Desde el sector público se trabaja en dos proyectos con la UNCuyo y la UTN, los generadores de superficie y los “árboles” de bengalas. Además existen dos empresas que ofrecen cañones a gas.
La lucha contra el granizo no sólo se limita a la siembra aérea en Mendoza. Como complemento, existen otros cuatro sistemas, dos de ellos a prueba, que buscan reducir los daños sobre los cultivos frente a los altos costos de la malla o tela granicera. Se trata de cañones a gas (de diferente composición), generadores de superficie y “árboles” o súper sembradores de bengalas.
Los dos primeros se desarrollan en el ámbito privado desde hace casi quince años. Uno funciona con gas acetileno, que se usa para soldar metales, en la zona del Gran Mendoza, el Valle de Uco y Lavalle. Actualmente su número asciende a 71 cañones, cifra que se duplicó en los últimos cinco años. Entre sus clientes figura la bodega de Leoncio Arizu, que comercializa los afamados vinos de Luigi Bosca.
La empresa proveedora de este servicio (Cima SA) tiene otros emprendimientos fuera de Argentina: 23 en Armenia, 24 en Brasil y 15 en México. Su gerente, Jorge Galeoto, aseguró que el nivel de confianza oscila entre 90% y 95% si las tormentas se producen en condiciones normales, lo que significa que los vientos no superen los 30 kilómetros por hora. Los cañones tampoco son útiles cuando los núcleos graniceros sobrepasan los 12.000 metros porque exceden su límite de impacto.
El otro cañón se activa con propano, que se utiliza en los hogares, y las primeras experiencias se realizaron en San Rafael, donde los productores no están muy conformes con su actividad por la falta de seguimiento. Ambos trabajan con ondas sónicas (iones positivos) y su diferencia es el nivel de alcance de cada uno en relación a la formación de las nubes graniceras o cúmulos, por lo general a un kilómetro de la superficie.
Los dos equipos restantes corresponden a iniciativas públicas. Son proyectos de investigación generados entre el Gobierno provincial y dos universidades. Los convenios se firmaron en marzo pasado, pero sólo uno está en funcionamiento. Por ello todavía no se puede hablar de su efectividad para combatir el granizo, apuntó Eduardo Martín, el titular de la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas.
Los generadores de superficie –doce en total– se crearon para suplir la demanda de aviones en la zona cordillerana, precisamente en Tunuyán y Tupungato, donde las naves no pueden volar por la cercanía de la montaña.
Entonces, lo que se hace es sembrar las nubes graniceras con yoduro de plata y acetona desde la tierra, a través de unas estructuras metálicas similares a los calentadores empleados para neutralizar el efecto de las heladas. Cada uno se activa desde un control remoto cuando las condiciones climáticas lo ameritan. Su radio de cobertura es de 50 mil hectáreas y se extiende desde el Valle del Sol en Potrerillos hasta El Manzano en Tunuyán.
Esta prueba piloto arrancó casi sobre el final de la temporada pasada, por lo que recién en 2009 se tendrá una evaluación oficial sobre su incidencia en el agro local. Aunque Martín aclaró que ya hay estudios en Francia que certifican una disminución del 50% de las pérdidas causadas por la piedra.
La UTN encaró el segundo proyecto con la construcción de 8 árboles de bengalas, que se encienden para sembrar las nubes a la espera de la llegada de los aviones. Su duración es de 40 minutos.
La idea es ponerlos en marcha en los próximos días en el sur provincial, en la zona de La Pampa del Juncalito, acotó el funcionario. Cada unidad tiene un valor muy bajo en el mercado, de $17.762, si se lo compara con otros equipos de tecnologías similares.
Más allá de los diferentes costos, todos los sistemas persiguen el mismo objetivo: eliminar o reducir el tamaño del granizo para proteger a los cultivos, principalmente vides, olivos y frutales.
Buscan ampliar su cobertura
La implantación de los 12 generadores de superficie demandó unos $800 mil. La meta del Gobierno es ampliar su cobertura a otras zonas del Valle de Uco, Luján, San Rafael y Las Heras, al oeste de la ruta 40.
La siembra de cúmulos a través de esta red consiste en la emisión de yoduro de plata cuando se forman las tormentas por medio de emisores de aerosoles, llamados técnicamente Agl. Estas sustancias redistribuyen el vapor de agua existente en las nubes y forman partículas que previenen la formación o logran un menor tamaño del granizo.
Al noroeste de Tupungato, en La Carrera, existe una zona de génesis de tormentas que se caracteriza por desarrollos verticales muy rápidos y violentos. Por esta razón se inició en ese sitio esta experiencia piloto para determinar su eficacia, ya que las altitudes oscilan entre 1.500 y 2.500 metros sobre el nivel del mar, muy próximas a las bases de las nubes.
Su centro de operaciones se encuentra en Tunuyán.
La UNCUYO fue sede del Foro Energético Nacional
22 de noviembre de 2024