El Museo de Arte Universitario (MUA) ideó un ciclo para visibilizar y revalorizar las “joyas” del patrimonio artístico de la UNCuyo. Las personas pueden recorrer la exposición que se encuentra emplazada entre el Rectorado y el CICUNC, en el Espacio bautizado con el nombre de Luis Quesada ya hace cuatro años.
Entre los trabajos de "don" Luis que el MUA expone hay grabados, esculturas de madera policromada y pinturas en madera recortada y pintada. Son apenas una pequeña muestra del potencial y la sensibilidad creadora del mendocino que, a sus 92 años, conserva impecable su toque de humor, picardía y lucidez.
A pocos días de la inauguración, el artista recorrió la exhibición y dialogó con autoridades universitarias.
“Mirá qué lindo lo que ha hecho Luisito”
Con un hablar pausado pero firme, agarrado fuerte del brazo de su esposa y compañera de la vida, Aceli Bastidas, don Luis Quesada aseguró que el amor por las artes plásticas se transmite “no teniendo otra cosa que hacer”. “Me enfermé y para que me quedara quieto, me compraron una caja de colores. Por primera vez en mucho tiempo, y desde que recuerdo, alguien dijo: ¡Oh mirá qué lindo lo que ha hecho Luisito!”, comentó. Cree que se lo decían para que en realidad se quedara quieto, y que después se cansaron y nunca se lo volvieron a decir. “Como no quedó resuelto mi problema, todavía sigo tratando de que se diga: ¡Oh mirá lo lindo que ha hecho Luisito!... ¿me dicen después si les gustó la exposición?, y me van a dejar contento, si me dicen: ¡Qué bárbaro, mirá lo que ha hecho Luisito!” soltó con gracia el maestro mendocino.
Escapar de la escuela
De la época de la infancia recordó que la escuela le parecía un lugar "peor" que una cárcel. “Yo iba a una escuela moderna, donde uno podía entrar y salir sin necesidad de que la maestra lo autorizara. A mí gustó tanto, que no volví a entrar. Me costaba leer y escribir, y luego me convertí no solamente en un buen lector, sino hasta en un buen escritor, bueno, no estoy seguro. Y todavía estoy en esa cuestión de saber qué es lo que demonios soy, qué pueda llegar a ser, que no sea ni leer ni escribir. Porque eso me parecía horrible: la escuela era peor que una cárcel y por eso le escapaba. Lo cierto es que si hay algo que me ha parecido peligroso, sobre todo para la libertad, es la escuela. Empieza el encierro, la cárcel, la confusión, cuando uno es niño y no puede defenderse. Por eso, cuando pude me escapé y anduve sin entrar a la escuela durante casi un año, no porque no supiera dónde quedaba, sino porque como sabía, iba para otro lado” explicó seguro.
¡Trabajar nunca!
En una de sus tantas escapadas del colegio, "Luisito" se encontró tirado un cuerno de vaca. Allí nacería su unión irreversible con el arte. “Andando de un lado para otro, un día encontré un cuerno de vaca. Lo alcé, porque como era un muchacho del campo me llamó la atención una cosa así. Me puse a hacer algo con el cuerno, un anillo para mi prima, y quedó tan bien que desde entonces quedé ubicado como un artista de la familia. No teniendo nada que hacer, hacía eso, y en general siempre hice lo que no era trabajar, ¡trabajar nunca!, y todavía estoy sin poder resolver esta cuestión del trabajo”, confesó alegre.