Por Emilce Palazzo
Departamento Cultura
Silvina Falco nació en Buenos Aires, ciudad en la cuál arrancó su historia como titiritera; comenzó a estudiar en el Teatro San Martín, pero las vueltas de la vida le demostraron que la impersonalidad de aquellos paisajes urbanos no eran el lugar indicado para realizarse como madre y artista, por lo que en busca de un mejor destino llegó a Mendoza, donde encontró su espacio. Su casa es el refugio de títeres que necesitan de una tiritera que les permita desplegar la magia que encierran y, así, relatar sus sueños.
“La Conquista (en ritmo de murga)” es su obra más destacada, y forma parte de un proyecto cultural que pretende llevar el teatro de títeres a las escuelas, difundiendo este legendario arte y dejar en el espectador un punto de partida para la reflexión. Actualmente esta obra, estrenada en el 2003, abre el telón todos los domingos en el Centro Cultural “La Lagunita” (Lisandro de La Torre y Mathus Hoyos). La entrada es libre y la salida a la gorra.
- ¿Cómo aparecen los títeres en tu vida?
- Empecé en Buenos Aires, en la Escuela de Títeres del Teatro San Martín, en esa época estaba Ariel Bufano. Me pareció un mundo apasionante sobre todo por el poder de “transmitir”, tanto a chicos como a grandes. Eso es fundamental en mi vida, sobre todo, porque tuve problemas de comunicación por lo familiar y lo social; yo viví la niñez en la época militar y eso me marcó mucho. En mi familia hubo una desaparecida y el tema de que todos sabían pero de eso no se hablaba me afectó y me encerró en una coraza. Ahí aparecieron los títeres, que me daban la posibilidad de poder decir las cosas. Yo encontré en los títeres la posibilidad de ver el mundo, de abrirme, de poder comunicarme de un modo más fluido. Son mi medio dónde vivir, dónde respirar, dónde decir las cosas.
-¿Por qué llegaste a Mendoza?
-Cuando empecé a estudiar en Buenos aires yo estaba embarazada de mi primer hijo, León Azul; hice el primer año en la escuela con algunas dificultades porque tuve que faltar. A mitad de ese año nació mi hijo y tuve algunos entredichos con la gente de la escuela, quienes me dijeron que no se podía ser “madre y artista” al mismo tiempo (risas). Sentí que no tenía nada que me mantuviese en Buenos Aires y en medio de una locura huí con el papá de León a San Luis. Ahí conocimos al grupo de teatro mendocino “Polichancleta” y ellos nos comentaron sobre la movida cultural que había en Mendoza, así que vinimos a conocer. Sentí que acá en Mendoza tenía mi espacio.
-Cuál fue tu primer trabajo en Mendoza?
-Mi primer trabajo acá en Mendoza fue “Historia de un Rey y la Mariposa”, la historia de un rey muy autoritario que prohíbe volar y una mariposa que por naturaleza tiene que desobedecer. Este trabajo lo hice como solista y lo estrené en “La Casa de los Títeres”
-¿Qué es “La Conquista (en ritmo de murga)”?
-“La Conquista (en ritmo de murga)” es una obra escrita por Pablo Acencio y es algo diferente a todo lo que se ha dicho. La estrenamos en 2003 y es una superproducción de “Títeres Del Azulejo”, yo empecé trabajando como solista con 4 o 5 muñecos, pero esta obra por ser épica, por contar parte de la conquista de América, necesita mucha producción de muñecos. Tuvimos el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y así pudimos hacer los 50 muñecos que necesita la obra, además de escenarios giratorios y una puesta de luces importantes. Fue todo un desafío llevar a cabo la obra y además contar esta historia que tiene que ver con nuestras raíces y con nuestra identidad La idea es que podamos reflexionar acerca de la conquista de América desde el humor y otros condimentos que tiene este relato. Ahora el desafío es llevar la obra a las escuelas, y ahí estamos tratando de conquistar...
-Y qué significa para vos La Lagunita, ya que durante mayo es el nuevo escenario de “La Conquista”
-El galpón “La Lagunita” es un espacio cultural que armamos con un grupo de vecinos hace 4 años, con cierta regularidad hemos estado haciendo teatro y títeres, y el año pasado hicimos la Vendimia de Bermejo que fue una experiencia increíble. Hacer “La Conquista” en La Lagunita para mí es una satisfacción muy grande porque se trata de entregar lo que yo sé hacer a los chicos, a los papás del barrio y de otros lados. Lo importante de este trabajo es que lo que yo soy y lo que hago lo pongo ahí, en La Lagunita, para la comunidad. Eso me da mucha satisfacción, no económica, pero sí de las otras, las de saber que lo que estás dando va a servir para el futuro, para las generaciones que vengan
-¿Cómo ha sido la convivencia entre los títeres y vos durante estos años?
- Para mi los títeres son mi vida, no encuentro otra forma de vivir. Es la manera de llegar a la gente. No los dejo que se expresen solos, acá estoy yo para censurar, aunque a veces se me escapan y dicen barbaridades (risas).Cuando viajo con mis títeres me siento segura porque sé que me van a recibir bien y que voy a tener comida. Sé que voy a llegar a la gente, sino llegara a tenerlos me sentiría insegura.