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Página 12-Lunes 24: El debate del nuevo modelo

Roberto Frenkel (Cedes), Rubén Lo Vuolo (Ciepp), Héctor Valle (FIDE), Daniel Heymann (Cepal) y Robert Boyer debatieron sobre el régimen de acumulación, estrategias de los actores económicos y modos de desarrollo sustentables.

Por Fernando Krakowiak
La economía parece atravesar uno de sus mejores momentos. Hace tres años que crece a una tasa promedio del 9 por ciento, el desempleo quedó a unas pocas décimas de quebrar la barrera de los dos dígitos, la pobreza y la indigencia bajaron, el consumo crece, las empresas ganan fortunas, las exportaciones superaron los 40 mil millones de dólares ayudando a mantener un amplio superávit externo y el superávit primario le permite al Gobierno financiarse sin tener que recurrir al mercado de capitales de manera desesperada. Pese a la contundencia de los datos, los economistas heterodoxos nucleados en el Plan Fénix y en el CEIL-Piette Conicet se reunieron en un seminario la semana pasada, tal como lo hacían en el peor momento de la crisis. En esta oportunidad, con la intención de pensar estrategias de desarrollo para superar una coyuntura que continúa siendo crítica más allá de la mejora relativa. El panel de cierre convocó a Rubén Lo Vuolo, economista de Ciepp; Héctor Valle, economista de FIDE; Roberto Frenkel, investigador del Cedes; Daniel Heymann, de la Cepal, y el economista francés Robert Boyer, quienes discutieron apasionadamente el régimen de acumulación actual, las estrategias de los distintos actores económicos y la búsqueda de modos de desarrollo sustentables.
 
Frenkel abrió el juego haciendo referencia a una anécdota que lo tiene como protagonista. “Cada vez que voy al club me cruzo con hombres de negocios que reconocen mi entidad de economista y luego de hacer algún comentario sobre el presente me dicen: ‘¿Y, Frenkel, cuánto dura esto?’. Esa visión crítica sobre el futuro responde a la experiencia de los últimos 50 años, pero no se justifica si se hace un análisis de los factores que están detrás de la recuperación actual”, afirmó el ex jefe de asesores del ministro de Economía Juan Vital Sourrouille. Luego se dedicó a enumerar las ventajas que tiene una coyuntura actual donde se combinan el superávit fiscal y el externo, una tasa de inversión alta y un crecimiento del PBI que “desde el 2002 para acá se expandió un 30 por ciento y si este año crece 7,5 por ciento estaríamos en un producto per cápita 4,5 por ciento más alto que el de 1998”, aseguró. Al referirse al superávit externo, destacó que “para esto han contribuido los altos precios de las commodities exportadas, pero también un tipo de cambio competitivo y el perfil de la reestructuración de la deuda. En los próximos años los intereses van a ser del 1,5 por ciento del producto cuando en el 2001 representaban el 3,8 por ciento”.
 
Al analizar el largo plazo, descartó la inevitabilidad de una crisis del sector externo, como pasó recurrentemente a lo largo de la historia, al asegurar que “los problemas que solíamos tener en los años ’60 y ’70 empezaron a ser superados a mediados de los ’80, cuando comenzó la producción de soja. De ahí en adelante nuestros problemas de balanza de pago fueron eco de las apreciaciones cambiarias y de la acumulación de deuda externa, pero no consecuencia de una fallida inserción internacional”. Por último, se refirió al superávit fiscal primario, descartando que sea una consecuencia sólo de las retenciones a las exportaciones. “Hay una base fiscal mejorada. Sin retenciones tenemos un equilibrio primario, pero en realidad ese equilibrio ha absorbido el déficit de la seguridad social que se había generado con la reforma previsional”, aseguró.
 
