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Más que una escuela en el desierto

En Asunción, departamento de Lavalle, a más de 80 Kilómetros de la ciudad de Mendoza, funciona una escuela albergue. A ella asisten aproximadamente 100 niños. Ellos reciben allí, además de contenidos educativos, comida, cuidados y afecto.

14 de abril de 2006, 16:50.

Por Miriam Real

miriam_real81@yahoo.com.ar

Departamento Cultura

14/04/06 La escuela Abraham Lincoln tiene la particularidad de albergar a aquellos alumnos que, por las grandes distancias, no pueden asistir diariamente al establecimiento. Alternan 9 días de clases por 5 días en sus casas. Esta función que cumple es la que diferencia de las demás instituciones escolares. Y no sólo eso distingue a esta escuela, sino también su ubicación.

Este establecimiento se sitúa en la localidad de Asunción, departamento de Lavalle, sobre la ruta número 182, a 80 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Asunción es hoy una antigua población que marca el límite entre el oasis y el desierto de Lavalle.

Actualmente todas las escuelas del secano son albergue, ya no queda ninguna con régimen externo. En esta ocasión, ATPA tuvo la posibilidad de hablar con Humberto Leonforte, director y maestro de la escuela, quien dijo: “la escuela albergue tiene como característica fundamental resaltar el aspecto pedagógico, es decir la enseñanza de los chicos es lo principal. El albergue surge en realidad por una necesidad, ya que en una zona como Lavalle, con una gran extensión de terreno, población dispersa, problemas de acceso a los a caminos y al servicio de transporte, los chicos no pueden concurrir todos los días a la escuela y luego retornar a sus casas.”

Este régimen posibilitó que el 95 por ciento de los chicos en edad escolar de la zona del desierto lavallino, tenga acceso a la educación formal. En este momento existe una currícula de 90 alumnos, la mitad de los cuales se encuentran bajo la modalidad de albergue.

El chico vive en la escuela como si fuera su casa, es decir,  realiza las tareas habituales tales como desayunar, almorzar, jugar y dormir. Leonforte afirmó: “el chico en el albergue desarrolla el sentido de la solidaridad, al no tener su familia cerca se tienen a ellos mismos”.

Es importante destacar que los maestros cumplen una función mayor que la educación pedagógica estrictamente hablando. Afirmó esto Viviana Sánchez, maestra de EGB en esta escuela, quien agregó: “en la mañana somos maestras, pero en muchos momentos te tenés que olvidar de eso, porque los celadores no alcanzan y debemos realizar otras tareas. Les enseñamos a higienizarse, les creamos hábitos que en una escuela común debe realizar el entorno familiar. Tenés que estar preparado para cumplir otro rol, llevarlos al médico, velar por su salud, sos la madre durante los 10 días que estás allá”.

Tanto escuela como docentes se adaptan a toda una cultura diferente que deben respetar y aceptar. Según Edgard Tylor cultura es todo un complejo que comprende el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y las capacidades adquiridas por el hombre en tanto miembro de esa sociedad. De acuerdo a esto, el director Leonforte comentó a ATPA: “hay pautas culturales con las que vos chocás. Tenemos que respetar la diversidad cultural y educar en la multiculturalidad”.

También la docente Viviana Sánchez afirmó: “en realidad vos le abrís una ventana que ellos no conocen, sos su referente, te quieren y te respetan. Nuestra función es brindar nuestros conocimientos y sobre todo motivar, rescatar y aceptar cada uno de sus conocimientos y creencias porque forman parte de su propia cultura”.

Todas las actividades de una escuela albergue forman parte de un estilo de vida, de una costumbre para los jóvenes habitantes del desierto, que ven en esto una posibilidad de adquirir otros conocimientos, pero a la vez preservar una cultura, cuyas costumbres de verdadera raigambre aborigen desean conservar.

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