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Página 12-Martes 21: Más barrotes para UBA XXII

Los docentes sufren abusos y restricciones. Muchos ya dejaron de ir. Reclaman que el Ministerio de Justicia normalice la actividad. 

22 de junio de 2005, 12:42.

A veinte años de su creación, UBA XXII, el programa que lleva la universidad a la cárcel, está amenazado por las crecientes restricciones y abusos que sufren los docentes y los internos estudiantes de parte del Servicio Penitenciario Federal. Desde el año pasado, pero más intensamente en los últimos meses, los profesores que dan clases en los penales de Devoto y, en menor medida, de Ezeiza sufren diversas complicaciones por nuevas normas de seguridad: desde la imposibilidad de ingresar materiales de estudio hasta las eternas demoras en el traslado de los alumnos a las aulas. “El programa se sostiene con el voluntarismo de los docentes, y muchos están dejando de ir, hartos de los maltratos”, contó a Página/12 César Planes, uno de los coordinadores del programa.

El Programa UBA XXII nació a partir de un convenio firmado en 1985 por la Universidad de Buenos Aires y el Servicio Penitenciario Federal (SPF) para que “los internos (procesados y condenados) alojados en Unidades del SPF, sin ningún tipo de discriminación, inicien y/o completen los estudios universitarios”. Una experiencia inédita en el país que hoy exhibe entre sus mayores logros el casi nulo porcentaje de reincidencia en el delito de las más de mil personas que ya pasaron por sus clases, además de unos 80 títulos de graduación y cientos de certificados de estudios. Las carreras que se dictan son Abogacía, Sociología, Psicología y Sistemas de Información, más las materias del CBC, cursos de computación y talleres.

Las actividades comenzaron en 1986 en el Centro Universitario Devoto (CUD), al que luego se sumaron la Unidad 16 de Caseros y la Cárcel de Mujeres de Ezeiza. Actualmente, las instalaciones del CUD abarcan 1500 metros cuadrados, doce aulas, una sala de actos y otra para los profesores. Vinculadas al programa, surgieron otras iniciativas que mejoraron la vida en el penal: la primera biblioteca universitaria en una cárcel del país, inaugurada en 1987 y que ya supera los 5 mil volúmenes; y una asesoría jurídica integrada por estudiantes avanzados de Abogacía, que atiende un centenar de consultas mensuales de los detenidos.

Los problemas empezaron en 2004, tras el hallazgo de explosivos en un patio lindante con el CUD. Desde entonces, sin que se constatara ninguna relación con la actividad académica, comenzaron a variar los requisitos exigidos a los docentes para ingresar. “El SPF simplemente aduce problemas de seguridad –dijo a este diario Marta Laferriere, directora de UBA XXII–. En realidad, los profesores de la UBA han llevado seguridad a la cárcel generando un espacio que promueve la reflexión y la educación.”

“Las medidas que se están tomando son unilaterales. Las reglas de juego cambian constantemente y sin aviso previo”, contó Planes, docente y coordinador del CBC en las cárceles. “Hay mucha discrecionalidad en los requisitos exigidos para entrar. Depende del día y de quién esté de guardia. Por ejemplo, no me dejan entrar con un portafolio donde llevo bibliografía para los alumnos, materiales de estudios, documentación. Antes sólo nos pedían revisar lo que traíamos y nunca hubo inconvenientes. Tampoco quieren que entremos con dinero, algo absurdo que ni siquiera se les exige a los 700 guardiacárceles. Lo más grave es que están aplicando medidas por fuera del convenio entre el SPF y la UBA.” Según el acuerdo, los docentes deben recibir el mismo tratamiento que el personal jerárquico del sistema.

Para Marcelo Langieri, secretario académico de Sociología, “la arbitrariedad es una característica del sistema penitenciario: en última instancia, el mensaje es que hay que ser sumiso. Y esto, que es una barbaridad y ya lo sufren los internos, se está trasladando al trato con los docentes, quienes van sobre todo por auténtica vocación. Muchos son ad honorem y ninguno recibe una retribución extra por ir a la cárcel. En lugar de facilitarles la tarea, aparecen todas estas trabas”. El mes pasado, el profesor Alberto Fernández decidió suspender las actividades en el CUD de la materia Historia del Conocimiento Sociológico I. Y el profesor titular de Epistemología, Claudio Martiniuk, vio frustrada su actividad académica en seis jornadas distintas. “Como el cuatrimestre tiene unas doce clases, ya perdió el 50 por ciento. Así se enfría cualquier relación con los estudiantes, se pierden correlatividades”, siguió Langieri.