Rubén Lo Vuolo resultó uno de los más críticos del panel al decir que “lo que está haciendo el gobierno de Kirchner tiene mucho que ver con las propuestas ortodoxas. Es ortodoxo tener un superávit fiscal brutal y que ese superávit se haga con un sistema tributario regresivo y ajustando gastos sociales. Es ortodoxo recomponer la acumulación a costa de los ingresos de los trabajadores”. Luego cuestionó la vigencia de las instituciones que sobrevivieron a la caída de la convertibilidad al remarcar que “con el sistema de política pública heredado de la década del ’90, el proceso de distribución que se hace en economía no alivia el conflicto distributivo. Siguen privando las políticas focalizadas”. Para Lo Vuolo, la Argentina perdió una oportunidad histórica para hacer las reformas necesarias para esta nueva etapa. “En Europa de posguerra hicieron todos los cambios de los sistemas de políticas sociales antes de volver a crecer. No se aprovecharon de la coyuntura del crecimiento para distribuir después. Entonces la distribución fue hecha por el sistema institucional y no por las reuniones del Presidente con los dueños de los supermercados”, disparó.
 
El encargado de responderle fue Héctor Valle, quien señaló que “lo que está pasando, aunque no nos guste, es que hay un cambio en el modelo de acumulación. Si uno mira como evolucionó el salario real del sector formal de la economía, puede ver que creció en términos reales el año pasado. Es una minoría de la clase trabajadora, pero el mecanismo para que esa minoría se amplíe es profundizando el modelo y no buscando un subsidio del sector público”.
 
Lo Vuolo le respondió que “no es menor que toda la discusión en términos distributivos pase por los grandes líderes de las grandes corporaciones sindicales. Se está mostrando que el pacto distributivo en estas condiciones es un pacto distributivo entre agentes de mucho poder. No es llamativo que a este Gobierno le vaya mejor negociando precios con los sectores concentrados. Vamos a tener que dejar de decir que los monopolios son un problema en la Argentina. Para este Gobierno, los monopolios son buenos. Gracias a los monopolios controla precios”. Luego fue el turno de Valle, quien destacó que “están dadas las condiciones para trabajar en el fortalecimiento de una sociedad donde predomine el trabajo asalariado en blanco y los actores para hacer eso son los sectores sindicalizados. Nos guste o no nos guste la gordura de sus representantes”.
 
El debate del panel, y las jornadas en su conjunto, sirvieron para dejar en claro los disensos existentes en el campo progresista y las dificultades que aún quedan por resolver, pese a la apacible coyuntura que genera el crecimiento económico.
 
Citas textuales de tres de los panelistas
 
“Crecimiento sólido”
“Las visiones críticas sobre el futuro no se justifican si se hace un análisis de los factores que están detrás de la recuperación y el crecimiento actual. Hay una diferencia fundamental con el modo de funcionamiento que caracterizó a la economía argentina en los 50 años previos al 2002. En ese entonces, la fuente de los ciclos de reversión de las expansiones fueron básicamente dos: problemas de índole fiscal o del sector externo. Pero ahora la economía está creciendo en un contexto de superávit externo, producto de un tipo de cambio competitivo y de los efectos generados por la reestructuración de la deuda, y con un fuerte superávit fiscal primario consolidado. La sensación de fracaso basada en la mera repetición de la historia no tiene fundamentos cuando se analizan los hechos. Desde el punto de vista de la sostenibilidad del crecimiento las fuentes tradicionales que solían afectarlo están neutralizadas. Este crecimiento tiene una base extraordinariamente robusta”.
* ROBERTO FRENKEL. Cedes.
 
