La primera sesión del año del Consejo, realizada anteayer, estuvo teñida por la tensión de ese conflicto. Poco más de una decena de estudiantes, militantes de la agrupación El Gradiente, hicieron oír a los gritos, y unas cuántas veces, sus protestas contra Cernuschi y las autoridades de la UBA. De hecho, durante las más de cuatro horas de sesión mantuvieron a las espaldas de la silla del decano un cartel que lo calificaba de “interventor” de Ingeniería.
Por amplia mayoría (17 votos a favor y cuatro en contra), el Consejo Superior ratificó las resoluciones tomadas por el rector, al coincidir con que era necesario señalarle al consejo de Ingeniería que debía aceptar las pruebas ofrecidas por Cernuschi ante las acusaciones en su contra, y con que el consejo no tiene atribuciones para suspender al decano. En contra se expresaron los graduados de la mayoría, para quienes el rector se extralimitó al intervenir en el conflicto de una facultad autónoma.
“Hace un año estamos esperando un gesto del decano y los consejeros: por favor, señores, renuncien todos. Nadie piensa en la facultad”, bramó el decano de Agronomía, Fernando Vilella, expresando una posición compartida por varios consejeros superiores y decanos, aunque nadie se atrevió a incluirla en un proyecto de declaración. El propio Cernuschi recordó haber ofrecido esa salida el año pasado (ni siquiera para irse pudieron ponerse de acuerdo las partes en Ingeniería) y reclamó que se llame a elecciones en 60 días, “para solucionar esto democráticamente”.