El kit para análisis de ADN fue desarrollado en la Argentina por el Laboratorio de Estudios Genéticos Aplicados de la Universidad de Quilmes “incluye los elementos para que la gente se tome las muestras en su casa, sin necesidad de venir”, explicó Diego Faccone, codirector del laboratorio. El dispositivo incluye una lanceta para extraer sangre del dedo y unas tarjetas de papel donde se preserva la gota de sangre. También hay hisopos estériles para hisopado bucal, que se efectúa en el lado interno de la mejilla.
“Hay gente que no quiere hacerles el pinchazo a los chicos, pero, siendo que la muestra tiene que viajar, la sangre se conserva mejor que el hisopado; por eso pedimos que envíen el hisopado por correo de 24 horas, para que no llegue a degradarse”, precisó Faccone. El kit se remite por correo común. “Lo hemos enviado a distintas provincias y a países limítrofes: recibimos casos de Chile, Uruguay y Paraguay.” El cliente no tiene obligación de identificarse y el resultado se recibe a vuelta de correo.
El laboratorio quilmeño, creado en mayo de 2002, acumula un total de 200 casos;, unos 70 de ellos se concretaron mediante el kit a domicilio, que empezó a utilizarse hace un año y medio. “El kit permite acercar el laboratorio a la casa. A una persona que vive en Jujuy, por ejemplo, podría serle imposible bajar a Buenos Aires a hacerse el análisis –fundamentó Faccone–. Pero también hay gente a quien venir al laboratorio le genera rechazo o le resulta persecutorio.”
En contrapartida, “otros prefieren ver el laboratorio; conocer a quienes van a efectuar el análisis les da más confianza”. Aun en estos casos, “a veces prefieren el anonimato; aunque vengan al laboratorio, pueden no dar sus datos personales”, señaló Faccone, que es licenciado en Biotecnología.
El análisis puede efectuarse sobre tres muestras –padre, hijo, madre–, pero la muestra materna no es imprescindible para estudiar la paternidad. Si el resultado de esta última es positivo, el informe dice: “La muestra 1 tiene una probabilidad mayor del 99,9 por ciento de ser el padre biológico de la muestra 2”. Si es negativo: “La muestra 1 no tiene relación biológica con la muestra 2”.
“En el 30 por ciento de los casos, la paternidad biológica no se ha verificado”, señaló Faccone y comentó que “detrás de cada caso hay un problema, y, con los resultados, constantemente se rompen y se generan familias; se rompen, a veces, cuando se revela el engaño; se generan, a veces, por compromiso, cuando se revela la verdad”.Un caso raro, pero emblemático, es el de “la mujer que ha venido a la toma de muestras en compañía de los dos posibles padres; están ahí los dos hombres, entre ellos hay miradas cruzadas, ella no sabe quién de los dos fue”. Otra vez, “el resultado fue negativo pero tanto ella como él, que habían venido juntos, se pusieron contentos: nos dimos cuenta de que el que había venido con ella era el amante, por eso se alegraban de que el hijo no fuera de él –recordó Faccone–. Más de una vez vienen con el amante a hacerse el estudio; aunque no lo digan, uno termina dándose cuenta”.
A veces, “son hombres que dudaron durante mucho tiempo y vienen cuando sus hijos ya no son tan chicos; a veces, el nacimiento del segundo hijo los decide a hacer el análisis también para el primero”. En algún caso, quien duda es el hijo: “Una chica sospechaba que la tía era su verdadera madre, porque se había enterado de que el padre había tenido una aventura con la tía. El análisis lo desmintió pero igual ella se fue sin estar convencida”.
Hay casos más patéticos que otros: “Había un hombre cuya ex esposa se había llevado al hijo a otra provincia. A él le había quedado sólo un diente de leche del chico, y lo trajo para el análisis de ADN: en estos casos, primero vemos si hay ADN en buenas condiciones para hacer el estudio. Algunos quieren sacarle pelos al hijo para la muestra, pero generalmente los pelos no están bien tomados, porque tiene que estar la raíz”, observó el biotecnólogo. En el caso del diente, la paternidad biológica fue confirmada.
Muchas veces la que impulsa el estudio es la abuela paterna: “En general, piensan que la nuera, esa chica con la que anda el hijo, está tratando de encajarle un chico que no es de él. Entonces, es la abuela la que llama al laboratorio, lo convence al hijo y después vuelve a llamar, ansiosa por conocer el resultado, que demora 25 días. Bueno, es común que los que consultan se desesperen por saberlo”. Y el caso más frecuente “es cuando, al recibir los resultados del estudio, la mujer le increpa al hombre: ‘¿¡Ves que era tu hijo!?’. Se ve que él la había presionado con sus celos hasta que ella aceptó el análisis”, contó el biotecnólogo.