Por Javier Lorca
El nuevo intento de elegir rector en la UBA será el próximo martes, pero a escasos tres días no parece haber garantía alguna de que la asamblea pueda sesionar. Más bien todo lo contrario. La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), conducida por agrupaciones estudiantiles de izquierda, está organizando, por tercera vez, la toma del Colegio Nacional de Buenos Aires para impedir la elección en repudio a la postulación de Atilio Alterini, ex funcionario porteño bajo la última dictadura y hoy principal candidato a conducir la universidad más importante del país. Como la convocatoria a la asamblea es abierta, es decir, sin control ni restricciones de ingreso –así lo resolvió el Consejo Superior de la UBA– y como el Gobierno ya adelantó que la policía nada tiene que hacer en la universidad, la verdadera sorpresa sería que el martes sea designado el sucesor de Guillermo Jaim Etcheverry. Salvo que en los pocos días que quedan se alcance alguno de los acuerdos que hasta ahora han fracasado o que, como muchos temen, la Franja Morada u otra fuerza movilice una barra en defensa de la asamblea.
La elección del rector debió realizarse el pasado martes 4 y fue frustrada por la protesta estudiantil. Y lo mismo ocurrió el jueves siguiente. Mientras esta semana se vivió una moderada tregua, ninguno de los actores del conflicto parece haber modificado su postura. Ni los espacios que promueven las candidaturas de Alterini, del actual rector, de Alberto Kornblihtt y de Fernando Vilella, ni tampoco la dirigencia estudiantil.
“Estamos llamando a los estudiantes a movilizarnos desde el lunes a la noche para mantener el bloqueo a la asamblea”, dijo a este diario Agustín Vanella, dirigente de la FUBA. Durante el mismo lunes, en discusiones por facultades, los estudiantes resolverán cómo se instrumentará la protesta. Además de rechazar la candidatura del decano de Derecho, las agrupaciones de izquierda (el PO, el MST, la independiente Evet, la CEPA) cuestionan la legitimidad del gobierno universitario y aspiran a que, antes de concretarse la elección del rector, se reforme el estatuto de la UBA. “Vamos a hacer una consulta a toda la comunidad universitaria para saber si hay acuerdo para hacer una reforma estatutaria que democratice la universidad”, apuntó Vanella.
Las agrupaciones estudiantiles de izquierda se preguntan cómo bajarse ahora del conflicto que abordaron al forzar ya dos veces la suspensión de la elección. Pero las respuestas no son homogéneas. Hay una línea dura que, directamente, pretende disolver la asamblea universitaria. Otros sectores, en cambio, aceptarían que sesione la asamblea si la candidatura de Alterini es modificada y si las autoridades universitarias asumen el compromiso de reformar el estatuto. Esa diferencia interna se mantiene soterrada hasta ahora, para no debilitar la protesta y, también, para afrontar los cuestionamientos que arrecian desde el resto del movimiento estudiantil, del centroizquierda hacia el centro: no sólo de parte de las agrupaciones alineadas con la candidatura de Alterini, que quieren que sesione la asamblea, sino principalmente de las que le reclaman a la conducción de la FUBA que regularice la elección de autoridades, que se viene suspendiendo desde fines de 2004.
Candidato ratificado
En ese contexto, el bloque de radicales, peronistas y aliados que promueve a Alterini ratificó esta semana la candidatura. En al menos dos reuniones, los decanos de las ocho facultades le confirmaron su respaldo al titular de Derecho. Como informó Página/12 el martes pasado, en los últimos días, consejeros de Medicina y de Veterinarias empezaron a plantear, informalmente, críticas al mantenimiento de la candidatura, pidiéndole al postulante que “en beneficio de la UBA diera un paso al costado”.
En diálogo con este diario, los operadores de Alterini desestimaron el planteo. “Las facultades de Derecho, Económicas, Odontología, Farmacia, Psicología, Ingeniería y también Veterinarias y Medicina nos ratificaron su pertenencia al bloque y su apoyo a Alterini –se aseguró–. Es cierto que Medicina y Veterinarias son las facultades más permeables a las presiones del Gobierno, pero la candidatura se ratificó y no se cambia.” Otra fuente cercana al decano estimó que las críticas internas “también pueden ser una especulación de algunos actores relegados para posicionarse mejor dentro del bloque”.
De los dichos se desprende algo que ningún funcionario oficial ha afirmado explícitamente, pero que el entorno de Alterini da por hecho: aunque se ha declarado prescindente, el Ministerio de Educación preferiría otro candidato. En verdad, hasta ahora, además de agrupaciones universitarias y organismos de derechos humanos, la única crítica del ámbito político contra Alterini fue la pronunciada por el diputado kichnerista Carlos Kunkel.