“Distribución desigual”
“Es importante diferenciar entre la regla que sostuvo la convertibilidad y el régimen de acumulación. La regla fue el tipo de cambio 1 a 1 y el régimen de acumulación es el que está definido por las instituciones que se construyeron al amparo de esa paridad. Esas instituciones todavía están vigentes en la Argentina aunque hayamos salido del 1 a 1. Lo que se hizo a través de la maxidevaluación y el default fue salvar al régimen en un momento en que estaba fuertemente cuestionado debido a la depresión económica. Se recompuso la rentabilidad productiva a costa de los ingresos de los trabajadores. Por lo tanto, cuando nos preguntamos sobre la sustentabilidad del modelo de crecimiento actual, yo me pregunto si no será peligroso que siga sustentándose, porque a través de este régimen de acumulación vamos a seguir sustentando la distribución desigual del ingreso y el sistema institucional construido sobre la base de la fragmentación y el recorte de derechos a gran parte de la población”.
* RUBEN LO VUOLO. Ciepp.
 
“Puestos de trabajo”
“La pauta de crecimiento que está teniendo la economía tiene características que son bastante alentadoras como la participación de la inversión dentro de la demanda agregada, la evolución del consumo y el comportamiento de las exportaciones. Estamos entrando en una economía bastante diferente a la del pasado. Lo que está pasando es que hay un cambio en el modelo de acumulación. Se está imponiendo un nuevo esquema que premia a los sectores de la producción. Es obvio que en un nuevo esquema de acumulación existen contradicciones, fundamentalmente entre capital y trabajo. Por eso pienso que cuando planteamos el tema distributivo tenemos que plantear como prioridad la discusión sobre el salario y el trabajo formal. Esa es la reivindicación que lleva a mejorar la distribución del ingreso. Los programas sociales van a tener un rol secundario si el sesgo de la economía sigue siendo positivo como hasta ahora. Desde que salimos de la convertibilidad se ha creado un millón de puestos de trabajo. Ese no es un tema menor”.
* HECTOR VALLE. FIDE.
 
Caramelos, aceros y poco más
  
Celular. Durante la exposición de Rubén Lo Vuolo, un celular sonó varias veces generando dispersión en el auditorio. Lo llamativo es que el teléfono estaba en el bolsillo de Héctor Valle, otro de los panelistas invitados, quien al no poder controlar su pequeño artefacto se vio obligado a salir de la sala momentáneamente. Luego Valle pareció desentenderse al pedir disculpas “por la mala educación de mi celular”.
 
Cartelito. Roberto Frenkel había terminado su exposición y Abraham Gak lo reprendió levemente, haciendo valer su papel de moderador, por haberse excedido en el tiempo. “Es un desobediente”, afirmó. Entonces, el economista del Cedes aprovechó la oportunidad para pasar la factura por la espera a la que lo habían sometido el día anterior, cuando llegó puntual a un panel que se había atrasado. “Ayer me hicieron comer una hora en la puerta con un cartelito que decía ‘Volvemos a las 3’. Ahora por lo menos dame cinco minutos”, respondió.
 
Jóvenes. Frenkel también fue protagonista de un comentario que motivó sonrisas en el auditorio. Fue cuando mencionó que hace dos años había tenido una reunión a solas con Roberto Lavagna y, tal vez temiendo por la escasa memoria histórica del pueblo argentino, decidió agregar: “A los más jóvenes les cuento que Lavagna fue ministro de Economía hasta hace poco”.
 
Tecnología. Los expositores tenían previsto proyectar diapositivas elaboradas en Power Point para acompañar sus exposiciones. Sin embargo, a varios la tecnología les jugó una mala pasada. Algunos no pudieron abrir sus diskettes, otros prestaban más atención a lo que se estaba proyectando que a lo que estaban diciendo y un tercer grupo llevó diapositivas con tanto texto que apenas si se podía leer el título.
 
Aceros y caramelos. El economista Jorge Gaggero comentó durante su exposición del último jueves que el desarrollo industrial de los últimos treinta años había logrado superar la dicotomía surgida durante la última dictadura militar, que proponía optar entre la producción de aceros y caramelos: “A la vuelta de la historia hemos realizado el sueño de producir acero y caramelos, pero eso y poco más”, señaló en referencia a Techint y Arcor, dos de las pocas transnacionales que quedan en manos de capitales argentinos.

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