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Página 12: “Sería un retroceso la vuelta del radicalismo”

En diálogo con Página/12, Alberto Kornblihtt explica por qué se postula al rectorado de la UBA, apoyado por Sociales, Exactas, Filosofía y Arquitectura.

Por J. L.

Aunque fue la última en presentarse, la candidatura de Alberto Kornblihtt aparece como la principal opción opositora a la designación de Atilio Alterini como rector. A los 51 años, este profesor de Biología Molecular e investigador del Conicet, es apoyado por el grupo de izquierda y centroizquierda consolidado por los decanos de Ciencias Sociales, Filosofía y Letras, Arquitectura y Ciencias Exactas.

 

–¿Por qué se postula?

 

–Este espacio de consejeros de cuatro facultades considera peligroso el avance del grupo que sostiene la candidatura de Alterini. Consideramos que sería un retroceso para la universidad, la vuelta al poder del radicalismo y el shuberoffismo, del prebendarismo y el clientelismo. En ese contexto, ante la variedad de candidaturas que se presentaban, se consensuó presentar la mía que, si bien surge a último momento, está avalada tanto por mi trayectoria como por la legitimidad de cuatro facultades. Es una candidatura que, a diferencia de otras, surge de abajo para arriba para defender un modelo de universidad que está siendo atacado, la universidad pública, gratuita, laica, democrática, una universidad que no sea un enseñadero, sino que genere pensamiento crítico, que se reconozca como masiva y, en consecuencia, no le tenga miedo a la lucha por mayor presupuesto. Tampoco debemos tenerle miedo a la movilización, que cobra sentido y se resignifica si no se limita a los estudiantes.

 

–¿Cuál es su posición ante el conflicto planteado en la UBA y la imposibilidad de constituir la asamblea?

 

–Alterini ha sido funcionario de la dictadura. Este no es un dato menor, es un hecho deplorable. A treinta años del golpe militar, sería un muy mal mensaje que asuma como rector una persona que trabajó en la municipalidad de Cacciatore. Es obvio que esto sea inaceptable para el movimiento estudiantil, sobre todo para las agrupaciones progresistas y de izquierda. Pero, para nosotros, lo más grave es que detrás de su candidatura hay un resurgimiento del shuberoffismo en la universidad. Por eso nos oponemos a la candidatura de Alterini y a cualquier otro candidato que surja de ese sector.

 

–¿Cómo salir del conflicto?

 

–Obviamente, si los sectores más duros continúan sosteniendo a Alterini como candidato, esto va a ser muy complejo de resolver. Quiero aclarar que, si bien acepté postularme, solamente voy a exponer mis ideas en la asamblea universitaria si se realiza en forma pública. La mejor muestra de cómo actúan estos sectores que pretenden volver a gobernar la UBA es la decisión de hacer una asamblea cerrada.

 

–Su candidatura, ¿es simbólica, pensando en construir un espacio opositor, o realmente aspira a conducir la UBA?

 

–No tenía la intención personal de ser rector. Si no me hubiera postulado antes. Pero si las circunstancias lo indican, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad. Al ser una candidatura surgida de abajo para arriba, mi gestión sería discutida en un espacio de consenso. Los personalismos, los egos desmedidos, abundan en la política y la condicionan de un modo perverso. Si llego a ser rector, no voy a presentar un plan mágico individual, voy a llamar a discutir a todas las fuerzas de la universidad, a partir de los principios rectores que ya mencioné, para construir un plan de acción que no reniegue de la masividad y las necesidades presupuestarias.

 

–¿Cuáles son los grandes problemas de la universidad?

 

–La universidad se debate entre dos modelos que coexisten: uno profesionalista, con docentes de dedicación parcial y profesiones liberales, y un modelo generador de conocimiento, con tendencia a la docencia de dedicación exclusiva. Nosotros tendemos a representar más al modelo generador de conocimiento, sin descuidar la formación de profesionales, pero con pensamiento crítico. Por supuesto, cuestiones centrales son regularizar los concursos docentes, terminar con los ad honorem, eliminar los focos prebendarios que buscan beneficios personales o grupales. También hay que establecer el diálogo con los sectores estudiantiles de izquierda. Si bien no compartimos algunas actitudes, son un sector reconocible de la universidad, con una rebeldía que es productiva para la universidad. Por otro lado, quiero hacer un reconocimiento a la calidad existente en la UBA. Gracias a ella uno siente que vale la pena hacer el esfuerzo para sembrar, cosechar y mejorar la universidad.

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