Las interpretaciones se multiplican en ese clima. Un profesor y funcionario de Medicina comentó a este diario: “La facultad está en un brete. Fue una de las primeras en dar su apoyo a Alterini, pero ahora hay varios consejeros que creen que el costo a pagar si lo votan es demasiado alto. Aunque también saben que costó mucho esfuerzo lograr los acuerdos del bloque –dijo–. También influyen las presiones de Educación y de Salud. Aunque se gane, hay temor de que la gestión quede políticamente debilitada y con el Gobierno en contra”.
Desde Derecho, la contralectura indicó: “No podemos cambiar de candidato porque no hay ninguna razón válida y porque cualquier otro candidato del bloque asumiría debilitado de entrada”.
Mientras se aproxima el final del mandato del actual rector y de los miembros del Consejo Superior –será el próximo 7 de mayo–, autoridades y referentes de la universidad ya analizan cómo salir institucionalmente del conflicto si es que ninguna de las partes cede y la asamblea no puede sesionar.
Diversos sectores del bloque de Alterini, con escasas esperanzas de que el martes haya sesión, le endilgan la responsabilidad organizativa a Jaim Etcheverry y conjeturan que, de no haber elección, los nuevos consejeros superiores, tras asumir en mayo, deberán designar vicerrector y éste reanudar el proceso electoral. En ese nuevo consejo, el bloque de radicales, peronistas y aliados tendrá mayoría de representantes, una relación de fuerzas presente en la configuración –aún virtual– de la asamblea universitaria, pero ausente en el actual consejo.
KORNBLIHTT Y VILELLA PRESENTARON SUS PLATAFORMAS
Propuestas de dos candidatos
Después de las acusaciones, dos de los candidatos alternativos al bloque mayoritario de radicales, peronistas y aliados aliviaron la polémica y presentaron sus propuestas para la universidad:
“La universidad del siglo XXI necesita una segunda reforma”, postuló Fernando Vilella, cuya candidatura al rectorado se apoya en la Facultad de Agronomía, de la que fue decano durante los últimos ocho años. “El presente de la UBA se debate entre dos proyectos opuestos e irreconciliables... Una recreación del modelo iniciado en 1984, que durante 16 años, en nombre de la masividad, gratuidad y los valores democráticos (aspecto que compartimos e impulsamos), se constituyó en una suerte de comité partidario desatendiendo los problemas académicos... Esto se traduce en una visión cerrada que no tiene posibilidad de consenso con toda la comunidad de profesores, graduados y estudiantes. La prueba palpable de ello es la imposibilidad de realizar una asamblea democrática, legítima y abierta, que es la esencia misma de la universidad pública... La superación de esta realidad no requiere sólo de mayorías automáticas o de cuantificación de votos como pretenden algunos, sino que necesita un análisis mucho más profundo y sincero, el debate de ideas y programas, como debiera ser natural en una casa de altos estudios.”
En la perspectiva de Vilella, “en la UBA existen castas de profesores y graduados, que retaceando los llamados a concurso unos, y cerrando las posibilidades de empadronamiento otros, buscan preservar el statu quo”. Ante una “situación de profundo deterioro y crisis académica, ética y política”, el ex decano propone “la visión de una universidad científica, dotada de la capacidad necesaria para convertirse en el eje vertebral de un plan estratégico nacional”, “una segunda reforma universitaria, capaz de establecer parámetros verdaderamente democráticos en la elección de sus autoridades, directa, que no margine a los más de 40.000 docentes y auxiliares”, “que contenga los requerimientos de los estudiantes” e “incluya a los graduados en un rol más activo”.
Por su parte, el espacio de izquierda y centroizquierda construido por los decanos de las facultades Ciencias Sociales, Filosofía y Letras, Arquitectura y Ciencias Exactas, que postula como rector al investigador Alberto Kornblihtt, dio a conocer sus propuestas programáticas en un documento que incluye los siguientes puntos:
- Defender un modelo de universidad pública, estatal, gratuita, laica, abierta a la sociedad, autónoma, cogobernada y generadora de conocimiento.
- Priorizar la investigación y la formación de profesionales con pensamiento crítico.
- Recuperar el papel transformador de la universidad.
- Asumir y defender el carácter masivo de la UBA, íntimamente ligado a la gratuidad, como una realidad compatible con la calidad.
- Reclamar el presupuesto estatal adecuado para garantizar el funcionamiento de la UBA mediante la movilización pacífica.
- No aceptar condicionamientos de organismos de crédito internacional.
- Aumentar los subsidios y becas de investigación.
- Promover la derogación de la Ley de Educación Superior.
- Aumentar el número de docentes con dedicación exclusiva, regularizar los cargos interinos con concursos, tender a eliminar la figura de ad honorem.
- Revisar la adecuación y modalidad del CBC, preservando los cargos docentes.
- Constituir a la UBA en voz pública respecto de los grandes temas sociales y políticos.
- Desterrar los focos prebendarios y de negocios privados existentes.
- Promover la discusión abierta de la comunidad universitaria que siente las bases de una propuesta de reforma del estatuto.
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28 de noviembre de 2024