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Los Andes-Viernes 25: Las mujeres son más instruidas y asumen más el compromiso familiar

Pese a que no se refleja en puestos laborales jerárquicos ni en jugosos salarios, las mujeres en Mendoza ostentan niveles más altos de instrucción que los varones. Si bien ambos encaran el cursado en los distintos ciclos del sistema educativo, son ellas las que logran un porcentaje mayor de terminalidad en escuelas, terciarios y universidades.

Los hombres son mayoría -en un seis por ciento- entre las personas que no concluyeron el nivel secundario. Si se toma a la población de estudiantes que alcanzaron su diploma, las mujeres pasan al frente con el 55% del total. Igual situación se repite en los niveles iniciales, en los universitarios y, principalmente, en carreras cortas y con rápida salida laboral.

Este es uno de los datos que saca a la luz un reciente informe elaborado por la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas) sobre la “Situación social de las mujeres en Mendoza”. El trabajo no sólo procesa los datos censales vinculados a la temática de género, sino que abre el campo a futuros análisis.

Sin embargo, hay ciertas preguntas sobre la población femenina que no fueron contempladas en el último censo. Por ello, las próximas encuestas “avanzarán en la indagación sobre el espacio de la mujer en la política y en el ámbito empresarial”, informó María Lina Duarte, responsable de la publicación junto a la socióloga Soledad Berná.

Duarte destacó que el esfuerzo que las féminas muestran en su capacitación personal, se manifiesta también en otras áreas de la vida. Del total de hogares monoparentales (sólo un miembro de la pareja) y con hijos a cargo en Mendoza, el 85 por ciento está dirigido por una mujer.

Vale destacar que este tipo de familia -sin la presencia paterna- va en aumento en la provincia, sobre todo en los núcleos urbanos. En departamentos con mayor población rural, como La Paz y Lavalle, los hombres tienden a seguir siendo jefes de su hogar, incluso si la pareja se ha divorciado o separado.

Otras realidades que se acentúan en las zonas alejadas son: el rol de trabajo doméstico que la mujer cumple en su casa y la maternidad en edades tempranas (ver aparte).

Buenas alumnas

Pese a liderar la nómina de ‘graduados’, las féminas aún son minoría en las estadísticas de empleo de Mendoza: hay una de ellas empleada por cada dos hombres. En este segmento del 35 por ciento, predominan los puestos en docencia, en servicios sociales y domésticos.

Pero esa no es la única paradoja. Las cifras muestran que el porcentaje de mujeres analfabetas supera al de varones. Sin embargo, esta situación parece ser más un problema histórico que actual, pues los índices de analfabetismo femenino que pesan son los que están presentes en la población de 50 años en adelante.

De todos modos, es en los departamentos del Gran Mendoza -como Godoy Cruz, Guaymallén, Maipú- donde el analfabetismo está más pronunciado en la mujer.

Respecto del desempeño educativo, la especialista en Ciencias Políticas dijo que “el desempeño es parejo en el estrato universitario, pero resulta notable la cantidad de mujeres que completan sus estudios en los otros niveles”. Donde se registra más la diferencia es en el nivel terciario: de todos los que egresaron de estas casas de estudio, el 76 por ciento son mujeres.

Estas carreras cortas tienen mayor vigencia aún en los departamentos alejados. En Malargüe o Junín, por ejemplo, las mujeres con títulos terciarios casi quintuplican a los varones que los llegan a conseguir.

La brecha ya empieza a perfilarse desde el jardín de infantes: los hombres son mayoría en la población que no concluyó el nivel inicial, pero las mujeres significan el 51% de los que lo completaron.

En cuanto a la población mendocina que accedió a un título universitario, las mujeres también inclinan la balanza a su favor. Este sitio de privilegio se agudiza en los departamentos del Gran Mendoza, donde sus habitantes tienen más acceso al estudio de grado.

Los mejores promedios universitarios

Según las últimas cifras del Ministerio de Educación de la Nación, en 2002 hubo casi un 19 por ciento más de egresadas que de egresados en las universidades estatales del país y un 16% de diferencia en las privadas. En números concretos, de los 56.441 egresados de universidades públicas, 33.469 fueron mujeres.

Es cierto que la presencia femenina mayoritaria en las aulas ya no asombra a nadie –las mujeres son el 56% de los estudiantes–, pero la diferencia se acentúa en su favor cuando se mira al grueso de graduados y al resultado final de los exámenes universitarios.

Desde su experiencia como docentes y mirando estudios internacionales, los especialistas explican el fenómeno simplemente: las mujeres son mejores alumnas, más aplicadas, más sistemáticas, más responsables, se reciben con mejor promedio y en menos tiempo que los hombres.

Más allá de su aparentemente innata responsabilidad y aplicación al estudio, las mujeres tendrían culturalmente incorporada la necesidad de esforzarse más que sus pares hombres. “Las mujeres todavía tienen que hacer más esfuerzos que los hombres para estar en la misma situación. Tienen más clara la necesidad del logro porque saben que el mercado laboral hace diferencias. Son conscientes de que necesitan más que sus pares masculinos para llegar al mismo lugar”, dijo Carlos Marquis, investigador del Conicet, al diario La Nación.

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