El último de los cuadros escritos que cierran La mala educación nos cuenta que Enrique (el personaje encarnado por Fele Martínez) siguió haciendo cine con la misma pasión. El propio Almodóvar se ha encargado de dejar en claro que último film no es autobiográfico ?al menos, no en el sentido habitual de la palabra-: ?La película es autobiográfica pero en un sentido más hondo, yo estoy detrás de los personajes, pero no cuento mi vida.? Sin embargo, la afirmación acerca del personaje director de cine puede sintetizar la experiencia de Almodóvar mismo.
Atrás en el tiempo quedaron aquellas bizarras películas como Pepi, Luci, Bom...; los grandes aciertos de Mujeres al borde de un ataque de nervios; las melodramáticas experiencias de Carne trémula; e incluso el boom hollywoodense que llegó con Todo sobre mi madre. Ahora, después de la reposada y excelente Hable con ella, el director manchego vuelve al ruedo con un film mucho más arriesgado, pero igual de cuidado en lo formal, y con la misma pasión de siempre, en La mala educación.
Lo que resulta interesante es que, a pesar de no ser un film totalmente autobiográfico, está armado como una serie de cajas chinas en las que puede verse la propia actividad de Almodóvar como director y sus ideas sobre el cine. Tal vez lo más autorreferencial de La mala educación sea el hecho de tener en el centro de la mirada ?y como sujeto de la mirada, también- a un realizador. Esto le permite a Almodóvar reflexionar acerca de la delgada línea que separa al cine de la vida, a la ficción de la realidad, y al deseo de la oscuridad.
El gastado tópico del director con crisis de ideas es la oportunidad que tiene el guion de insertar la visita de Juan-Ignacio-Ángel (Gael García Bernal) en la vida de Enrique Goded. Esta vuelta, aparentemente poco original y sencilla, en realidad da pie a una serie de concatenaciones más complejas, comenzando por la irrupción del pasado en el presente (Ignacio y Enrique fueron compañeros de colegio), y siguiendo por el entrecruzamiento de ficción y realidad, vida y literatura, cine y letras. La oscura historia de abuso, deseos encontrados y tabúes que vivieron los niños en colegio, supervisados por el padre Manolo, es el germen del relato ?La visita?, de Ignacio. Esta, a su vez, generará la película de Enrique, quien rescribe no solo el cuento, sino también sus recuerdos, y con ellos, su vida.
En este triángulo que conforman los recuerdos, la literatura y el cine, hay un punto de convergencia: Juan. Y lo curioso es que sea el hermano de Ignacio no solo quien insiste para que el relato sea llevado al cine, sino que además no ceja en su empeño de ser el actor que encarne a su hermano travestido. Es que para Juan la actuación, en este caso, representa una forma de conjurar los fantasmas del pasado en dos sentidos: los del más remoto, en la infancia de Ignacio; y el más reciente, el que lo involucra directamente a él. Aquí es donde se advierte una vuelta más de la película de Almodóvar: el protagonista no es en realidad Ignacio, como podría serlo en la película de Enrique Goded, sino Juan, el misterioso actor cuyo secreto no será develado sino al final, cuando se pongan frente a frente la realidad y la ficción en el personaje del señor Berenguer, alter ego del padre Manolo.
Las revelaciones del señor Berenguer terminan por definir lo que Almodóvar ha llamado un film noir: ?En el ?noir? puede no haber policías, ni pistolas, ni siquiera violencia física, pero debe haber mentiras y fatalidad, cualidades que normalmente encarna una mujer: la mujer fatal (...)Para ella el sexo no es fuente de placer, sino de dolor para los demás. En ?La mala educación? le femme fatal es un enfant terrible, el personaje interpretado por Gael García Bernal.? La mentira y la fatalidad han campeado sobre todo el relato, y también sobre la historia del pasado de los chicos en el colegio. Pero en la desquiciada confesión del señor Berenguer terminan de advertirse sus alcances; y sobre todo la presencia de Juan como origen del dolor de Enrique.
Juan visita a Enrique. Enrique visita a la madre de Ignacio. Ignacio (encarnado por Juan) visita el colegio de la infancia y al padre Manolo. El padre Manolo, ahora un tétrico señor Berenguer, visita el plató. Una visita lleva a otra, todas ancladas en el relato homónimo; y en la sucesión se van conjugando la realidad y la ficción, el pasado y el presente, los recuerdos deformados con lo que verdaderamente pasó.
De ahí que el cine, que había sido el refugio de Ignacio y Enrique en el colegio; y de Juan y Berenguer la tarde del crimen, sea al final de la confusión y los espejismos una fuente de salvación para el director que no supo dividir las aguas entre las pasiones y su trabajo: es el cine el que, convertido en pasión, prevalecerá.
Palabra de Almodóvar: (En ?La mala educación?. Página oficial)
?Me gusta pensar que las salas de cine son un buen refugio para asesinos y solitarios. También me gusta considerar que la pantalla es un espejo del futuro.?
?Desdoblamiento, duplicidad y espejos que multiplican y deforman lo que ven. Enrique Goded decide llevar al cine el relato que ha escrito su amigo Ignacio, lo cual triplica las versiones que vemos de la misma historia: la historia ?real?, la narrada por Ignacio en su relato, inspirada y delirada a partir de la real, y la que Enrique adapta del relato y visualiza en forma de película. ?La mala educación? es la historia de un triángulo triplicado (los dos alumnos y el director del colegio), historias múltiples que como muñecas rusas se esconden unas dentro de otras y que en realidad son una sola.?
?Yo soy mucho más discreto que el personaje de Fele, con él comparto la pasión por hacer cine, pero en mi vida no me arriesgo tanto.?
?En mi película hay mucha realidad, pero también mucha manipulación. El cine es manipulación, incluso el cine documental. \"La mala educación\" es una ficción, pero por las pocas entrevistas que he hecho tengo la impresión de que a la gente le gusta la idea de que sea autobiográfica.?
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22 de noviembre de 2024