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Página 12: Filo muestra otra historia

En el viejo edificio de 25 de Mayo, Filosofía y Letras inauguró su salón cultural con una muestra sobre la lucha indígena por la tierra.

Con una exposición dedicada a recuperar algo de la memoria social que la historia oficial ha decidido ocultar, la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) está inaugurando la primera parte de su demorado centro cultural, en pleno microcentro porteño. Por ahora, se trata sólo de un salón, en la reciclada planta baja del histórico edificio de la calle 25 de Mayo al 200, un edificio que a comienzos del siglo XX albergó al aristocrático Palace Hotel y hoy exhibe al público El Malón de la Paz, muestra basada en la lucha de los pueblos originarios por recuperar las tierras que les fueron arrebatadas. “Un ejercicio de nuestra memoria crítica, como parte fundante de la función de la universidad pública”, definió el vicedecano de Filosofía y Letras, Hugo Trinchero.

El proyecto de abrir un centro cultural en el edificio de 25 de Mayo 217 se viene demorando hace más de un año por carencias presupuestarias y otras complicaciones, entre ellas la necesidad de restaurar una deteriorada construcción de cinco pisos y triple frente (también da a las calles Perón y Leandro Alem), levantada entre 1902 y 1905. Aquel lujoso hotel funcionó hasta 1929 y, después, el edificio fue comprado por el Banco Hipotecario Nacional. De acuerdo con los datos recabados por la facultad, en 1964 parte del edificio fue destinada a la Secretaría de Hacienda, mientras, abandonado y descuidado, el resto de la construcción iniciaba su decadencia. Recién en 1967 fue transferido a la universidad. Primero se trasladaron los institutos de investigación y bibliotecas que estaban en el rectorado de la calle Viamonte, y luego el Instituto Ricardo Rojas. Con la llegada de la democracia, se agregaron actividades académicas y también el Laboratorio de Idiomas. Pero las tareas de restauración no llegaban: aumentaron la humedad y los derrumbes, miles de libros y documentos arruinados o perdidos.

Ahora, finalmente, las autoridades de Filosofía y Letras decidieron empezar de a poco. Se restauraron dos grandes salones de la planta baja y allí comenzó a funcionar, la semana pasada, el nuevo salón cultural de la facultad. “En este espacio que estaba prácticamente abandonado y destruido, que durante el Centenario fue un hotel donde la burguesía festejaba, desde donde se miraba a Europa y se daba la espalda al interior profundo, hoy podemos con los compañeros originarios recuperar esa historia invisibilizada por la historia oficial”, dijo Trinchero en la inauguración.

Es que la primera actividad del salón consiste en una muestra sobre los resultados de un proyecto de investigación, extensión y transferencia incluido en el Programa Memorias de la Opresión y centrado en El Malón de la Paz, una caravana de 170 indígenas que, en 1946, caminaron desde Abra Pampa (Jujuy) hasta Buenos Aires, pasando por Salta, Tucumán y Córdoba. ¿Qué buscaban aquellos kollas? Querían entrevistarse con el presidente Juan Perón para reclamar las tierras de sus ancestros –según contó Narciso López, que participó del malón con ocho años y hoy es uno de los pocos sobrevivientes–, “porque los propietarios maltrataban mucho a nuestros abuelos, a nuestros padres, los hacían trabajar fuerte y no les pagaban”. Narciso recordó cómo, a su paso por diferentes localidades, la caravana fue sumando participantes, fue recibiendo apoyo y ayuda: comida, caballos, carretas.

La exposición –abierta hasta el viernes– recupera aquel malón con textos y testimonios de los protagonistas, fotografías, recortes periodísticos, ropas y utensilios de los indígenas, material del Archivo General de la Nación y otros documentos distribuidos en catorce paneles, el resultado de un trabajo realizado por antropólogos del Instituto Interdisciplinario de Tilcara junto con no docentes y pasantes de las universidades de Buenos Aires, Jujuy y Salta.

“Fuimos recuperando publicaciones de las provincias por donde pasó el malón y recogiendo los testimonios de los participantes y sus familiares –contó a Página/12 Elena Belli, directora del instituto–. El malón es invocado como un antecedente fundamental por diferentes organizaciones indígenas, civiles, gremiales y también piqueteras. Pero la historia oficial se basó en la versión de algunos historiadores y de diarios como La Prensa y La Nación, que tenían una posición hostil al peronismo.” De hecho, en los textos de la muestra se puede leer el contraste entre un discurso mediático que define al malón como manipulado por el peronismo y la experiencia relatada por los indígenas, que se entronca con un largo proceso de lucha por la tierra.

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