El nuevo conflicto centrado en los incentivos afloró la semana pasada, pero tiene que ver con una modificación reglamentaria introducida el año pasado. El desfasaje en su aparición se explica porque, con la demora tradicional, actualmente se está pagando la primera cuota del incentivo correspondiente a 2003.
El decreto que fundó el programa (2427/93) no establecía ninguna limitación para acceder al sistema: bastaba ser docente y estar haciendo investigación, además, claro, de presentarse a la categorización y la evaluación de rigor. Ya en 1997 el Ministerio de Educación fijó por resolución que quedaban fuera del programa los docentes con dedicaciones simples (las más bajas, que implican veinte horas de trabajo a la semana). Pero esa exclusión nunca se efectivizó, porque sucesivas resoluciones ministeriales fueron incluyendo a los simples. Hasta esta última exclusión, sustentada en un nuevo Manual de Procedimientos del programa, aprobado cuando aún no había asumido el actual gobierno.
“Se trata de una clara arbitrariedad, ilegítima e irrazonable –protestó la secretaria general de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), Anahí Fernández–. El no tener una dedicación mayor a la simple no es atribuible a los docentes, sino que resulta totalmente ajeno a su voluntad y no guarda relación alguna con la idoneidad ni con el nivel académico, acarreando un grave perjuicio.” De acuerdo con los datos que maneja el sindicato, la cantidad de docentes con dedicación simple de todo el país incorporados al Programa de Incentivos ronda los dos mil. “Además de soportar un desfasaje brutal por el retraso en el cobro, estos docentes venían percibiendo el incentivo en los últimos años, y el año pasado trabajaron, presentaron informes e incluso fueron evaluados como parte del sistema. Y ahora no les pagan”, agregó Fernández, en diálogo con Página/12. La Conadu anunció que iniciará acciones legales porque esta exclusión implica “una violación a derechos adquiridos que lesiona el derecho de propiedad, el derecho a la igualdad” y ocasiona “una inaceptable reducción salarial”.
Desde la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, Juan Carlos Pugliese señaló que los docentes con dedicación simple sólo tienen como función dedicarse a la docencia; la investigación es tarea de quienes cuentan con dedicaciones superiores. “En un contexto de salarios congelados, en administraciones anteriores se los incluyó en el programa. Después, la inclusión se prorrogó para no afectar el normal desarrollo de los equipos de investigación en medio de la crisis del país. Pero, en realidad, no se trata de un plus salarial, sino de un incentivo a la realización de determinadas actividades de investigación. Por eso, la inclusión de los docentes simples desnaturaliza los objetivos del programa. Ahora estamos tratando de ordenarlo y corregir las anomalías generadas por el congelamiento salarial.”De acuerdo con lo informado por el funcionario, el ministerio envió una nota a todas las universidades solicitándoles que informen, mediante una declaración jurada, qué docentes con dedicación simple están integrando equipos de investigación en la actualidad. “A ellos los vamos a mantener en el programa y les vamos a subir la dedicación, para que tengan la dedicación adecuada para realizar investigación”, dijo Pugliese. Esa mejora se lograría incorporando a los docentes al programa de estímulo a la dedicación docente, lanzado este año con el objetivo de duplicar para 2008 el número de dedicaciones exclusivas en el sistema universitario nacional: llevarlas de 9400 a 19 mil.