* Ingeniería. Como informó este diario, el consejo directivo de la Facultad de Ingeniería inició, por tercera vez, el proceso para destituir al decano Bruno Cernuschi Frías. Tras aceptar las acusaciones, el consejo le dio diez días para hacer su descargo, plazo que vence la próxima semana. Pero el trámite no parece sencillo. Por un lado, para el centro de estudiantes de Ingeniería y para la FUBA, la sesión donde se cursó la acusación contra el decano no fue válida. Por otro lado, la nueva crisis de esa facultad avivó las diferencias dentro del gobierno universitario. De hecho, así lo atestiguó la última reunión del año del Consejo Superior de la UBA, cuando desde el claustro de profesores y la mayoría estudiantil se intentó detener el proceso contra Cernuschi. “Está todo preparado para que, cuando volvamos a reunirnos en marzo, haya otro decano en Ingeniería. Tenemos que evitar que eso ocurra entre gallos y medianoche, con las facultades vacías”, planteó Pablo Volkind, consejero estudiantil.
Sin embargo, por diferentes razones, esa postura no predominó. El rector Guillermo Jaim Etcheverry –que en junio defendió la restitución de Cernuschi– admitió que la facultad puede llevar adelante el proceso de remoción, y avisó: “Si después se lesionan intereses, entiendo que este Consejo Superior estará habilitado para volver a actuar”, tal como hizo en junio al reponer al decano removido tres meses antes. Dejando de lado enfrentamientos que ya son personales, el resultado de la puja en Ingeniería definirá hacia dónde van los votos de esa facultad en las elecciones de 2005.
* Fondos. En las últimas semanas se abrió un foco de tensión entre funcionarios del Rectorado y consejeros superiores en torno de la administración de unos cuantos millones de pesos. Todo empezó con un pedido de informes presentado por la mayoría de graduados (radicales, justicialistas, ex frepasistas y otros), cuya respuesta oficial dejó insatisfechos a decanos de diferentes sectores. “Quisimos saber qué estaba haciendo la UBA con lo que ahorró al pagar menos aportes patronales. El secretario de Hacienda informó que, entre 2001 y 2003, se habían ahorrado unos 24 millones y se habían usado para compensar la subejecución presupuestaria de esos años. Pero una simple cuenta hacía pensar que era más plata –planteó el consejero José Luis Giusti–. Después, el secretario aclaró que eran unos 56 millones. Pero sigue sin quedar claro para qué se usaron, porque siempre se dijo que la subejecución se cubrió con los 89 millones que dejó Shuberoff (Oscar, ex rector) en una cuenta de la UBA. La cuestión de fondo es que, para cualquier uso que se le haya dado a los ahorros, esa decisión debería haberla tomado el Consejo Superior y no un funcionario”, agregó Giusti, ex Franja Morada y ex secretario de Hacienda de la UBA. El planteo de los graduados involucra también a los recursos propios supuestamente generados este año por el Rectorado: en los papeles suman 70 millones, pero en realidad no alcanzarían a 20.
Si bien los consejeros aclararon que no creen que alguien se haya quedado con dinero público, recalcaron que “los fondos fueron gastados sin respetar los procesos formales que debe seguir la universidad”, según dijo la consejera Gabriela Nasser. Haya o no intencionalidad política en el cuestionamiento de los graduados, es claro que la transparencia en el manejo de los recursos es uno de los objetivos centrales de la gestión de Jaim Etcheverry y, en ese sentido, este conflicto inquieta al Rectorado.
* Carrera. Las elecciones de claustros y, luego, de decanos serán en el segundo semestre de 2005. Y recién en 2006 será elegido el próximo rector de la UBA. No obstante, hace una semana, mientras la mayoría de profesores empezaba a exhibir abiertamente algunas diferencias con el rector –después de impulsar su elección en 2002– y le reclamaba la convocatoria a una asamblea para reformar los estatutos de la UBA, Jaim Etcheverry, al hacer un balance público de su gestión, dejaba entrever su intención de seguir en el cargo otros cuatro años, aunque no a cualquier precio.
La postura de los profesores y decanos de mayoría hoy no es homogénea. Por el momento, algunos promueven la reelección de Jaim Etcheverry, pero otros piensan desde hace algunos meses en una candidatura alternativa: se analizan varios nombres, entre ellos el de Aníbal Franco, ex decano de Veterinarias, cuya filiación peronista podría cosechar apoyos internos y externos. Por su lado, los sectores más afines al radicalismo, sumados a grupos independientes y ex frepasistas, entre otros, se descuenta que tendrán su propio candidato. Aunque falta mucho y aún puede ser reelegido en su facultad, serias chances tiene el decano de Derecho, Atilio Alterini. Inversamente, y para complicar un poco más el escenario, hay varios decanos postulables ya que, dentro de un año, habrán cumplido su segundo mandato en sus respectivas facultades y, por estatuto, no podrán aspirar a otra reelección.
El reclamo no docente
Los trabajadores no docentes de la UBA están reclamando el pase a planta permanente de todo el personal contratado en forma temporaria con más de seis meses de antigüedad. El reclamo ya lleva varios meses y se concretó en un proyecto presentado ante el Consejo Superior de la universidad. Sin embargo, en la última sesión del año, el miércoles pasado, volvió a postergarse su tratamiento y quedó para el año que viene. Cuando la propuesta estudiantil de incorporarlo al orden del día fue rechazada, los numerosos no docentes presentes en la sala de Viamonte 444 hicieron oír sus protestas gritando y cantando. Según los dirigentes de la comisión interna del Rectorado, la condición de contratados temporarios deja en situación de precariedad laboral a unos 500 empleados de esa unidad.