El cielo gris del microcentro amenazaba desplomarse a minutos del mediodía cuando miles de maestros llegados de todo el país comenzaron a marchar por Avenida de Mayo. Pese al frío intenso, las columnas avanzaron hacia el Congreso, donde se realizó un acto para reclamar la sanción de una Ley de Financiamiento Educativo que eleve la inversión en educación del 4 por ciento actual del PBI a por lo menos el 6 por ciento. La movilización fue el punto fuerte del paro nacional convocado por la Ctera, que tuvo el agregado especial de ser el primero desde que Néstor Kirchner llegó a la Casa de Gobierno. Los gremios calificaron como “histórica” la jornada y aseguraron que tuvo un acatamiento superior al 90 por ciento.
La medida de fuerza se extendió en todo el país y marcó el cierre de una semana agitada en la que el conflicto educativo estuvo en el centro de la agenda política. Si bien el gremio había tomado la decisión de ir a un paro nacional hace tiempo, la huelga llegó en medio de la tensión que generaron las tomas en varios colegios porteños y no pasó inadvertida en el Gobierno. De todos modos, desde el Ejecutivo prefirieron no opinar sobre la medida, aunque durante toda la jornada pareció lo contrario: por la mañana, una versión periodística señaló que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, había dicho que la Ctera convocaba a una huelga “porque tiene complejo por no hacer un paro nacional durante dos años”. Sin embargo, Fernández negó haber dicho esa frase e incluso se encargó de llamar al titular del gremio, Hugo Yasky, para aclarar la confusión.
En cuanto al desarrollo de la jornada de lucha, el punto fuerte fue la marcha hacia el Congreso que reunió a más de 10 mil personas según los gremios. “Ley de Financiamiento Educativo. Para garantizar el derecho social de aprender y enseñar con dignidad”, era la consigna que encabezaba la movilización. Detrás de ella avanzaron Yasky, junto a los líderes de Suteba, de la Confederación de Educadores Argentinos (CEA) y de la Confederación Nacional de Docentes Universitarios.
En la movilización participaron miles de docentes, padres y alumnos de todo el país que coronaron la “caravana educativa” que se inició el 11 de abril en Entre Ríos y que llegó a Buenos Aires luego de recorrer cada provincia. Tal como estaba previsto, la marcha partió desde Lima y Avenida de Mayo. Lo que no estaba en los planes de nadie era el día espantoso y la baja temperatura, que intentaban combatir con gorros, bufandas y mate.
Los pedidos más fuertes fueron una Ley de Financiamiento Educativo que lleve a un piso de 6 puntos del PBI la inversión en educación, lo que significaría un incremento de 9000 millones de pesos a los valores actuales, pero que en proyecciones de Economía llegaría a 24 mil dentro de cinco años si el PBI sigue creciendo al ritmo actual; la derogación de la Ley Federal y de la Ley de Educación Superior, paritarias nacionales y un nomenclador único para los docentes de todo el país.
“Hay que terminar con ese sistema que nos llevó a tener 24 salarios básicos distintos en el país y que la mitad de los sueldos se cobren en negro”, dijo Feldman. En la misma línea apuntó Yasky, quien aseguró que “este año hubo más de 15 conflictos en todo el país, lo que demuestra que está estallando el modelo de educación menemista y que no puede haber más un Estado ausente”.
Yasky reclamó que se equipare el gasto destinado por alumno en cada provincia y aunque aseguró que “hubo paliativos y que este gobierno cumplió con algunas deudas, este modelo de desigualdad no aguanta más”. “Hay que dejar de hablar del salario docente poniendo como parámetro la pobreza. Un salario digno no son 700 pesos, sino 1400 o 1500”, exigió además el líder de Ctera y aseguró que existe “voluntad de diálogo” del gremio con los legisladores y con el ministro de Educación, Daniel Filmus, para avanzar en esos puntos.
El paro recibió numerosas adhesiones. Entre ellas se destacó la de los jugadores de San Lorenzo que en su partido de anoche contra Arsenal exhibieron en sus camisetas una leyenda en apoyo al reclamo docente. El gesto fue celebrado por sus hinchas, excepto por uno de ellos: el titular de la cartera de Educación, fanático del club de Boedo.
Informe: Alfredo Ves Losada