Leímos con asombro la columna de opinión de Andrés E. Carrasco, ex presidente del Conicet, publicada el 22 de junio pasado. El ex funcionario, que formó parte de una administración pasada que sólo merecería ser recordada para no repetir errores en el futuro, dice refiriéndose al Conicet: “Hoy sólo una perversa estructura de poder”. Pese a su incomprensible actitud, la realidad es que el Conicet es el principal organismo ejecutor de las políticas nacionales de ciencia y tecnología (CyT) y está actualmente en una etapa positiva de replanteo para su crecimiento, con la incorporación de sangre joven esencial para el óptimo funcionamiento. ¿Qué otro sector del Estado tiene un sistema de control de desempeño continuo realizado por pares, que puede llevar a la pérdida del cargo? También dice Carrasco: “El Presidente debería tomar nota de esto, en la ciencia argentina sobra burocracia, endogamia, impunidad, rasgos autoritarios y delirios privatistas capaces de jaquear las mejores intenciones”. Sinceramente, es tan alejado de la realidad actual que no sabemos si vale la pena responder. Sin embargo, aclaremos que los organismos de CyT tienen en promedio mucha menos burocracia que otros organismos públicos y en relación con la “endogamia”, hace tiempo que la CyT en nuestro país comenzó a acercarse a las necesidades concretas de la sociedad, actualmente con mucha más fuerza y potenciado por el estilo de la actual administración de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt) y del Conicet. Cuando dice “impunidad, rasgos autoritarios”, no sabemos si se refiere a hechos históricos ocurridos durante la dictadura militar o cuando dice “privatistas”, si se refiere a la década del ‘90. Por supuesto que en todo sector hay siempre necesidad de mejoras, pero las mejoras se logran construyendo sobre lo que ya existe, no destruyendo.
Consideramos que en este momento de la CyT argentina se está trabajando en positivo, como rara vez ocurrió en el pasado, debido entre otras cosas a cambios concretos ya implementados por la actual administración de la Secyt y por la implantación de un moderno estilo de consulta con la comunidad científica. Entre estos cambios cabe destacar los nuevos instrumentos de financiación (PME y PAV) y la potenciación de los tradicionales (PICT, PID, ANR, etc.). Finalmente, queremos resaltar que el camino emprendido por la actual administración apunta en la dirección correcta, y muchas de las acciones emprendidas nos indican que vamos hacia esas reformas anheladas por la sociedad. Por ello, debemos aprovechar este estilo de diálogo que abrieron las actuales autoridades de la Secyt para acercar ideas y críticas constructivas, con el fin de consensuar y promover las transformaciones en curso. Así, entre todos, lograremos promover de manera inédita a la CyT como herramienta clave para el bienestar presente y futuro de nuestro país.
* Investigador de la CNEA, miembro de la Mesa de CyT del Diálogo Argentino.