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Página 12: “La calidad de la formación educativa es muy desigual”

El titular del Iipe-Unesco Buenos Aires fue designado al frente de una comisión federal que a mediados de septiembre tendrá que presentar un proyecto para redefinir la formación de los casi 400 mil estudiantes de magisterio y profesorado y de los más de 800 mil docentes en actividad.  

* Por Nora Veiras

“Nadie puede enseñar lo que no sabe”, suelen repetir los pedagogos. La formación de maestros y profesores es indudablemente una de las claves para que los chicos aprendan. El universo es inmenso: el último Censo Nacional Docente contabilizó 826.536 trabajadores de la educación. Además de los recibidos, que se incrementaron en un 25 por ciento en los últimos diez años, hay casi cuatrocientos mil estudiantes –313.085 en institutos terciarios y 75.503 en las universidades– que cursan en 1104 establecimientos. La disparidad en la calidad de la enseñanza es un patrón que, por supuesto, no excluye a los futuros profesores. Para tratar de revertir ese proceso de deterioro y fragmentación tanto entre los que estudian como entre los que ejercen, los ministros de Educación de todo el país formaron una comisión, coordinada por el pedagogo Juan Carlos Tedesco, que a mediados de septiembre tendrá que presentar un proyecto de creación de un Instituto Nacional de Formación Docente Inicial y Continua.

La tarea no será sencilla. De los 1104 institutos, 610 son estatales y 494 privados, pero la matrícula se concentra en los públicos, donde cursan 225.989 alumnos, mientras que en los particulares hay 87 mil estudiantes. Tedesco, el titular del Iipe-Unesco Buenos Aires, compartirá el trabajo con cinco ministros de Educación –uno por cada región del país– y un grupo de académicos. Como secretaria ejecutiva de la comisión fue designada Alejandra Birgin, la directora nacional de capacitación docente que integra el gabinete del ministro Daniel Filmus desde hace más de dos años. Página/12 habló con Tedesco sobre los alcances de la comisión y del proyectado instituto.

–¿Cuáles son los objetivos de la comisión?

–El objetivo es muy específico: es sentar las bases de la creación de un organismo que se haría cargo de la formación docente inicial y continua a nivel nacional. La formación es un tema muy importante y hace falta una mayor coherencia, una ordenación de todas las instancias que se ocupan de formación, que sólo puede garantizar el Estado nacional. El instrumento para hacerlo es este organismo, el Instituto Nacional de Formación Docente Inicial y Continua. La forma de gobierno, las funciones que tendría, la articulación con el ministerio nacional y los provinciales, con los institutos de formación docente, con las universidades –hay que dar la discusión sobre esa relación porque el ministerio no tiene injerencia sobre esa formación– son todas cuestiones a tratar por la comisión. Los institutos no van a depender administrativamente de este instituto nacional, seguirán dependiendo de cada provincia. Este instituto debería fijar estándares comunes, pautas comunes, debería tener alguna función en la acreditación de los institutos, quizá tendría que formar a los directores o los profesores de institutos, realizar investigación y experimentación para producir nuevos programas.

–¿Cuáles son los problemas centrales de la formación docente?

–El principal es la enorme disociación entre lo que un docente aprende en un instituto y las necesidades de su desempeño. Mientras que un maestro tiene que lidiar con contextos sociales muy diferentes, alumnos de condición cultural diferente, problemas de violencia, nuevas tecnologías, afrontar la distancia cultural entre el mundo de los jóvenes y el de los adultos, la formación inicial no lo capacita para eso. Luego hay problemas de una disociación fuerte entre la formación inicial y la formación en servicio, en realidad lo que aprenden en su trabajo no influye en la formación inicial, no hay mecanismos que permitan articular esos aprendizajes: lo principal lo aprenden en el trabajo y no en las instituciones de formación. Otro problema muy serio es la ausencia de una carrera docente –no sé si éste será un tema del instituto o de otra instancia–: que un docente pueda ascender sin dejar de enseñar. Hoy si un maestro o profesor quiere ascender tiene que ser director, dejan de hacer lo que hacían y pasan a hacer algo distinto, para lo cual nonecesariamente son buenos. No existe, ni en primaria ni en secundaria, un maestro que pueda ascender sin dejar el aula.

