Según la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), los ciclos de conocimientos básicos buscan atender dos problemas clave: el ingreso en la universidad y la retención de los estudiantes, cuya mayor deserción se registra justamente en los primeros años de cursada. “Más allá de los problemas originados en los niveles anteriores (escuela básica y media), la propia universidad debe crear las condiciones para que la modalidad de los dos primeros años facilite el acceso y la retención, atienda a la formación básica de manera adecuada y facilite la movilidad de los estudiantes”, detalla el plan de políticas públicas presentado por la SPU.
“El objetivo es desarrollar un abordaje de las disciplinas a través de las cuestiones troncales y permitir que los estudiantes definan su especialización cuando estén más avanzados en la carrera”, dijo a Página/12 Juan Carlos Pugliese, titular de la SPU. “También queremos reducir la altísima deserción que se produce en primer año.” Para eso, se supone que los cursos darán fuerte formación básica, con procesos de enseñanza centrados en los problemas del pasaje y la inserción en la universidad.
Los ciclos comunes que ahora comienzan a instrumentarse integran un programa lanzado por la cartera educativa en 2002. De los diez proyectos entre universidades presentados entonces, ocho fueron aprobados y recibieron financiamiento. A su actual etapa final sólo llegaron cuatro, después de que especialistas de las facultades involucradas trabajaran para acordar los contenidos mínimos y compatibilizar los planes de estudios de las diferentes carreras. El más avanzado es el proyecto “Ciclo inicial común en ciencias básicas: química y biología”, conformado por las casas de estudios de Córdoba, San Luis y el Litoral. Antes de fin de año los estudiantes podrán empezar a inscribirse para cursar en 2005.
Ayer, en San Juan, autoridades académicas y del ministerio participaron de la firma del convenio de articulación entre la universidad local y las de Cuyo y La Rioja (a las que pronto se agregará San Luis) para que las ingenierías de la región tengan un curso inicial común, cuya inscripción será el año que viene. En este caso, a los objetivos detallados se suma la pretensión de las universidades y la SPU de reducir la duración real de las carreras de ingeniería, que hoy ronda los ocho o nueve años, frente a una duración teórica de cinco. Finalmente, en las próximas semanas quedarán listos los restantes dos ciclos comunes: uno compartido por quince carreras de ciencias económicas de Entre Ríos, Nordeste, Misiones y Santiago del Estero, y el otro ciclo que nucleará a 29 ingenierías de Misiones, Jujuy, Salta, Nordeste, Santiago, Catamarca, Córdoba, La Rioja y la UTN. También inscribirán alumnos en 2005.
Los estudiantes podrán empezar a estudiar en cualquiera de las facultades implicadas y, recién tras concluir el ciclo de dos años, tendrán que decidir qué especialización prefieren. En muchos casos, esto permitirá que permanezcan más tiempo en sus ciudades o pueblos de origen. Al finalizar el ciclo recibirán un certificado que los habilitará para cursar, en cualquiera de las universidades, cualquiera de las carreras incluidas en el programa. Además, la creación de los ciclos promovería una reforma de la organización académica, según Pugliese. “Con la estructura de cátedras, resulta muy difícil promover a los jóvenes docentes capacitados, porque los lugares ya están ocupados. Con la apertura de áreas y departamentos se va a romper una estructura que responde a un modelo fuertemente profesionalista de la universidad.”
“Mercantiliza el conocimiento”
“Bajo el fundamento falaz de reducir la deserción, se propone la implementación de ciclos generales de conocimientos básicos, que no es otra cosa que el acortamiento y empobrecimiento de los contenidos de las actuales carreras de grado. Tendiendo, de esta manera, a que la formación especializada se concentre en los posgrados actualmente arancelados, mercantilizando así el conocimiento y restringiendo aún más las posibilidades de que los sectores más desfavorecidos puedan acceder a él.” Con ese y otros argumentos, profesores, investigadores, agrupaciones y estudiantes de diferentes sectores de las universidades de Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata critican la política universitaria impulsada por el Ministerio de Educación, a la que consideran continuadora de las políticas neoliberales (reciben adhesiones en noalareformapugliese@yahoo. com.ar). En diálogo con este diario, el propio Juan Carlos Pugliese, secretario de Políticas Universitarias, aseguró: “Eso no tiene nada que ver con nuestra propuesta”.