciones de la UNCuyo fueron sometidas a estrictas inspecciones técnicas y, en febrero de este año, un informe determinó que el subsuelo donde funcionan las aulas no cumple con todos los requisitos arquitectónicos y de seguridad necesarios para acoger a niños. La falta de rampas de emergencia, las extensas superficies con vidrios y el deterioro en conexiones eléctricas y de calefacción son las situaciones más cuestionadas.
Estas deficiencias no son una novedad para los padres, pues existen actuaciones institucionales del 2002 que las denuncian. El temor radica en que, después del trágico accidente que sufrió una niña de 12 años en la pileta del club de la universidad, las autoridades académicas decidan directamente cerrar la institución.
El titular de la Secretaría de Bienestar Universitario, Favio Erreguerena, aseguró que la alarma de los papás es infundada. “Se han realizado inspecciones y estamos planificando las mejoras que serían indispensables para acondicionar el lugar, pero nunca ha sido la intención de la universidad cortar este servicio”, comentó.
El funcionario aclaró que “de haber un corte, sería una suspensión provisoria y planificada porque será imposible realizar las obras con los niños en el interior del edificio”. Además, señaló que ya disponen del dinero para estas refacciones, que insumirían unos 37.000 pesos.
Marta deja a su hijo Jeremías al cuidado de las maestras en la salita de bebés, mientras cursa la carrera de Ingeniería Agronómica. “Si cierran “Semillitas” no me queda otra que abandonar la facultad, sobre todo a esta altura del año cuando ya no consigo vacantes en los otros jardines”, comentó la mamá.
Este jardín maternal tiene una matrícula de 70 pequeños, de entre 45 días y cuatro años. Allí trabajan unas 14 personas, entre maestras y auxiliares. GM
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28 de noviembre de 2024