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Página 12: Muchos cobran poco, otros nada

Un nuevo avance del Censo Docente de la UBA muestra que los ad honorem ya son 11 mil personas, el 37 por ciento de la planta.  

Los últimos datos estadísticos de la Universidad de Buenos Aires muestran una tendencia que, ya naturalizada, se está profundizando: ante el magro presupuesto educativo, el crecimiento de la matrícula estudiantil es atendido con una creciente designación de docentes ad honorem. Las personas que dan clases en la UBA sin cobrar salario son 11.003, según los resultados del Censo Docente revelados esta semana. La mayoría de ellos son mujeres, menores de 30 y se concentran en las facultades de Medicina, Derecho y Económicas. En la actualidad constituyen el 37 por ciento de la planta de profesores de la casa de estudios más grande del país. Un gran salto respecto de lo que ocurría hace cinco años, cuando eran 6605 personas, el 27 por ciento del plantel de entonces.

“Lamentablemente, el docente ad honorem existe porque la universidad no dispone de fondos suficientes para designar cargos rentados. Pero sí hay necesidad de nombrar más docentes, los que hay son insuficientes”, admitió el secretario de Asuntos Académicos de la UBA, Norberto Corsaro, en diálogo con Página/12. El aumento del presupuesto universitario y la recomposición de los salarios docentes son, justamente, parte central de los reclamos sostenidos por los gremios que hoy cumplen su tercer día de huelga y que esta noche, junto con estudiantes, marcharán hasta Plaza de Mayo. Protesta que cuenta con la adhesión de la propia universidad (ver aparte).

Entre el 2000 y la actualidad, la cantidad de docentes ad honorem de la UBA pasó de 6605 a 11.003: un incremento porcentual de 66,6 puntos. Es interesante contrastar ese aumento con el de la planta docente en general, que en el mismo lapso pasó de 24.508 personas a 29.871, es decir, sólo creció un 22 por ciento para atender a una población de 294 mil alumnos.

Realizado en septiembre pasado, el Censo Docente 2004 todavía está en etapa de consistencia y validación de los datos. Ya hubo un informe preliminar en marzo y ahora se difunde un segundo avance, centrado en los profesores y auxiliares que no perciben renta. Sobre estos docentes, que dan clases y realizan tareas de investigación, el censo relevó las siguientes características:

- Hay un claro predominio de los jóvenes: el 70 por ciento es menor de 45 años. Y el 34, menor de 30. A la vez, la falta de pago podría interpretarse como un derecho de piso bastante prolongado: el 75 por ciento de los censados declaró tener una antigüedad docente inferior a nueve años.

- El otro predominio marcado es el femenino: ellas son el 54,6 por ciento de los ad honorem. En la planta general, ellas son el 51,9.

- El 83 por ciento revista en la categoría de auxiliar (jefes de trabajos prácticos o ayudantes de cátedra), mientras que únicamente un 7 por ciento son profesores. Los demás se desempeñan en otros cargos, propios de determinadas unidades académicas.

- La gran mayoría (93 por ciento) no tiene otros puestos docentes rentados. Sólo 809 personas (7 por ciento) desempeñan otra función docente con sueldo en la UBA. En cambio, muchos (67 por ciento) realizan actividades remuneradas como personal administrativo o de mantenimiento.

- El 55 por ciento declaró cursar o haber cursado estudios de posgrado. Porcentaje que sube a 75,6 puntos entre los profesores sin renta.

Dentro de la UBA, el censo exhibe mucha variación según las unidades académicas. Una facultad concentra dos quintos de los docentes que trabajan gratis en la universidad y otra prácticamente no registra ninguno. La primera referencia es para la Facultad de Medicina, donde se desempeña el 41 por ciento de los ad honorem. Luego siguen las de Derecho (13,5), Ciencias Económicas (9,5), Arquitectura (8,3), Psicología (6,8) y Ciencias Sociales (6). Inversamente, el menor registro es el de Ciencias Exactas (0,3). “En algunas facultades con carreras muy profesionalizadas, como Derecho o Económicas, la cantidad de docentes ad honorem se explica porque es gente que vive de su profesión y, además, dan clases –interpretó Corsaro–. Diferente es, por ejemplo, el caso de Exactas, donde los ad honorem casi no existen porque hay un plantel docente rentado muy importante en relación con la cantidad de alumnos”, y donde la participación de los graduados en la carrera académica es muy fuerte. “En Medicina, hay mucho interés en ser docente de la facultad o enseñar en los hospitales por el prestigio que les da a los médicos.” Ser o haber sido docente en la UBA, aunque sea sin renta, pesa a la hora de, por ejemplo, concursar un cargo en un hospital.

 

Una crisis inminente

 

“La Universidad de Buenos Aires atraviesa una seria situación económica y financiera que compromete la posibilidad de seguir realizando sus actividades de enseñanza, de investigación y de asistencia médica a la comunidad”, señaló el rector Guillermo Jaim Etcheverry en una declaración difundida en la última sesión del Consejo Superior de la casa, realizada el miércoles. El presupuesto de la UBA “es exiguo. Sobre una estimación realizada en 2004 de 855 millones de pesos para hacer frente a las necesidades mínimas durante el presente ejercicio, hemos recibido hasta el momento un crédito total de 442 millones, es decir, algo menos del 52 por ciento de aquella estimación –indica la nota del rector, que estará fuera del país hasta la próxima semana–. Además, es pública la justa demanda de recomposición salarial que formulan en estos momentos docentes y no docentes de la universidad”. Jaim Etcheverry reconoció “comprensión y apoyo” de parte del Gobierno, pero advirtió que, de no revertirse la situación, pronto “la UBA se enfrentará a una crisis que comprometerá gravemente su funcionamiento”.

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