–¿Cuáles serían algunas alternativas de cambio?

–En la actualidad, algunos modelos avanzan y establecen que el último escalón de la carrera docente sea el de tutor o monitor o guía del que recién empieza, que tenga un monitor o tutor. Son todas hipótesis. Muchos países lo que hacen es no otorgar el título con la última materia, sino que los primeros años de desempeño sean parte de la formación, que durante uno o dos años luego de haber dado la última materia estén con maestros más experimentados. Para la Argentina habrá que tener políticas diversas que tiendan a unir pero tampoco pretender que la respuesta en la Ciudad de Buenos Aires sea la misma que en Chaco o Formosa; se deberán aceptar realidades diferentes y en los primeros tiempos quizás haya que tener más que un modelo. Esta son sólo hipótesis preliminares, temas de discusión.

–¿Cómo se piensa resolver lo que muchos llaman el “shopping de cursos” que hacen los docentes independientemente de la capacitación que necesiten...?

–La comisión puede sugerir lo que después el instituto podrá hacer. En materia de capacitación en servicio –la que comprende a aquellos recibidos que están trabajando– la experiencia muestra que lo que hay que hacer es salir de la idea de que el curso es la única forma de capacitación, puede servir para alguna cosa y no para otra. Es bueno para actualizar contenidos. Hay muchas cosas que pueden aprenderse en el lugar y con el equipo de trabajo; son problemas en la institución, como tratar los temas de violencia, disciplina, cómo evaluar los resultados de aprendizaje, cómo trabajar con los padres, problemas que los maestros aprenden con el trabajo en la misma escuela, no en cursos individuales. Otras modalidades, como visitas de estudios, talleres. La idea de capacitación en servicio hay que mirarla con un enfoque que salga de dar cursos.

–¿La creación de un instituto de formación docente implica recentralizar la política educativa?

–No se trata de recentralizar sino de responder a una demanda de crear bases nacionales para la formación y el desempeño docente. Un maestro o profesor tiene que ser capaz de desempeñarse en cualquier parte del país, hay que establecer estándares comunes, así como los tenemos para los alumnos. Tenemos que tener pautas nacionales que definan la carrera o la formación, respetando la realidad de cada lugar. Se trata de dar una dimensión nacional a la formación.

–¿Pero hoy en día un docente que se recibe en una provincia no puede ejercer en otra?

–Hay una gran desigualdad, fragmentación; de un modelo aparentemente común después vienen niveles de calidad muy diferentes. Se trata de unificar pero no en el mal sentido: el desempeño en el Chaco no es igual que en Barrio Norte. Ojalá haya formaciones diferentes en función de los problemas que deberán enfrentar en sus lugares de trabajo. La calidad de formación hoy es muy desigual, es necesaria una política que homogenice en el buen sentido. Ahora cuáles son las respuestas necesarias, cuáles las acciones, es muy prematuro decirlo. Si hay acuerdo en el Consejo Federal de ministros, se definirá tener una pauta nacional, con directrices y estándares nacionales en la formación docente.

–Uno de los problemas es quiénes estudian para ser docentes. El ministerio ha desarrollado un programa de becas para atraer a los estudiantes secundarios con mejores promedios...

–Eso forma parte de otro tipo de estrategias. Efectivamente el ministerio largó un programa de becas pero aparentemente le está costando mucho cubrir las vacantes, lo cual revela el nivel de prestigio de la profesión docente. En la medida en que mejoren las condiciones de trabajo, el salario y también la formación se podrá atraer a mejores candidatos. La función del instituto será mejorar la formación y hacerla más atractiva.

–¿Cuáles son los plazos estratégicos que se fijan para revertir la situación?

–Para que la formación inicial influya en la calidad de los resultados van a pasar muchos años. Hay que trabajar sobre los que están trabajando ahora. La formación de los docentes es sólo uno de los factores que interviene en los mejores resultados: mejor equipamiento, más tiempo de aprendizaje, jornadas escolares de tiempo completo, mejores condiciones de vida de la familia, es un proceso integral. ¿Cuál es el plazo para que la Argentina salga de la situación en la que está? Esperemos que sea lo antes posible, en la educación siempre es largo plazo.

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