Las complicaciones no son sólo para los profesores. “Este cuatrimestre los alumnos nunca llegan en horario. Las clases están previstas desde las 9.30, pero los traen a las 10.30, a las 12, o a las 13. Así, toda planificación se cae a pedazos –lamentó César Planes–. Otro hecho grave es que las requisas habituales empezaron a quedarse con materiales de estudio, con bibliografía y documentos que no son de los docentes ni de los estudiantes, sino de la universidad.” ¿Por qué pasa todo esto? Planes arriesga una hipótesis: “El programa es la confluencia de dos lógicas contrapuestas. La lógica del encierro y la lógica horizontal y democrática de la universidad. Al haber cierto vacío en la presencia institucional de la UBA, el SPF avanza sobre la lógica de la universidad”. Mientras tanto, el Rectorado de la UBA prepara un informe para presentar ante el Ministerio de Justicia y reclamar que se normalice la situación.

* Por Javier Lorca

LA CONADU HISTORICA PARA 96 HORAS

Otra huelga de docentes

El quinto paro docente del año empieza hoy en las universidades nacionales cuyos profesores responden al gremio Conadu Histórica. En reclamo del blanqueo de los adicionales y de una mejora salarial, la huelga seguirá toda la semana, hasta el viernes.

Esta vez, el paro no es convocado por la otra Conadu, como sí ocurrió en las cuatro medidas de fuerza anteriores. Mientras se espera para este jueves una propuesta concreta del Ministerio de Educación para incorporar al salario docente todas las sumas no remunerativas ni bonificables, la Conadu resolvió supeditar su plan de lucha a los resultados de una encuesta nacional a los afiliados, donde se propone afectar los exámenes de julio y el comienzo del segundo cuatrimestre, medidas que también analiza la Conadu Histórica. Además, si pasado mañana vuelven a fracasar las negociaciones con el Gobierno, podría organizarse una nueva huelga de 48 o 72 horas.

La huelga docente que ahora comienza tendrá, como en los casos anteriores, apoyo estudiantil de la FUBA en Buenos Aires. Hoy habrá clases públicas en facultades de la UBA y mañana, a las 17, otra en Plaza Houssay. De allí saldrá, a las 18, una marcha de docentes y estudiantes, hasta el Palacio Pizzurno. Frente a la sede de Educación, desde las 21, se hará un festival artístico. Los estudiantes planean acampar allí hasta el jueves, cuando realizarán una nueva tanda de clases y debates, esperando la reunión de la mesa de negociación salarial que integran funcionarios del ministerio, dirigentes gremiales y rectores universitarios.

FUA  

La Federación Universitaria Argentina presentará mañana su proyecto de ley universitaria, una propuesta que busca reemplazar la vigente y controvertida Ley de Educación Superior (LES). “Es un anteproyecto para abrir la discusión y empezar a buscar consenso en la comunidad educativa”, contó a Página/12 el presidente de la federación, Maximiliano Abad (Franja Morada). La nueva propuesta consagra los principios reformistas de gratuidad, autonomía, ingreso directo, cogobierno y extensión universitaria con función social. “Trabajamos a partir del proyecto que elaboraron la FUA y la Conadu en 1995, cuando se terminó sancionando la LES. Y sumamos planteos nuevos: algunas de las cosas que hizo el gobierno de Lula en Brasil; regulación para las universidades privadas en aspectos como el ingreso y los concursos docentes; cambios para la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), donde queremos que se reproduzca el cogobierno universitario”, detalló Abad. Con el apoyo de la Multisectorial Educativa, la presentación se hará en el Congreso y, luego, la FUA lanzará una campaña nacional de recolección de firmas para sumar adhesiones a su propuesta.

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