“Basta de trabajo gratis en la UBA”, decían los carteles que portaban unas 40 personas, algunas de las miles que ejercen la docencia ad honorem en la universidad. Ante el Consejo Superior de la institución, los auxiliares elevaron su reclamo “tan elemental como universal” de renta para todos. “En los hechos, los ad honorem financiamos una universidad que va a la ruina si no se toman medidas de urgencia”, plantearon. Desde el rector hasta los decanos y demás consejeros reconocieron la legitimidad del pedido. Pero dejaron claro que, en las actuales condiciones económicas, la UBA no puede pagarles, ya que cerca del 95 por ciento del actual presupuesto (443 millones de pesos) se destina a sostener los salarios de los demás profesores y empleados. Las autoridades académicas se comprometieron a pedirle más fondos al Gobierno y a dar prioridad a estos docentes ante cualquier incremento de recursos.
La cantidad de docentes ad honorem se ha multiplicado en la UBA durante los últimos años. Lo confirmó el Censo 2004, cuyos resultados se conocieron recientemente: los que enseñan sin cobrar pasaron de ser 6605 en el año 2000 a sumar 11.003 ahora, un incremento de 66,6 puntos porcentuales. Conformarían, así, el 37 por ciento de la planta total de profesores. Sin embargo, las comisiones de docentes ad honorem –autoorganizadas desde el año pasado– advierten que esas cifras “no incluyen a los que dan clases sin designación, a quienes no se censaron por no contar siquiera con número de legajo y a quienes tienen más de un cargo y revisten en alguno de ellos como ad honorem”. La estimación del gremio AGD eleva hasta 20 mil el número de los sin sueldo.
Luciendo gorros negros y carteles en el pecho, docentes ad honorem de Filosofía y Letras, Ciencias Sociales, Económicas y el CBC se manifestaron durante la última sesión del Consejo Superior (CS) de la UBA, realizada anteayer. Repartieron volantes y pidieron que se les permitiera hablar en la sesión. Pero no: el CS votó y, aunque se levantaron 11 manos a favor y 7 en contra, no se alcanzaron los dos tercios necesarios para darles la palabra (requisito que el Consejo no siempre exige: por ejemplo, cuando se invita a hablar a un estudiante premiado, como ocurrió al final de la misma sesión).
El tema, de todos modos, fue abordado por los consejeros. Desde la minoría de graduados, Ricardo Cabrera presentó un proyecto para que la universidad restringiera la designación de cargos sin salario y la reservara para situaciones excepcionales, para profesores honorarios, temporales o invitados. El texto argumenta que el número alcanzado por los ad honorem configura “una financiación alternativa de la enseñanza universitaria abiertamente indebida”, así como “una forma de chantaje y explotación laboral”. También cuestiona que dichas designaciones no se realizan del modo correcto, es decir, a través de concursos de oposición y antecedentes. Mientras, el bloque de mayoría de graduados recordó que aún espera tratamiento un proyecto suyo dirigido a darles cobertura de salud a quienes no cobran.
“Debemos hacer un pedido urgente de recursos adicionales, con prioridad de una partida para los docentes ad honorem”, dijo Federico Schuster, decano de Sociales. “Seguiremos insistiendo con este tema porque es un problema muy grave para la universidad... Es una situación insostenible”, reconoció el rector Guillermo Jaim Etcheverry, tras recordar que la (desoída) solicitud presupuestaria realizada por la UBA al Gobierno y al Congreso incluía la designación del personal no rentado. ¿Por qué no se podría pagar a todos en las condiciones actuales? “El 90 o 95 por ciento del presupuesto se destina a los magros salarios de los profesores y no docentes. Consecuentemente, la posibilidad de rentar a los ad honorem requiere un aporte extra de las autoridades nacionales”, resumió el decano de Económicas, Carlos Degrossi.
El frente de mayoría estudiantil pidió, en ese contexto, que el CS se constituyera en comisión para tratar una resolución de Filosofía y Letras que promueve la asignación de salario a todos los profesores de la casa. Pero no: el voto mayoritario fue contrario. “Si todos estamos tan conmovidos –preguntó Martín Bustamante, consejero alumno–, ¿por qué no nos movilizamos para reclamar más presupuesto?” De los dichos de las autoridades académicas se desprende que, por el momento, insistirán con las gestiones ante el Ministerio de Educación.
Huelga, abrazo y aumento
- Mientras la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) prepara un anuncio de mejora salarial para los docentes –se presentaría el jueves 23–, el sindicato Conadu Histórica confirmó un paro nacional de 96 horas para la semana que viene, del martes al viernes, en reclamo del blanqueo de todas las sumas en negro. En Buenos Aires, el martes habrá clases públicas; el miércoles, una marcha de Plaza Houssay al Palacio Pizzurno y el jueves, clases frente al Ministerio de Educación.
- En reclamo del inicio de las obras de refacción de la nueva sede, alumnos, graduados y docentes de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) darán hoy, desde las 19, un abrazo simbólico al edificio ubicado en San José y Humberto Primo. El malestar por la demora en las obras del futuro edificio único creció después de un incendio ocurrido hace dos semanas en la sede de Parque Centenario.
- La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) reclamó ayer un incremento presupuestario de 32 millones de pesos. El presidente de la casa, Gustavo Azpiazu, y los integrantes del Consejo Superior se entrevistaron con el titular de la SPU, Juan Carlos Pugliese, y protestaron por el atraso en la remisión de las partidas y la falta de recursos para gastos de funcionamiento. Pugliese se comprometió a poner al día para fines de junio las autorizaciones para liberar fondos y a acercar, para 2006, el presupuesto de la UNLP al índice que le corresponde por su participación en el sistema.