Por Romina Scafati
Agencia Taller – Departamento de Escenarios Latinoamericanos
El gobierno de Lula da Silva enfrentó en los últimos meses una serie de denuncias por supuestos manejos ilegales en la financiación de sus campañas electorales y pago de sobornos a parlamentarios oficialistas y opositores. Ese escándalo surgió a través del ex parlamentario, Roberto Jefferson, quién posteriormente fue destituido porque no consiguió comprobar sus denuncias.
La semana pasada el semanario Veja publicó un informe donde señaló que el comité electoral de Lula recibió tres millones de dólares para la campaña a través de un ex diplomático cubano identificado como Sergio Cervantes.
A partir de allí la oposición brasileña, líderes del centrista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y del conservador Partido del Frente Liberal (PFL) expresaron que el donativo, de ser cierto, representaría una violación de la ley electoral de ese país y propusieron llevar a cabo un juicio político.
José Serra, principal rival de Lula en las elecciones presidenciales del 2006, alcalde de Sao Paulo y presidente del PSDB, opinó que la acusación "parece verosímil". Por su parte los gobiernos cubanos y brasileños como el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) desmintieron las acusaciones. Además el PT demandará a la revista por calumnias e injurias.
Meses atrás esta revista brasileña había publicado versiones sobre aportes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), del gobierno venezolano y hasta del gobierno de Libia a la campaña del 2002 pero hasta ahora ninguna de ellas fue confirmada como cierta.
El diario Folha de Sao Paulo sostuvo que la revista Veja “es inverosímil por no poseer un elemental sentido común al no tener un poco de información básica”. Además su columnista Clovis Rossi agregó: “Que una revista decida jugar el papel de un tabloide británico, ese es problema de la revista. Pero que la oposición se disponga a participar del juego, pasa a ser una indicación clara de indigencia mental”.
Sin embargo casi todos los grandes diarios y noticieros radiales y televisivos repitieron la versión como cierta, y la siguen insinuando.
La revista Veja ha demostrado estar muy alejada de la objetividad periodística y desempeñar una función de acoso a la actual administración del Brasil. Los partidos opositores y los grandes medios de difusión manipulan y aprovechan esta situación para seguir la campaña derechista contra Lula, su administración y el PT.
