“Hay que combatir la fragmentación, sin eliminar la diversidad”, sostiene el pedagogo y ex director educativo de Unesco en Ginebra, Juan Carlos Tedesco, que asumirá esta semana como viceministro de Educación. Desde 2005, asesoraba al gobierno nacional en una comisión federal que evaluó la situación de los institutos de formación docente. La gestión de Néstor Kirchner impulsará este año una Ley de Educación General que reemplace a la pergeñada durante el menemismo. En diálogo con Página/12, Tedesco reflexionó sobre las consecuencias de la ley actual: “Coexisten cerca de 50 estructuras distintas. Dentro de cada provincia, hay más de una. Tenemos que tener dos o tres grandes modelos más homogéneos”, consideró.
–¿Qué prioridades tiene al asumir el cargo?
–Las prioridades son las que ya está enfrentando el ministerio: mejorar la calidad de la educación y hacerlo de manera más homogénea. Tratar de disminuir al máximo las diferencias que existen entre los distintos sectores del país y entre los diversos sectores sociales. Este año el ministerio está abocado en impulsar políticas de Estado que trascienden una administración. Ya se sancionaron la Ley de Financiamiento, la Ley de Educación Técnica y se va a impulsar la sanción de la Ley General de Educación.
–¿En qué puntos se centrará el debate sobre esta nueva ley?
–Fundamentalmente, el objetivo es poner el acento en la calidad y en la equidad de la educación. Debe ser una ley que exprese el compromiso de diversos partidos y sectores sociales en convertir la educación en una variable clave para el impuso económico y la formación ciudadana. La educación es necesaria para que tenga una economía competitiva y una ciudadanía fuerte.
–¿Cuáles son las consecuencias más graves de la Ley Federal?
–Muchas de las consecuencias sobre el sistema educativo no tienen que ver con la Ley Federal. Lo que hoy está pasando en el sistema educativo no se relaciona con lo legal, sino con lo que pasó política y económicamente en el país. La ley acompañó eso y por eso hay que revisarla, pero básicamente mirando al futuro. Tiene que ser una ley que movilice a todos los sectores para que se cumpla. Hay que convocar a los docentes a que se expresen.
–¿Con qué mecanismos se buscará el diálogo? ¿Se harán audiencias públicas?
–Es prematuro decirlo. El Parlamento será seguramente el centro de debate, pero los docentes y las ONG tienen sus centros de expresión. La ciudadanía debe expresarse sobre esta cuestión.
–¿Cómo evalúa la fragmentación que dejó la Ley Federal?
–Actualmente, coexisten cerca de 50 estructuras distintas. Dentro de cada provincia, hay más de una. Tenemos que tener dos o tres grandes modelos más homogéneos. No se puede modificar de una manera burocrática, pero avanzar hacia esa homogeneización. El papel del ministerio tiene que ser combatir esa fragmentación, sin eliminar la diversidad. Lo que tenemos que tener a nivel nacional es objetivos comunes, porque el federalismo es un hecho básico de nuestro país. Lo que tenemos que atacar es la desigualdad. Es legítimo que en Salta y Jujuy hagan las cosas de forma diferente, pero lo grave es que existen desigualdades serias. Si uno compara los resultados de aprendizaje de un chico en capital, es el doble o el triple de lo que se aprende en el Chaco o en Formosa.
–¿Qué herramientas puede proveer la nueva ley?
–La ley debería apuntar a la igualdad. Significa darle al Estado nacional un fuerte poder para compensar diferencias y para actuar a través de la formación de los maestros, que es un elemento central en la calidad educativa.
–Usted presidió una comisión que se ocupó de evaluar la capacitación docente con el fin de crear el Instituto Nacional de Formación Inicial y Continua. ¿Qué elementos extrajo de esa experiencia?
–La comisión presentó su trabajo en diciembre y el Consejo Federal aprobó el informe. Los problemas son bastante serios en cuanto a la gran heterogeneidad. Existe una diversidad enorme de estilos de formación, con unos 1400 institutos de formación docente. Cerca de la mitad de los profesores los forman las universidades, donde los ministerios no tienen injerencia. Una de las grandes tareas tendrá que ser articular con las universidades, porque en muchas de ellas el título docente es un accesorio a la licenciatura, sin que la pedagogía ocupe un lugar importante. La verdad es que el 90 por ciento de los docentes ya están trabajando.
Tenemos que innovar en la capacitación continua y salir de la idea de que capacitar es hacer un cursito por fuera de la escuela. Se tiene que hacer en equipo, no en forma individual, y en la escuela, no por fuera.
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28 de noviembre de 2024