Sergio Maravilla Martínez estuvo en Mendoza para colaborar en un videoclip de la banda local Saturno. En el set de filmación  se contactó con el director del corto, Carlos Pedrosa, docente del Instituto Tecnológico Universitario (ITU) de la Universidad Nacional de Cuyo quien lo invitó a dar una charla motivacional con los estudiantes del Instituto. Así el legendario boxeador argentino se presentó ante casi 200 jóvenes con quienes conversó durante dos horas. 

“Me parece raro estar hablando en una universidad cuando llegué a séptimo grado”, confesó Sergio ante los jóvenes que escucharon su charla y se animaron a preguntar acerca de sus famosas anécdotas.

Perseverancia, resiliencia, capacidad para anticiparse a las dificultades de la vida y disciplina para cumplir los sueños más profundos, fueron algunas de las palabras alentadoras que ofreció el boxeador a los estudiantes. Además puso el foco en las generaciones contemporáneas: “Nuestros padres nos dejaron un mundo horrible. Nosotros estamos dejando un mundo horrible. Ustedes, y no se los pido, les digo que lo asuman, que se hagan cargo, tienen que poder arreglar este planeta”.

Alentó a los estudiantes a abrazar los propios sueños para dar sentido a la vida. “Hice muchos deportes. fútbol, ciclismo, pero lo mío fue el boxeo y con perseverancia lo conseguí. En el mismo sentido, persigan sus sueños con el estudio. Hay que pelearla todos los días. Y no le tengan miedo al sufrimiento. Hay que pasar por el sufrimiento porque, les aseguro, cuando uno sale de ahí, sale distinto, sale renovado”.

Batallar en el ring de la vida

Sergio Maravilla Martínez tiene 49 años. Nació en Quilmes, Buenos Aires. Reconocido a nivel mundial como boxeador profesional. Cuenta 12 títulos, 57 peleas ganadas y, entre ellas, una victoria que fue bisagra en su carrera deportiva, la que consiguió aquel 15 de septiembre de 2012 contra el mexicano Julio César Chávez. 

Si bien el boxeo es parte esencial de su vida, desde hace un tiempo se dedica a dar charlas motivacionales en las que, a partir de su experiencia, aporta herramientas esenciales para dar pelea en el verdadero ring: el de la existencia humana -según sus propias analogías-.

“Mi primer campeonato mundial lo gané en Inglaterra; diez días antes estaba pidiendo comida en Cáritas de España”. De esta forma, Sergio introdujo a los jóvenes en el contexto de su primera pelea ganada en la que aún en circunstancias adversas logró alcanzar su sueño.  

Remarcó que el sostén en el camino de la existencia debe ser la disciplina de la mente y en ese mismo sentido la capacidad de concretar los anhelos personales que repercuten en beneficios colectivos. “No tenía un mango en aquel momento; antes de que me llamaran para esta primera pelea estaba trabajando en casas haciendo instalaciones eléctricas, de gas y otros trabajos. Sin embargo, entrenaba en el gimnasio y soñaba con ser campeón”, recordó.  

Habló de muchas de sus peleas y entre ellas la más memorable de sus batallas. La que protagonizó con el boxeador mexicano Julio César Chávez Jr. el 15 de septiembre de 2012. “Ante esta pelea supe que iba a caer pero, también supe que me iba a levantar y a seguir luchando. En vez de cubrirme y abrazar a mi rival seguí peleando”. Con esta anécdota dejó una lección de vida: permanecer besando la lona no es una opción.