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Operativo “antiterrorista” en marcha

Frente al asesinato del brasileño Jean Charles Menezes en Londres al que confundieron con un “terrorista suicida”, familiares, trabajadores rurales y organizaciones en defensa de los derechos humanos protestan y exigen investigar el caso. Mientras el gobierno británico ofrece disculpas y justifica el accionar de la policía londinense.  

El pasado 22 de julio, en una estación del metro de Londres, Jean Charles Menezes, de origen brasileño, fue  perseguido, detenido, golpeado en la cabeza y asesinado inmediatamente con ocho balazos por un grupo de oficiales vestidos de civil. Estos últimos, al observar su “aspecto musulman”, creyeron que era de origen asiático e inmediatamente lo relacionaron con los  “atentados terroristas” originados por las explosiones en el transporte público del día anterior,  al noreste de esa ciudad,  y  del pasado 7 de julio en la estación del metro de Sheperd's Bush, al oeste londinense.

Sin pensarlo y sin realizar investigaciones previas, los policías le dispararon a matar. Ese mismo día del asesinato, la Agencia ANSA informaba así: “policía británica confirmó hoy que mató a uno de los cuatro terroristas que ayer intentaron detonar bombas en tres líneas de metros y un autobús de Londres”.

Sin embargo, se trataba de un hombre de 27 años, nacido en Gonzaga, en el interior de Minas Gerais, Brasil, vivía hace casi cuatro años en Londres trabajando como electricista y no tenía ninguna relación con los “atentados terroristas” ocurridos en aquella ciudad. No poseía ningún arma, aún así, fue perseguido desde que salió de su casa por los oficiales.

Lejos de lo sospechado por la policía londinense, según informó la BBC, su huida se debía a que, como muchos de los brasileños que se retiran de su país en busca de una mejor calidad de vida, era un residente ilegal, ya que, “la Visa de Menezes había expirado en 2003 y que un sello en su pasaporte, que aparentemente le otorgaba el derecho a permanecer en el Reino Unido, no era auténtica”. No obstante, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil respondió que la policía era responsable por la muerte del joven, más allá de su estatus migratorio.

Jean de Menezes enviaba dinero regularmente a su familia y en las últimas semanas había ayudado a sus padres a pagar tratamientos médicos.

Al día siguiente del asesinato, Scotland Yard  asumió que había sido un “error” de la policía  y se justificó diciendo que el “tiroteo” se debió a la “operación antiterrorista en marcha”. Fue por eso que el Ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, se reunió en Londres con el subsecretario de Estado para América Latina, David Treisman, y conversó por teléfono con el ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, para aclarar los tantos. El jefe de la diplomacia británica le prometió una rápida investigación.

A los dos días de lo acontecido, el jefe de la Policía Metropolitana de Londres, sir Ian Blair afirmó: 'A su familia sólo puedo expresarle mis más profundas disculpas', pero incidió en que no fue algo 'gratuito' o 'arrogante' por parte de las autoridades. Unos días después  Ian Blair, reiteró que se siente devastado por lo ocurrido pero dijo que sus oficiales no tuvieron más opción que disparar. 

El caso tuvo una amplia repercusión que ha ido en aumento, y originó protestas de organizaciones populares frente a la embajada de Gran Bretaña en Brasilia y sus consulados en Río de Janeiro y Sao Paulo. Representantes de las centrales sindicales y de la Orden de Abogados de Brasil realizaron un acto de protesta exigiendo ser informados sobre la marcha de las investigaciones en torno al asesinato del joven brasileño. Asociaciones en defensa de los derechos humanos han denunciado los riesgos de una política que no sólo es una amenaza para los inocentes, sino que también puede dar lugar a la discriminación y aumentar el resentimiento entre las comunidades afectadas.

El pasado 26 de julio, familiares y amigos del brasileño asesinado protestaron por la acción policial y exigieron la devolución del cadáver. “No tienen forma de disculparse, él esta muerto y ya", declaró el alcalde de Gonzaga, Julio María de Souza. "Todos estamos pasmados por lo que sucedió en Londres. Los primeros terroristas son ellos que primero matan y después identifican", agregó el alcalde refiriéndose a la acción de la policía.

En Minas Gerais, una caravana de vehículos con familiares, amigos y vecinos inició el periplo de 90 kilómetros hasta Gonzaga, donde fue velado y sepultado el cuerpo del joven brasileño.

Quedan las sospechas de que este hecho no fuera un “mal entendido”, sino una respuesta a Brasil por parte de la seguridad británica al oponerse a la participación en la guerra de Irak llevada a cabo por el Reino Unido.

Pero lo que sí queda claro es que en Gran Bretaña ya ningún extranjero, sobre todo de rasgos latinos, no podrán caminan tranquilamente por las calles de esa región, aunque no tuvieran la más mínima relación con las causas “terroristas” que ellos pretenden combatir. 

Anahí Pérez

ani19_81@yahoo.com.ar

Editora Escenarios Latinoamericanos

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